Publicado: octubre 19, 2025, 3:00 am
En medio de una creciente tensión geopolítica, y tras la revelación de ‘The New York Times’ de que Donald Trump ha autorizado operaciones encubiertas de la CIA para derrocar a Nicolás Maduro , destacando que ya hay 10.000 soldados estadounidenses en bases de Puerto Rico , crece la expectación sobre cuál será el próximo paso de Washington. Ante la incertidumbre, el Centro de Estudios Estratégicos e Internacionales (CSIS) remarca en un informe sobre las capacidades que EE.UU. ha desplegado en América Latina y el Caribe que estos movimientos «son más que una simple demostración de fuerza». Y destaca el resurgir de la importancia de Puerto Rico como lugar desde el cual varios activos estadounidenses pueden alcanzar Venezuela. Mientras la fuerza militar de Venezuela vuelve a estar bajo escrutinio. Y es que t ras el despliegue de buques estadounidenses cerca del Caribe en una operación antidrogas, el presidente Nicolás Maduro respondió con una demostración de fuerza simbólica : ordenó la movilización de supuestamente más de 4,5 millones de milicianos chavistas en todo el país, acusando a EE.UU. de preparar una agresión injustificada. «El imperio se volvió loco», declaró el mandatario. En esa línea, medios como Reuters han apuntado que no está claro exactamente cómo la presencia militar estadounidense perturbaría el tráfico de drogas. Entre otras cosas porque destacan que la mayor parte del tráfico de drogas por mar viaja a Estados Unidos a través del Pacífico, no del Atlántico, donde están las fuerzas estadounidenses, y gran parte de lo que llega a través del Caribe lo hace en vuelos clandestinos. Mientras, el presidente venezolano ha llamado a un proceso de alistamiento nacional y ha exhortado a «todo el pueblo que quiera alistarse y ponerse en filas». «Venezuela volverá a triunfar sobre todas las amenazas extravagantes, estrafalarias y criminales del imperialismo norteamericano. Nervios de acero, calma y cordura, y máxima unión popular-militar-policial» , expresó. Pero más allá de la retórica, ¿cuál es la verdadera capacidad militar de Venezuela hoy? Según el Military Power Ranking 2025, Venezuela ocupa el puesto 52 a nivel mundial. Mientras que en el ranking 2025 de Global Firepower, ocupa el puesto 50, le preceden Brasil, Argentina, Colombia y Chile o Perú. Y es que si bien el país venezolano mantiene una de las fuerzas armadas más grandes de América Latina en términos de personal, su poder militar efectivo ha sido severamente afectado por el colapso económico, la corrupción estructural y una infraestructura deteriorada. Mirada más de cerca, las fuerzas terrestres en Venezuela están compuestas por: En teoría, este arsenal posiciona a Venezuela como una potencia militar considerable en Sudamérica. Sin embargo, el mantenimiento deficiente, la obsolescencia de equipos y la escasez de piezas han dejado gran parte de este material en estado inoperativo o encallado. Muchos aviones, buques y vehículos blindados están fuera de servicio o han sido canibalizados para repuestos. Desde Military Power Ranking explican que el poder militar venezolano no está diseñado para campañas externas sostenidas, sino para resistir amenazas internas y disuadir intervenciones extranjeras. Su doctrina militar gira en torno: Pese a su tamaño, las webs especializadas en defensa destacan que: Venezuela mantiene vínculos estrechos con Rusia, China e Irán, que han suministrado armamento y asesoramiento técnico. La cooperación con Cuba también ha sido clave en la formación doctrinaria y en operaciones de seguridad interna. Sin embargo, estas alianzas no han compensado la falta de una industria de defensa nacional ni el deterioro logístico que sufre el país desde hace más de una década. Históricamente, la experiencia militar venezolana se ha centrado más en conflictos de baja intensidad, represión interna y defensa del régimen que en la guerra convencional. La conclusión es que estamos ante una fuerza militar con poder simbólico, no estratégico. Venezuela sigue siendo un Estado militarizado, pero no militarmente poderoso. La posición 52 en el ranking global refleja su realidad: un ejército numeroso y leal al gobierno, pero sin capacidades modernas para una guerra convencional. Su fortaleza reside en el control interno, la movilización masiva y la resistencia prolongada, más que en la proyección de poder o la defensa territorial efectiva ante una fuerza externa bien equipada. En caso de conflicto con una potencia extranjera, Venezuela podría resistir por tiempo limitado a través de tácticas irregulares, pero carece de los medios para sostener una guerra de alta intensidad. Su estrategia se basa en la supervivencia del régimen, no en la victoria militar. «Su doctrina de defensa asimétrica y supervivencia le otorga utilidad para resistir cambios …con respaldo extranjero, pero no para ejecutar campañas militares sostenidas o decisivas», concluyen los expertos de Military Power Ranking.