Publicado: octubre 1, 2025, 10:05 pm
PARÍS.– “Debemos mantener seguros nuestros cielos”. Las palabras pronunciadas este miércoles por el secretario general de la OTAN, Mark Rutte, sonarían bastante obvias si no hubieran sido dichas en un lugar poco habitual. Por primera vez, un jefe de la Alianza Atlántica (OTAN) participó en una cumbre de la Unión Europea (UE). Señal de que garantizar la seguridad militar representa ya la primera preocupación en el Viejo Continente.
Mientras los misteriosos sobrevuelos de drones se multiplican sobre los países de la cuenca del mar Báltico, los europeos, reunidos en Copenhague, debían examinar varios proyectos para intentar protegerse, a la luz de la experiencia acumulada por Ucrania.
A lo largo de toda su frontera oriental de 3400 kilómetros de longitud, desde el sur de Polonia hasta el norte de Estonia, la Unión Europea quiere edificar un “muro antidrones”. El proyecto es descrito por la Comisión Europea (CE) en una hoja de ruta publicada el lunes último como “una zona multicapa y profunda de sistemas tecnológicamente avanzados, dotados de capacidades antidrones interoperables».
Por otra parte, no es casualidad que los servicios de seguridad e inteligencia de medio continente colaboraran con las autoridades danesas para garantizar la tranquilidad del Consejo Europeo extraordinario de este miércoles. Para reforzar el control del país escandinavo llegaron tropas y técnicos de Francia, Alemania, Polonia y también de Estados Unidos. Prueba de que la alarma es seria.
Sobrevuelos
Desde hace varios días, Dinamarca es blanco de repetidas violaciones de su espacio aéreo. Se produjeron varios sobrevuelos de drones “de gran tamaño” sobre aeropuertos civiles que perturbaron el tráfico aéreo, pero también sobre varios sitios militares, a veces durante varias horas, sin ser derribados. También se han confirmado intrusiones en las últimas semanas en Alemania, Noruega, Polonia y Rumania.
Esos drones no son todos iguales: los que sobrevolaron Dinamarca, Alemania y Noruega parecían destinados a recopilar inteligencia. Si hasta la fecha las autoridades no han podido decir de dónde provenían, rápidamente señalaron a Rusia. Destinados a bombardear objetivos, los aparatos caídos en territorio rumano o polaco presentan por su parte las características de pequeños misiles, con un costo mucho menor. Para las autoridades locales, su origen ruso no plantea ninguna duda.
El ejecutivo europeo debía someter a estudio este miércoles a los 27 miembros el bloque el plan para construir ese “muro de drones”. El proyecto final será presentado antes de noviembre y detallado en la primavera boreal. Se trata, sin embargo, de una operación complicada que no hace la unanimidad de los Estados miembros.
El plan
“Hemos convocado esta reunión para analizar la situación de seguridad en la Unión Europea y, por supuesto, escuchar opiniones. Preservar la paz siempre ha sido una tarea fundamental para nosotros”, explicó la presidenta de la Comisión, Ursula von der Leyen. A su juicio, la UE necesita “proyectos emblemáticos de defensa”. «En el flanco oriental hay que actuar ahora. Europa debe proporcionar una respuesta fuerte y unida a las incursiones de los drones rusos”, precisó.
En claro, se trata de combinar radares, drones de observación, pequeños misiles o sistemas láser, todo conectado a un centro de mando común. El objetivo será vigilar estrechamente la frontera para detectar cualquier dron en aproximación, ser capaz de seguirlo y destruirlo si es necesario. El proyecto también prevé drones capaces de realizar ataques terrestres.
Más globalmente, la hoja de ruta presentada por la Comisión busca reforzar la defensa europea para hacer frente a una posible agresión rusa antes de 2030. Pero el documento también precisa que “teniendo en cuenta el reciente aumento de las violaciones del espacio aéreo de Estados miembros”, el proyecto del muro europeo antidrones “requiere una urgencia particular”.
Los drones se han convertido en una herramienta esencial en la guerra moderna, como lo demuestra la evolución del conflicto ucraniano. Y, precisamente, los europeos cuentan con Kiev para compartir su experiencia en la materia.
