Publicado: septiembre 27, 2025, 6:00 am
Parecía algo casi demodé, pero de un tiempo a esta parte las cosas comenzaron a cambiar. Salir a comer y cruzarse con música en vivo ya no es patrimonio de los lugares más clásicos y tradicionales, sino que es una experiencia buscada. Bares y restaurantes de distintos estilos apuestan por sumar guitarras, pianos o bandas en sus salones y terrazas. Y el público responde. Lo que antes sonaba a rutina de bodegón se transformó en un plan cool, de esos que marcan agenda, donde gastronomía, coctelería y música se disfrutan en simultáneo.
1. Lucrecia
De los primeros en marcar tendencia y convertirse en furor, Lucrecia pasó de ser una vinoteca con una sólida propuesta gastronómica a convertirse en sinónimo de piano bar en Chacarita. Lo que comenzó como una idea tímida en un momento bajo de la temporada, se transformó en fenómeno: un ciclo en el que el público canta alrededor de un piano, que se viralizó en TikTok y explotó hasta desbordar la vereda. “El verano pasado pensamos distintas opciones para aprovechar mejor el espacio, probamos varias y ganó la música. Empezamos con piano abierto los miércoles y después contratamos a Joaco Burgos para una fecha más organizada. Esa noche se llenó la vereda y vimos el verdadero potencial que tenía la propuesta”, cuenta Santiago Kelly, uno de los cuatro dueños. Hoy, con reservas y dos días de función fija (martes y miércoles) el ritual ya es parte del ADN del bar.
Lo interesante es que el fenómeno excede a la música, convirtiéndose en un acontecimiento social que cruza generaciones y rompe cualquier promedio de edad. En los primeros meses, la viralización en redes trajo adolescentes de 16 que se mezclaban con grupos de 60 y pico; hoy predomina un público mayor de 30, aunque siempre aparece alguien para desordenar las estadísticas. “Es una ceremonia única: cantás a los gritos con extraños, o alguien que pasa por la ventana, entra y se suma a tocar. Es algo simple en tiempos en los que todo parece complicado. Ver a todos unidos cantando canciones de hace 40 años es pura inspiración”, resume Kelly.
- Av. Jorge Newbery 3519, Capital Federal. IG: @lucreciavinos
2. Centro
En una de las esquinas más lindas de Caballito, Centro se volvió un punto de encuentro donde la cocina de estación y la música en vivo van de la mano. Desde su apertura en 2023, el restaurante se propuso trabajar con productos orgánicos y de temporada, una filosofía que se refleja en cada plato. Pero lo que terminó de darle identidad fue la apuesta por los jueves musicales: shows en vivo desde las 20, con géneros que cambian cada semana y que se convirtieron en imán para quienes buscan algo más que sentarse a cenar. “Hoy la gente ya viene especialmente porque sabe que hay música, tenemos un repertorio que va desde rock nacional e internacional, jazz y bossa nova hasta flamenco”, explica Romina Marizza, gerenta del restaurante.
La experiencia no se queda en el escenario: cada jueves la carta se adapta al género musical, con platos temáticos que van desde coixinhas y feijoada brasileña para la noche de bossa nova, hasta tapeos españoles cuando toca el flamenco. El resultado es un cruce de sabores y sonidos que redefine la salida nocturna. “Sin dudas la gente está buscando algo más que solo salir a cenar: quiere pasar un momento distinto, con buena música en vivo y a veces también con la posibilidad de cantar”, resume Marizza. En un edificio art déco de 1940, con ambientación cálida y contemporánea, Centro logra conjugar la tradición porteña con un aire cosmopolita.
- Aranguren 928, Capital Federal. IG: @centro_restaurante
3. Congo
En pleno Palermo, Congo tiene una larga historia de música en vivo. De hecho, se consolidó como un club cultural que combina gastronomía, coctelería y una programación musical que no descansa. Los miércoles a las 21 se volvió tradición la Latin Jam, una orquesta de salsa y latin jazz en vivo. Una vez por mes se suman distintos ciclos de vinilo como «After Forever» con Cobra Rod de Poseidotica, «Hit Me Baby» con Rudie Martínez de Adicta y «Groove Nights» con Hugo Lobo de Dancing Mood. A eso se suman propuestas especiales como la Feria de Vinos en el jardín, donde se presentaron invitados de lujo como Martín Buscaglia, Diosque o Kevin Johansen. Y durante el resto de la semana, de miércoles a domingo, el espacio mantiene una programación variada de música en vivo y DJs de todos los estilos.
