Publicado: marzo 11, 2025, 3:11 am
Mira tú por dónde que la política errática y desleal de Donald Trump también está demostrando tener su parte positiva. Al menos, nos ha permitido a los europeos darnos cuenta de que ya no podemos seguir dependiendo para la seguridad del continente de lo que haga nuestro gran hermano norteamericano.
El cambio es trascendental. La Unión Europea ha entendido que si se quiere sentar a la mesa de Estados Unidos, China y Rusia tiene que mostrar sus credenciales armamentísticas para evitar que nuestros vecinos más aguerridos quieran imponer el uso de la fuerza por encima de la ley y de la razón.
Pero hay un problema que no es pequeño. Para tener un ejército que no sea como las tropas de Pancho Villa, hace falta liderazgo político, pero, sobre todo, hace falta dinero, muchísimo dinero. Y eso significa entender que hay que endeudarse o que hay que recortar los servicios públicos que prestamos y dedicar una parte de esas inversiones al gasto militar.
Si queremos seguridad, hay que pagarla. Y no es fácil asumirlo. En España, partidos extremistas a la izquierda y a la derecha se oponen al aumento de las partidas destinadas a Defensa por cuestiones que van desde la adhesión fanática a Trump de Vox a las reticencias ideológicas de una izquierda populista, vintage y pastoril que sigue pensando que es mejor hacer el amor y no la guerra.
Pero ya no se puede esperar más. Tenemos que comportarnos como mayores de edad que asumimos nuestra responsabilidad como continente y no como adolescentes que esperan que los herederos del Tío Sam les saque de algún aprieto. El mundo está cambiando y, si queremos seguir manteniendo nuestros principios y valores democráticos y nuestro estado del bienestar, hay que asumir que debemos invertir en Defensa lo que corresponde y ni un euro menos. Nos guste o no nos guste.