En una especie de inversión de roles, son ellos quienes piden ayuda a Ucrania. Kiev ha desarrollado recientemente varias tecnologías eficaces contra los drones rusos: sensores sonoros que permiten detectar su trayectoria, pequeños drones antidrones para destruirlos en vuelo. Ucrania, que produce estos equipos en gran cantidad para el frente se dice, además, dispuesta a autorizar ventas de exportación a sus aliados.
El próximo objetivo
Principal blanco de esos drones, Kiev advierte constantemente sobre los peligros de esos artefactos para Europa. Después de haber anunciado en X que Italia “puede ser el próximo objetivo”, el presidente de Ucrania volvió al tema esta semana en un videomensaje: “Tenemos información de inteligencia que demuestra cómo los rusos están usando sus petroleros para lanzar y controlar los drones que vuelan sobre los países europeos”, dijo.
“Esta es otra razón por la cual el mar Báltico y otros mares deberían estar prohibidos a los buques cisterna rusos, al menos para la flota fantasma”, precisó.
Y, justamente, ¿qué hacía el capitán del “Pushpa” en las fronteras marítimas de Francia, desde el domingo último, fecha en la que fue avistado? Ese petrolero de 244 metros de eslora hacía maniobras en el océano Atlántico, frente a Saint-Nazaire (Loira Atlántico), teniendo mucho cuidado en mantenerse a poco más de 12 millas náuticas de la costa, que es el límite de las aguas territoriales francesas. Finalmente, el barco fue “abordado” este miércoles, y su capitán detenido, según informaron fuentes militares francesas.
Si ese barco genera tanta intriga es, primero, porque forma parte de la “flota fantasma” rusa, gracias a la cual Moscú elude las sanciones internacionales para vender su petróleo. Pero también porque se sospecha que tuvo un papel en el misterio de los drones que sobrevolaron Dinamarca.
En todo caso, el muro antidrones no hará todo. Deberá ser complementado con misiles de largo alcance, aviones, satélites. Equipos que también figuran en la hoja de ruta de la Comisión, en el marco de un futuro “escudo espacial y aéreo”. Un muro, por alto que sea, no sirve de nada contra drones que despegan desde barcos en el mar Báltico. Pero este futuro muro podría al menos evitar las intrusiones directas. En este sentido, está destinado tanto a reforzar la postura de los europeos como a tranquilizar a las opiniones públicas.
Para el secretario general de la Alianza Atlántica, “la iniciativa del muro de los drones es excelente”. “En Polonia y Estonia está claro que fueron los rusos”, dijo. Señal de que la UE y la OTAN pueden avanzar juntas. Para los servicios de inteligencia de Moscú, por el contrario, los servicios secretos ucranianos estarían preparando “una provocación clamorosa en Polonia”, con un ataque con comandos y drones sobre “infraestructuras críticas” para culpar a Rusia y Bielorrusia y arrastrarlas a la guerra con la OTAN.
Para el investigador Etienne Marcuz, las incursiones sobre el oeste de Europa se intensificarán.
“Rusia está probando el dispositivo y busca conocer sus puntos débiles. No está en condiciones de enfrentar a la OTAN unida. Por lo tanto, será una campaña a largo plazo. Por eso, los aliados deben ponerse de acuerdo desde ahora sobre las maneras de reaccionar frente a este tipo de eventos tanto clandestinos como no clandestinos, como los MiG-31. Pero esta no es la cúspide de la crisis. Esta se intensificará, y su intensificación dependerá de la cohesión y la firmeza de la Alianza Atlántica. Firmeza no significa declaración de guerra. La línea divisoria es por lo tanto estrecha. No se debe avivar las brasas, ni parecer débil. La respuesta deberá estar bien calibrada”, afirma.
Por su parte, Donald Trump consideró el martes de la semana pasada que los países de la OTAN deberían derribar los aparatos rusos que violen su espacio aéreo.
-¿Cree que los países de la OTAN deberían derribar los aviones rusos si entran en sus espacios aéreos?, le preguntaron al margen de la Asamblea General de las Naciones Unidas en Nueva York.
–“Sí, lo creo”– respondió.