La curaduría responde a la identidad de Congo y a su hermandad con La Tangente, aunque también colaboran con productores y artistas externos. El escenario vio pasar nombres consagrados y emergentes: desde Los Nuñez, Nina Suárez, Vale Acevedo, Axel Krygier o Pipi Piazzolla, hasta proyectos nuevos como Ekathe, Moah y Savia. “Nos interesa que la música esté en el centro de lo que hacemos porque es lo nuestro desde siempre”, explican desde la organización. Y agregan: “En Buenos Aires es inagotable la cantidad de músicos y DJs ávidos de tocar en nuevos espacios. También está el auge del coleccionismo de vinilos y de los lugares de escucha: se vuelve a valorar el ‘disco completo’ frente al formato playlist. La música siempre es un buen motivo de reunión”, sintetizan.
- Honduras 5329, Capital Federal. IG: @congobuenosaires
4. Copetín
En el corazón de Devoto, Copetín se presenta como un espacio vintage que apuesta por recuperar el ritual del encuentro con música en vivo. Con eso en mente, este año lanzó “Entre Cuerdas”, un ciclo de jueves a la noche pensado para disfrutar de conciertos acústicos en un formato íntimo y cercano. La propuesta nació con la idea de que la música sea parte de la experiencia gastronómica: melodías en vivo que se entrelazan con cócteles, vermuts clásicos y platos para compartir. El resultado es un clima relajado que invita a quedarse, cantar bajito o dejarse llevar por artistas en ascenso.
La primera edición de “Entre Cuerdas” arrancó con Sofía Verna y Mateo Vega, dos jóvenes talentos que dieron inicio a un ciclo que promete noches memorables. Con reservas exclusivas por WhatsApp y capacidad limitada, Copetín convierte cada jueves en una cita buscada. En sus mesas desfilan picadas con vitel toné y berenjenas al escabeche, pizzas napoletanas, sándwiches de pan de pizza y platitos pensados para acompañar la velada. Todo en una esquina con aire de barrio.
- Fernández de Enciso 4370, Capital Federal. IG: @copetindevoto.
5. Pimentón
Nacido como un restaurante de amigos, Pimentón se consolidó como un lugar donde la buena comida y la buena música van de la mano. Y en ese camino, desde abril los miércoles se convirtieron en sinónimo de “La Matera de Diego Cerviño”, un ciclo de folklore que ya es un hito del local. A eso se suman los jueves musicales con propuestas variadas: una vez por mes, Mariano Venini trae clásicos acústicos del rock internacional de los 70 y 80 junto con algunos temas nacionales; otra fecha la ocupa Sol Mihanovich con su Full Band, que recorre desde el rock nacional hasta el folklore con sello personal. Todo marida muy bien con su propuesta de cocina mediterránea y argentina.
La curaduría es propia y responde a un perfil definido: músicos clásicos y de calidad, capaces de generar el clima justo para acompañar la gastronomía. “Creemos en disfrutar de una experiencia completa y compartida, y la música es un gran conector: te conecta con el momento, con el de al lado y hasta con la mesa del fondo”, explican desde el restaurante. En tiempos de hiperconexión digital, la apuesta por lo presencial cobra más sentido. “Hoy estamos muy en contacto, pero poco conectados. Estas experiencias aportan ese condimento humano que contrarresta el consumo de pantallas”, apuntan. En Pimentón, cada noche de música refuerza la idea de que comer rico y escuchar en vivo es un ritual para disfrutar entre amigos.
- Colectora Este Ramal Pilar 16.500, Del Viso. IG: @pimenton.resto
6. Homero
Inspirado en el célebre Toni 2 de Madrid y de la mano de los creadores de Microteatro (la familia Bossi y Julieta Novarro), Homero acaba de abrir en Palermo con una dinámica tan simple como magnética: un piano en el centro, pianistas que manejan un repertorio de clásicos nacionales e internacionales y un público que deja de ser espectador para convertirse en protagonista. Aquí cualquiera puede animarse a cantar (aunque hasta ahora lo haya hecho solo en la ducha) acompañado por un músico profesional y la complicidad del resto de la sala.
La propuesta se completa con cocina de autor a cargo de Rodrigo Castilla, chef reconocido por su trabajo en Las Pizarras. El menú se inspira en el espíritu de mercado y está pensado para compartir: arancini de risotto de hongos, empanadas de osobuco, stracciatella con jamón serrano, vieiras con salsa XO, guiso de lentejas o pastrón en pan de centeno, entre otros. La coctelería es otro punto fuerte: clásicos reversionados como el French 75, el Old Fashioned o el Penicillin conviven con creaciones originales como la Margarita Pícara con jalapeños. Y con ese maridaje, aquí cada noche se canta, se celebra y se comparte el nuevo ritual de la escena porteña.
- Serrano 1141, Capital Federal. IG: @homeropiano