Publicado: marzo 7, 2025, 3:14 am
Pocos escenarios han sido tan usados por el cine como el despacho oval. Corazón simbólico del Poder Ejecutivo de los Estados Unidos, Hollywood lo percibió siempre como un espacio idóneo para el dramatismo y la narrativa audiovisual. Situado en el ala oeste de la Casa Blanca, su carga histórica y la mística de poder que representa lo han convertido en la estancia más filmada del planeta.
Desde que fuera inaugurado en 1909, el despacho oval se ha ido consolidando en buena medida gracias al cine como un icono de autoridad. En realidad los presidentes suelen trabajar en una zona contigua más funcional dejando la sala oval solo para los encuentros de representación. Ello hace que cada nuevo inquilino modifique los elementos ornamentales del despacho a su gusto para lo que cuenta con un presupuesto de 100.000 dólares. Salvo el escritorio, regalo de la reina Victoria en 1880, el que llega cambia muebles, alfombras y pone los cuadros y adornos de acuerdo con sus gustos y valores al entender que esos cambios decorativos transmiten un mensaje sobre la personalidad del presidente. Así lo ha hecho Donald Trump horterizando aquello llenándolo de objetos dorados acordes con su obsesión por el lujo y de presentarse como una suerte de rey Sol. Jarrones y figuras de un áureo chillón se amontonan sin sentido ni estética alguna sobre la repisa de la chimenea que preside la zona de confort del despacho. Allí lo pudimos ver la semana pasada justo detrás de donde se sentaron Trump y Zelenski cuando tuvieron aquel insólito encuentro que los medios informativos retransmitieron en vivo y en directo para todo el planeta.
Aunque muy pocos productores cinematográficos han obtenido permiso para filmar dentro del despacho oval, aquel espacio lo han recreado en tantas ocasiones y con tal detalle que cuando lo vemos en situaciones reales nos resulta casi familiar. A través del cine y la televisión este icónico espacio ha servido como escenario para narrar luchas de poder y toma de decisiones capaces de cambiar el curso de la historia o para reflejar la vulnerabilidad y las emociones de los presidentes norteamericanos ficticios o reales. En Independece day un supuesto presidente Pullman se dirige allí a la nación para afrontar una invasión alienígena. El ala oeste de la Casa Blanca presentó intensos diálogos políticos y El presidente y Miss Wade pretendió mostrar la vulnerabilidad de un presidente Douglas entre el amor y la política. Actores como Harrison Ford, Morgan Freeman o Daniel Day-Lewis han interpretado el papel de presidente de los Estados Unidos y han participado en secuencias que tuvieron como escenario el famoso despacho.
Aun siendo pródiga la ficción en ese marco, Hollywood nunca imaginó nada parecido a lo acontecido allí el pasado viernes 28 de febrero. Todo un presidente de los Estados Unidos sentado como un gañán y levantando el dedo índice en gesto acusatorio regañando en público al gobernante de una nación que sufre la invasión de un tirano ruso. Ninguna película hubiera dado por creíble esa secuencia por la forma zafia e injusta en que Donald Trump humilla ante el mundo a un Zelenski en inferioridad de condiciones cuando solo pedía garantías de protección frente al invasor antes de firmar la cesión de las tierras raras de Ucrania para pagar la ayuda prestada. Ningún guionista hubiera entendido verosímil una actitud tan rastrera y cobarde como la del vicepresidente J. D. Vance conduciendo a la bronca el curso de la conversación entre dos mandatarios. Para el cine una escena tan infame en el sanctasanctórum del poder político de Estados Unidos habría sido un fracaso en taquilla.