Publicado: octubre 7, 2025, 6:00 am
Hace unos 45 años, Península Valdés comenzaba su desarrollo turístico gracias al avistaje de la ballena franca austral. Desde ese entonces, la actividad creció y se consolidó, convirtiéndose en un verdadero imán para los visitantes de todo el país y del mundo, que llegan entre junio y diciembre. Ahora, una iniciativa de científicos del Centro Nacional Patagónico (Cenpat, Conicet) y de la Universidad Nacional de la Patagonia San Juan Bosco contribuirá para que en Chubut se puedan ver ballenas todo el año.
Hace algunos años, numerosos cetáceos empezaron a aparecer frente a la costa del Golfo San Jorge, entre las localidades de Comodoro Rivadavia y Rada Tilly. “La presencia de cetáceos se ha incrementado en los últimos años en este golfo, especialmente los rorcuales (ballenas). Más del 90% de los animales avistados pertenecen a la ballena sei (Balaenoptera borealis), y para tener una idea de la cantidad de animales que pueden ser avistados, a ojo desnudo, desde el acantilado de Punta Marqués pueden observarse hasta 70 ballenas”, aseguró Mariano Coscarella, investigador del Conicet en el Centro para el Estudio de los Sistemas Marinos (Cesimar, Conicet).
Especie en peligro de extinción, estos últimos años la población de ballena sei está en crecimiento. Los científicos estudiaron sus movimientos, procedencia, durante qué época se quedaban en el golfo y cuál era el motivo de su estancia en aguas chubutenses. “Fuimos anexando más información, hicimos estimaciones de abundancia con transectos aéreos, incorporamos rastreadores satelitales y nos encontramos con que vienen a comer bogavante, un crustáceo similar a la langosta”, indicó Coscarella. Gracias a una serie de vuelos entre noviembre de 2021 y mayo de 2024, notaron que, en temporada baja (de octubre a abril) y en una zona de unos 5 mil kilómetros cuadrados, había unos 700 animales. Y, más aún, cuando realizaron la estimación de abundancia en temporada alta (entre abril y junio), notaron la presencia de unas 2.700 ballenas sei.
Así surgió la iniciativa de impulsar avistajes en las costas de Comodoro Rivadavia y Rada Tilly. “Contamos con el apoyo de ambos municipios, y del Ministerio de Turismo y Conservación de Áreas Protegidas de la provincia, recibimos financiación privada de muchas instituciones y encontramos cuatro prestadores dispuestos a ofrecer paseos náuticos”, contó Coscarella, que los hizo parte del proyecto de investigación. Agregó que, si bien en Chubut hay prestadores turísticos con mucha experiencia en avistajes de ballenas en Península Valdés, en Comodoro Rivadavia la situación es muy distinta, porque la economía depende casi exclusivamente de la industria petrolera.
Otra cuestión fundamental para considerar en estas latitudes, mucho más al sur de la provincia, es cómo aproximarse a la ballena sei sin perturbarla, ya que su comportamiento es muy diferente al de la ballena franca austral. “La ballena sei es muy rápida. No salta ni hace despliegues aéreos. No levanta la cola cuando se sumerge. Sin embargo, es posible acercarse tanto como a las francas”, dijo Coscarella.
Catalogada como la tercera especie de ballena más grande, es de color gris oscuro en el dorso y tiene manchas más claras en la parte inferior. Vive hasta los 50 o 70 años, mide hasta 15 metros y pesa hasta 70 toneladas. La garganta y el pecho son muy característicos, con alrededor de cincuenta surcos ventrales cortos que corren a lo largo de su longitud, y con placas barbadas oscuras que tienen flecos internos pálidos y sedosos. Se alimentan de copépodos, krill, otros crustáceos y peces. Y, desde que cumplen diez años, paren –en promedio– una cría cada tres años. Se las llama así porque en noruego “sei” significa abadejo y se la veía en las costas nórdicas cuando había muchos abadejos.
En relación a la posibilidad de avistarlas, Coscarella aclara que, por el momento, por la evaluación de impacto ambiental y porque hay que cumplir con ciertos requisitos, la habilitación que tienen los prestadores en Comodoro Rivadavia y Rada Tilly es para hacer paseos náuticos y no avistajes, como en Valdés. Es decir, ofrecen un recorrido fijo, sin ir a buscar a las ballenas, aunque eventualmente pueden toparse con ellas en esos recorridos. Aunque estiman que en un tiempo sí se podrán hacer avistajes como los de Valdés. De todas maneras, la gran novedad es que al tener ballenas sei entre enero y junio en Comodoro Rivadavia, y ballenas francas de junio a diciembre, en Valdés, la provincia del Chubut es un sitio de ballenas durante todo el año.