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Tiene 35 años. Nieto de un ícono del mundo del espectáculo, vivió una dura infancia, triunfó como modelo y se dedicó a la medicina

Publicado: septiembre 22, 2025, 6:05 am

En el universo de las grandes dinastías de Hollywood, pocas historias son tan conmovedoras y sorprendentes como la de Tuki Brando (35). Nieto del legendario Marlon Brando, no heredó sólo un apellido cargado de historia, sino también una vida marcada por la tragedia, la resiliencia y una búsqueda constante de identidad entre las luces de la moda y la vocación médica. Nacido el 26 de junio de 1990 en Tahití, Tuki es hijo de Cheyenne Brando –la hija de Marlon y la actriz polinesia Tarita Teripaia– y Dag Drollet, quien fue asesinado por Christian Brando, medio hermano de Cheyenne, cuando ella estaba embarazada de ocho meses. La tragedia no terminó allí: su madre cayó en una espiral de depresión que culminó con su suicidio en 1995, cuando Tuki tenía apenas 5 años. Criado por su abuela Tarita en la paradisíaca pero aislada Tahití, Tuki encontró en ella el refugio emocional que necesitaba. A pesar de haber sido excluido del testamento de su abuelo Marlon, el joven Brando decidió forjar su propio camino, lejos del drama y del peso de la fama heredada.

Tuki en sus días de modelo
top. Esta vez como invitado estrella en el
desfile de John Galliano, en 2014 en ParísMarlon Brando, en el personaje de
Stanley Kowalski de Un tranvía llamado deseo,
de Tennessee Williams. La película es del año
1952 y fue dirigida por Elia Kazan. Brando
también hizo la versión teatral en Broadway,
en 1947Una foto de
Cheyenne Brando, la mamá
de Tuki, en 1992. Tres años
más tarde,
se suicidó
en su casa
de Punaauia
(Tahiti). Ya
había intentado
matarse en dos
oportunidades
anteriores
Marlon con su hijos Cheyenne y TeihotuJunto a su
queridísima abuela Tarita
(tercera mujer de Brando),
en Nueva York, en 2005.
Ella fue quien lo crio tras
la muerte de su madre

Su entrada al mundo de la moda fue casi accidental. En 2006, el reconocido fotógrafo Bruce Weber lo descubrió y lo fotografió para L’Uomo Vogue, para marcar el inicio de una carrera meteórica. Al año siguiente, con 17 años, se convirtió en la cara de la campaña masculina de otoño de Versace. Desde entonces, trabajó con marcas de lujo como los relojes TechnoMarine y fue figura destacada en editoriales internacionales. En una entrevista reveló que su gusto por las chaquetas y los cortes clásicos proviene de los consejos de su abuelo, quien le enseñó que “la comodidad es la clave del verdadero estilo”.

El nieto
de Marlon como
protagonista
de la campaña
masculina de otoño
de Versace, en
2007

Pero Tuki traspasó la frontera de la moda. En un giro inesperado, se formó como médico en el Hospital Universitario de Burdeos y en la Universidad de la Poli – nesia Francesa. Esta dualidad –entre el glamour de las pasarelas y la vocación de curar– lo convierte en una figura que desafía los estereotipos y redefine lo que significa ser parte de una familia de cine. Tuki es más que el nieto de una leyenda. Es un hombre que supo transformar el dolor en propósito, la herencia en independencia y la fama en una plataforma para construir una vida con vocación y sentido.

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