Publicado: agosto 28, 2025, 6:00 am
Mientras suena en la computadora el último tema de su banda, Fluos, Ángelo Mutti Spinetta (24) posa para ¡HOLA! Argentina en la terraza verde de su departamento de Colegiales. “La música me conecta con mi costado más lúdico y creativo, me lleva a un lugar de mucha emoción también”, dice el nieto de Luis Alberto Spinetta quien, además de músico, es actor y por estos días se prepara para volver al cine junto a Maricel Álvarez (52) y Cristina Banegas (77). Seis años después de haber rodado su quinta película, Ángelo regresa a la pantalla con La llegada del hijo, un largometraje dramático en el que interpreta a un joven que se reencuentra con su madre después de pasar varios años en prisión. “Tenía ganas de volver a hacer pelis; hacía rato que lo venía buscando, que lo venía deseando”, cuenta, entusiasmado.
–Además de actor, también sos modelo y músico. ¿En qué camino te sentís más cómodo?
–Creo que en la música encuentro más autonomía artística. Si bien me gusta nutrirme de las tres vocaciones y hacer que las tres convivan y se retroalimenten, porque en definitiva todo es arte, me parece que en la música tengo más posibilidad de crear en libertad.
–¿Cómo nació la idea de formar una banda con tu hermano Benicio?
–Fue muy espontáneo y lúdico. Estábamos los dos escribiendo nuestros primeros temas y de repente nos pasó que nos encontramos a punto de sacar un tema al mismo tiempo y ahí nos dijimos. “Pará, creo que va a ser mucho más potente si sacamos un tema juntos”. Y así empezamos, hace casi ya seis años. Juntos pensamos la tapa de nuestro primer disco y los temas y elegimos la gente con la que queríamos trabajar… La libertad fue total. No dependíamos de nadie y fluyó tan bien y salió tan original la mezcla y combinamos tan bien artísticamente que dijimos “bueno, vamos por acá entonces”.
–¿Cómo fue tu recorrido musical?
–Hemos pasado de escribir sólo canciones de rap a componer con la guitarra, hacer beats… Fuimos cambiando a lo largo del tiempo. Hubo discusiones y también acuerdos. Es un gran aprendizaje trabajar en grupo. Lo importante es que siempre prevalece la unión y el objetivo de seguir confiando en Flu Os como proyecto. Con la banda estamos tocando en vivo y todos los pibes son un amor, talentosísimos.
–¿Y como actor te gusta verte en la pantalla grande?
–Me resulta difícil mirarme, pero estoy tratando de hacer una tregua conmigo y ser más amable; sé que estoy en plena etapa de aprendizaje.
–Tu personaje en la película La llegada del hijo es un chico con muchos conflictos. ¿Te costó interpretarlo?
–Me resultó un desafío bastante grande porque sentí la responsabilidad de interpretar a un pibe con muchas contradicciones. Siente un amor tan grande hacia su madre que está dispuesto a todo, incluso a cometer el peor de los errores, y eso me enganchó enseguida.
–Uno de los planteos de la película es si a un hijo se le perdona todo…
–Para empezar, habría que plantearse qué implica el perdón, ¿no? Porque podés perdonar a alguien, pero capaz no querés tenerlo más en tu vida. Lo ideal es perdonar a todo el mundo, a los hijos, a los amigos, a uno mismo. Sin embargo, me parece que está bien no querer estar cerca de una persona que te lastima de una forma recurrente.
–¿Cómo es el vínculo con tu mamá en la vida real, Catarina Spinetta?
–A mi mamá la amo mucho y tengo una muy buena relación. Ella se mueve con una energía muy contundente en nuestra familia. Nos crio como una reina, es un ser muy capaz, con una energía masculina para resolver todo. Si quiere renovar una habitación de la casa, va y la empieza a pintar ella, ¿me entendés? Se re copa. Siempre fue así, muy manija. Y al mismo tiempo nos inyecta a todos una energía muy incansable, de ir siempre para adelante, con una actitud superpositiva. Es muy maternal y dulce y, al mismo tiempo, es una leona.
–¿Y qué es lo que vos más admirás de tu papá, Nahuel Mutti?
–Mi viejo es una persona muy presente, que siempre quiso lo mejor para nosotros. Algo que valoro mucho de él es ese amor y dedicación que tuvo y tiene con nosotros, y que nos haya dado tanta libertad. Papá siempre tuvo un espíritu aventurero y sé que de joven fue bastante rebelde y viajero, así que nos transmitió a todos esa inclinación por la aventura y la libertad para vivir y pensar.
–¿Alguna vez te mencionaron el parecido físico que tenés con tu abuelo?
–Sí. ¿Es loco, no? Es extraño y por momentos es muy fuerte darme cuenta de cómo el ADN de dos generaciones atrás está tan presente en mí.
–¿Qué sensaciones te provoca llevar el apellido Spinetta?
–Lo que más me gusta de ser Mutti-Spinetta es que llevo dentro mío un sentido de familia muy potente. Y creo que ese amor a la familia que mi abuelo [el materno, “el Flaco” Luis Alberto Spinetta], tanto les inculcó a mi mamá y a mis tíos es lo más lindo que heredé de él. A todos los quiero mucho y los admiro. Me da orgullo ser parte de esta familia. Hay un goce y un disfrute en cada reunión familiar que nos convoca a través del humor, las risas, la música. No sé qué hicieron mis abuelos, pero lo hicieron bien.
–¿Qué recuerdo tenés de “el Flaco”?
–[Lo piensa unos segundos]. Recuerdo que una vuelta fuimos a dormir a su casa y los abuelos nos pusieron para ver la película El viaje de Chihiro. A partir de ahí, me vi todas las de Miyazaki. También tengo un recuerdo muy lindo de mi abuelo dibujando, que era algo que le encantaba. Siempre nos mandaba por mail diseños de autos que él dibujaba, en blanco y negro para que nosotros después los coloreáramos. También eso hacía bien.