Nikolai Lugansky, antes del concierto con la Filarmónica de Buenos Aires: “Hay muchas vidas en la música de Rachmaninov” - Argentina
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Nikolai Lugansky, antes del concierto con la Filarmónica de Buenos Aires: “Hay muchas vidas en la música de Rachmaninov”

Publicado: agosto 8, 2025, 6:00 pm

Tras su última actuación en el país para el Mozarteum en 2022 y una visita previa, en 1999, con la Orquesta Nacional Rusa, regresa esta vez como invitado de la Orquesta Filarmónica de Buenos Aires (OFBA), uno de los más grandes virtuosos de su generación, el pianista Nikolai Lugansky (53). “Artista honorario de la Federación rusa”, solista de la Filarmónica de Moscú (ciudad donde nació y reside) y miembro de la Academia rusa de las Artes, Lugansky ha sido reconocido con todos los títulos y honores desde la antigua Unión Soviética a la culminación del famoso Premio Tchaikovski, hasta el día de hoy, como una autoridad del vasto repertorio ruso. De ese repertorio ha escogido una de sus piezas más icónicas: el célebre concierto de Rachmaninov nº 2, para volver al escenario del Teatro Colón. Una obra maestra del romanticismo pianístico, popularizada en versión de Claudio Arrau como música del film Rapsodia (1954), con la inolvidable Liz Taylor.

En esta tercera visita, luego de que su hija se radicara en el país, el músico vive un reencuentro especialmente afectuoso con la Argentina.

-Con una hija y dos nietas aquí, en Palermo, ¿se siente como “en casa”?

-¡Absolutamente! Pero sobre todo porque es una ciudad maravillosa y porque el modo de vida que llevan aquí, la manera de conectarse entre ustedes y de disfrutar de las cosas, es mucho más rica e interesante que en Europa o en Estados Unidos.

-¿Cómo caracterizaría este concierto: Beethoven y Rachmaninov?

-Dos lenguajes diversos, porque si bien la música siempre se trata de pasiones profundas, son expresadas de maneras diferentes: en Beethoven la estructura rítmica es estricta. Puede haber rubatos pero son algo extraordinario y muy poco desplazados del tempo. En Rachmaninov, en cambio, si bien hay momentos donde el ritmo es riguroso y férreo, la estructura es más flexible y el rubato más común. Con la OFBA me he encontrado muy cómodo, porque siguen la tradición de Rachmaninov y han tocado en estilo desde el primer ensayo.

-Sin bien hubo referentes de la escuela pianística rusa, en la Argentina la influencia principal fue italiana a través de Scaramuzza, que formó generaciones de pianistas incluida Martha Argerich. ¿Qué define a la formación rusa como sistema?

-Las escuelas pianísticas se hacen reconocibles solo cuando surgen dos o tres individualidades que las acreditan. Si no, son una abstracción. El sistema educativo ruso es, desde 1930 en adelante, un plan profesional por el que todos los chicos desde los ocho años reciben formación musical. Ahí hay una diferencia concreta enorme con el resto del mundo. Y es muy simple: no hay que buscar un lugar especial donde aprender, ya que en la misma escuela donde les enseñan matemáticas, lengua, historia y física, los chicos aprenden disciplinas musicales. Basado en la gratuidad de la organización comunista en la ex Unión Soviética, nadie paga y da lo mismo si el niño es de Moscú o de un pueblo alejado, si los padres son ricos o son pobres, si el chico tiene talento, recibirá preparación. Esta base da un nivel general alto, pero es mucho más importante que 100 pianistas buenos, un par de artistas sobresaliente como Martha Argerich. En Rusia son: Richter, Gilels, Sofronitski, Sokolov, Pletnev.

-¿Por qué considera a Rachmaninov una “guía espiritual”?

-Conozco las biografías de los músicos, Beethoven, Liszt, Wagner. Y la de Rachmaninov es especial. Fue muy introvertido, logró un éxito enorme en los Estados Unidos luego de la emigración. Ganó muchísimo dinero y prácticamente la mitad de su fortuna la destinó a ayudar gente, a educar jóvenes, a comprar medicamentos. Y lo extraordinario es que lo mantuvo en secreto. ¡Tan diferente del exhibicionismo en las redes sociales! Imagino que él hubiera detestado dar a conocer esas ayudas. Fue una personalidad muy fuerte y una grandísima figura en tres niveles de la música: como pianista, uno de los mejores del siglo XX; como director; y como compositor, un genio extraordinario. Pero claro que lo más fabuloso de él es su música porque cambió el piano completamente. Es uno de los pocos, junto con Chopin y Liszt, y a veces menciono a Albéniz, que modificaron la manera de tocar el instrumento. Crearon un mundo nuevo.

-¿Qué innovación esencial introdujo en su obra?

-Hay que recordar que los tres —Chopin, Liszt y Rachmaninov— fueron fantásticos pianistas, excepcionales en su tiempo. Él introdujo la noción de que cada parte de acompañamiento se convierte en melodía. En Chopin, el 90 por ciento del canto lo lleva la mano derecha, y el acompañamiento lo lleva la izquierda. Con Rachmaninov esas líneas se vuelven polifónicas, y cuánto más tardía es su obra, más se aprecia esa característica al piano. Hay muchas vidas en la música de Rachmaninov. Son vidas paralelas: una línea ultra romántica conviviendo con una polifonía que es casi Bach. ¿Pero no es demasiado profesional para los lectores de un diario?

-No para los lectores de LA NACION…

-Seguimos explicando el programa entonces… En la música germana (Beethoven) hay reglas jerárquicas imbatibles: una nota larga adquiere más peso que una nota corta. En Rachmaninov, la nota corta debe ser pronunciada, expresiva y pesante, tan profunda como una larga. En el lenguaje alemán nunca debe recargarse una nota breve. En Rachmaninov, al contrario, eso es lo que se necesita. Otra característica que puede apreciar el público es cómo se desarrolla la culminación de una melodía. En lo alemán se da hacia el centro de la curva. En Rachmaninov, muy a menudo la melodía ya arranca desde un momento fuerte, con un inicio articulado que tiene disminuir. En su música se da la originalidad de una personalidad introvertida con unos sentimientos increíbles y las fuerzas inmensas de la pasión romántica.

-El mundo ha cambiado vertiginosamente desde el colapso de la Unión Soviética hasta aquí ¿Hay algo que extrañe de ese tiempo?

-Extraño una sociedad en la que no era importante ni decisivo cuán ricos eran tus padres ni en qué posición de la jerarquía social estabas, porque éramos todos iguales a la hora de recibir educación y atención médica. Eso ha cambiado, pero no solo en Rusia, en todo el mundo. Extraño ese ideal de sociedad. Después hay cosas positivas, como poder viajar, ver el mundo, ver países y culturas diferentes.

-Viajando por el mundo ¿ha sufrido algún boicot a causa de la guerra en Ucrania?

-Los boicots a los músicos, un intérprete actual o un compositor del pasado, lo único que logran es prolongar guerras, enfrentamientos y conflictos, porque la música no tiene nada que ver con apoyar a los gobiernos y sus políticas. Cuando un gran músico ofrece un concierto, lo que brinda es paz. Y eso es lo que busca el público que asiste a un concierto: compartir la música en paz.

Para agendar

Orquesta Filarmónica de Buenos Aires. Dirección: Srba Dinic. Solista: Nikolai Lugansky. Obras de Beethoven (Obertura Coriolano y 8º Sinfonía) y Rachmaninov Concierto para piano y orquesta nº 2). Función: sábado 9 de agosto, a las 20. Sala: Teatro Colón (Libertad 621)

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