Publicado: abril 19, 2025, 1:23 pm
Ni la llegada de la Pascua ortodoxa y ni la amenaza del presidente de Estados Unidos, Donald Trump, de abandonar el proceso de tregua entre Ucrania y Rusia parecen haber movilizado las conversaciones de paz entre ambos contendientes. El Ejército ruso ha lanzado en la madrugada de este sábado un ataque sobre territorio ucraniano con ocho misiles y 87 drones, causando daños en las regiones de Odesa (sur), Sumi (norte), Donetsk y Zaporiyia (este). Así, el mandatario estadounidense se ha mostrado firme esta mañana en que ni el presidente ucraniano, Volodímir Zelenski, ni el regidor ruso, Vladímir Putin, estén «jugando» con él, y ha recordado que la Casa Blanca podría desentenderse del proceso si las negociaciones no muestran avances en los próximos días, alejando cada vez más tanto a rusos como a ucranianos de la promesa de un alto el fuego.
«Si por alguna razón una de las dos partes lo pone muy difícil, simplemente diremos que son unos tontos, gente horrible. Y simplemente lo dejaremos pasar. Pero, con suerte, no tendremos que hacerlo», ha manifestado el presidente estadounidense en declaraciones recogidas por el diario The Guardian. Ya el viernes, el secretario de Estado, Marco Rubio, amenazó desde París con el fin de la mediación estadounidense si el acuerdo de paz no era «viable a corto plazo», y que ahora era turno de ucranianos y rusos de demostrar que la paz es factible. «Si no lo es, entonces seguiremos adelante con otra cosa», aseguró. No obstante, Trump ha asegurado este sábado que tanto Rusia como Ucrania «siguen mostrando entusiasmo» en poner fin a la guerra.
De todas formas, y a pesar del ultimátum de Estados Unidos, Rusia ha atacado territorio ucraniano de madrugada y también ha tomado la localidad de Shevchenko, situada en la región de Donetsk y de relevancia estratégica por sus minas de litio y carbón. Según ha informado el Ministerio de Defensa de Rusia, el pueblo, ubicado a las afueras del bastión de Pokrovsk —principal objetivo de la actual ofensiva rusa en el Donbás—, ha sido conquistado por unidades militares de la agrupación militar Sur del Ejército ruso.
Las demandas de Rusia para el alto el fuego
Desde la llegada de Trump a la Casa Blanca se había especulado con que el objetivo inicial era que Moscú y Kiev acordaran un cese de las hostilidades el 20 de abril como antesala del inicio de las negociaciones para un arreglo pacífico del conflicto. Sin embargo, la realidad sobre el terreno es que la tregua energética de 30 días también venció esta semana sin que ninguno de los dos bandos la haya respetado desde el primer día ni haya mostrado interés en prolongarla. Mientras tanto, los rusos continúan su reciente ofensiva en las regiones ucranianas de Sumi y Járkov con el fin de crear una franja de seguridad, y los ucranianos se niegan a abandonar el territorio de la región rusa de Kursk.
En este sentido, desde el Kremlin señalan que están a favor del «diálogo y del arreglo de este conflicto», pero también de «la defensa de sus propios intereses», tras haber asegurado esta semana que el control sobre las cuatro regiones ucranianas anexionadas por Rusia en 2022 no es negociable, ya que, según la Constitución, son «parte inalienable de la Federación Rusa». Algo que el emisario de Estados Unidos en las negociaciones, Steve Witkoff, ha descrito como una de las claves principales de este proceso negociador.
También, en los últimos días varios altos funcionarios rusos, como el ministro de Asuntos Exteriores, Serguéi Lavrov, y el jefe del servicio de espionaje exterior, Serguéi Narishkin, han insistido en que las demandas para la tregua presentadas por Putin en junio de 2024 todavía siguen en pie. Entre ellas, se encuentra la desmilitarización de Ucrania hasta contar con menos de 100.000 soldados y proclamar su neutralidad, sin ningún despliegue de tropas de paz europeas en su territorio, ni tampoco un futuro ingreso en la OTAN.
Por otra parte, Rusia exige a Kiev que consume «su desnazificación», una demanda que, en realidad, implica un cambio de Gobierno en Ucrania y una derogación de las leyes presuntamente discriminatorias hacia la lengua y cultura rusas. A su vez, el Ejecutivo ucraniano debe reconocer la soberanía de Rusia sobre las cuatro regiones mencionadas —Crimea, Donetsk, Lugansk, Jersón y Zaporiyia— y retirar sus tropas de esos territorios. Supuestamente, tras cumplir con estas demandas, comenzarían las negociaciones de paz. Eso sí, al mismo tiempo, desde Rusia mantienen que Kiev no representa a las regiones rusoparlantes de Odesa y Mykolaiv, por lo que las autoridades ucranianas no descartan que Moscú busque tomarlas bajo su bandera.