Publicado: septiembre 8, 2025, 4:00 pm
Según datos recogidos por el Ministerio de Sanidad, el problema de salud mental más frecuente en España es el trastorno de ansiedad, que afecta al 6,7% de población. Esto hace que sean muchas las personas que tienen que lidiar con él.
Más allá de la ayuda profesional, que siempre es necesaria, son varios los consejos y trucos que suelen recomendarse, entre ellos la meditación o la respiración, técnicas que pueden ser efectivas, pero que en ocasiones son todo lo contrario y desencadenan episodios de ansiedad en lugar de calmarlos. Por suerte, hay otras herramientas que pueden probarse.
La respiración y la meditación no siempre funcionan
Ante un problema de ansiedad, además de buscar ayuda profesional, tendemos a buscar otros tips y herramientas que puedan ayudarnos a lidiar con estas situaciones y lo más frecuente es optar por probar con la meditación o con las respiraciones, cuyos beneficios pasan por mejorar la concentración y calmar la ansiedad. Esto, que para muchas personas es una gran solución, no es universal y para otras puede ser un detonante, sobre todo en caso de que exista un trauma previo, tal y como señala en sus redes sociales la psicóloga Raquel López Pavón, experta en trauma complejo y regulación emocional.
“El trabajo con respiraciones puede ser muy detonante para algunas personas, generándoles picos de activación, ansiedad o incluso disociación, especialmente en ciertas prácticas respiratorias intensas. Algo similar ocurre con la meditación”, comienza explicando en su cuenta de Instagram, donde comparte parte de sus conocimientos. “Esto tiene sentido porque sabemos que una de las consecuencias del trauma es una profunda desconexión con el cuerpo y sus sensaciones. Esa desconexión con el cuerpo es la base de la desconexión emocional”.
“En esos casos, cuando se fuerza a una persona a llevar la atención a su cuerpo y sensaciones internas, como ocurre con la meditación, o al notar o cambiar su patrón respiratorio, el cuerpo lo percibe como algo peligroso, incontrolable, desagradable”, aclara sobre los motivos por los que para determinadas personas pueden ser contraproducentes estas prácticas. “Esa persona nunca ha aprendido a sentirse segura en su cuerpo, o incluso hace esfuerzos por no conectar con él (como distraerse, conductas compulsivas, ocuparse todo el tiempo, etc)”.
“En este punto, llevar la atención al cuerpo, incluso a emociones o sensaciones teóricamente agradables, se percibirá como una amenaza y puede darse un efecto rebote, en el que la persona se ponga todavía más alerta o se desregule. No es que la meditación o las respiraciones no funcionen”, aclara en esa misma publicación. “Es que hay que saber cuándo la persona está preparada para aplicarlas o ayudarla a llegar a ese punto”. Sin duda un motivo más para contar con la ayuda de profesionales para afrontar los problemas de salud mental, pues lo que para algunas personas funciona estupendamente, para otras puede no ser efectivo o no ser el momento de emplearlo.
Herramientas más allá de la respiración contra la ansiedad
“Nada sustituye a la terapia”, sentencia la psicóloga, sin embargo, recomienda algunas herramientas que «pueden serte útiles para regular tu sistema nervioso poquito a poco».
- Ejercicio 5-4-3-2-1. “Este ejercicio ayuda a conectar con el cuerpo y con el presente”, algo que también sucede con la meditación y las respiraciones. En este caso son elementos externos, por lo que no actuarían como detonante. “Es una forma suave de redirigir la atención al cuerpo, evitando que se sienta alerta”. En este ejercicio se busca señalar cinco cosas que puedas ver, cuatro cosas que puedas tocar, tres cosas que puedas escuchar, dos que puedas oler y una que puedas saborear.
- Utiliza tu equilibrio. “Ponte de pie y presta atención a las zonas que sostienen el peso de tu cuerpo”, esta herramienta que puede ayudarte a conectar con tu cuerpo de forma segura, como también sucede con los siguientes que recomienda.
- Escucha música. “Tiene un poder regulador y expresivo potente y es un estímulo externo”, será todavía más efectivo, según explica, si también cantas.
- Mueve peso. Esto no implica necesariamente hacer ejercicio, aunque también puede ayudar, solo con mover peso por la casa puede ser suficiente.
- Baila o muévete con ritmos repetitivos, por ejemplo, meciéndote.
- Usa la temperatura, tanto el calor (“envolverte en una manta pesada”), como el frío, por ejemplo, buscando una brisa.
En cualquier caso, tal y como ella misma recuerda en varias ocasiones, estas herramientas no son soluciones, solo pequeñas ayudas, la ayuda profesional es esencial.
Referencias
Britton, W. B., Lindahl, J. R., Cooper, D. J., Canby, N. K., & Palitsky, R. (2021). Defining and Measuring Meditation-Related Adverse Effects in Mindfulness-Based Programs. Clinical Psychological Science, 9(6), 1185-1204. https://doi.org/10.1177/2167702621996340