Publicado: febrero 22, 2025, 4:00 pm
Vivimos en la sociedad de la sobreestimulación, y cada día debemos hacer frente a un sinfín de inputs que ponen a prueba nuestra salud mental. A las potenciales ‘discusiones’ con medio mundo para resolver los conflictos que surgen, sumamos las prisas que nos provocan estrés asegurado. Estas experiencias que nos salen al paso cada día pueden provocar en nosotros cierta sensación de angustia, miedo, ansiedad… llegando incluso a rozar la depresión.
Pero es que, además de los conflictos que surgen de las relaciones entre seres humanos, hay una serie de estímulos circundantes, en los que ya casi ni caemos, pero que pueden dañar seriamente nuestra salud emocional, echando más leña al fuego. En este, ha sido una psicóloga especializada en personas PAS (Alta Sensibilidad) la que ha alertado, a través de un estudio, de los efectos mentales que tiene a medio y largo plazo la contaminación acústica de las ciudades.
La contaminación acústica y sus efectos ‘silenciosos’ en el cerebro
Aunque suena paradójico, lo cierto es que la elevada contaminación acústica a la que estamos sometidos, sobre todo en las ciudades, es un enemigo ‘silencioso’ que va martilleando nuestra salud mental sin que podamos darnos cuenta.
El problema surge, fundamentalmente, cuando no somos conscientes de que realmente se trata de un estímulo tan dañino. La doctora Amelia Kelley, terapeuta especializada en traumas, autora, investigadora y presentadora del podvcast The Sensitivity Doctor deja claro que «los ruidos de baja frecuencia repentinos, estridentes o persistentes tienden a ser los más dañinos”.
La experta, a la hora de hablar de los efectos del ruido del tráfico sobre todo a la hora de desplazarnos de casa al trabajo, un gesto cotidiano que llevamos a cabo la mayoría de la población, incluye los claxon de los vehículos, los gritos, los insultos, los motores que rugen, atascos, adelantamientos… algo que hemos asumido como normal, pero que amenaza nuestro equilibrio emocional a medio plazo.
Advertencias del estudio sobre ruido y salud mental
El estudio de la experta mencionada, publicado en PLOS One recientemente, ha descubierto que los sonidos de la naturaleza reducen los niveles de estrés y ansiedad, mientras que los del tráfico de la ciudad, cuando los coches van entre 30 y 60 kilómetros por hora, los disparan.
«Los niveles de ruido superiores a 70 decibelios, como el tráfico, tienen una relación directa con el estrés. Los niveles superiores a 85 decibelios, como los que alcanzan las sirenas de emergencias, por ejemplo, pueden provocar daños auditivos crónicos y estado de ansiedad grave”.
Y añade: «la contaminación acústica puede dañar la salud mental al aumentar el estrés, causar fatiga mental, provocar irritabilidad y desencadenar ansiedad o hipervigilancia. Además, se demuestra que perturba el descanso y la recuperación en caso de que persista”.
A qué personas afecta más mentalmente el ruido
En cuanto a los grupos de población a los que más afecta la contaminación acústica, la investigadora pone el foco en las personas con neurodiversidad, como son las de Alta Sensibilidad o aquellas que padecen TDAH (hiperactividad y déficit de atención), así como autismo o trastorno del estrés postraumático».
En la población general, pero en estos grupos de población en particular, las consecuencias para la salud mental pueden aparecer rápidamente, aunque también pueden convertirse en preocupaciones a medio plazo. «En cuanto a los efectos, pueden manifestarse de forma automática, en forma de estrés e irritación. Pero una exposición prolongada puede traducirse en ansiedad crónica, agotamiento y empeoramiento de la salud mental».
Según la doctora, otra de las posibilidades es que someternos a la contaminación acústica puede causar desregularización del nervio vago y hacer que nos sintamos inseguros en entornos sociales o masificados». De todas estas conclusiones, se deduce que deberíamos intentar evitar la exposición al ruido del tráfico en la medida de lo posible durante nuestros desplazamientos al trabajo, bien buscando rutas alternativas a las más ruidosas, bien cambiando horarios o ayudándonos de auriculares con sonidos relajantes o cancelación de ruido.
Referencias
Lia R. V. Gilmour, Isabelle Bray, Chris Alford, Paul R. Lintott. ‘Natural soundscapes enhance mood recovery amid anthropogenic noise pollution’. Published: November 27, 2024 en PLOS One. Consultado online en https://journals.plos.org/plosone/article?id=10.1371/journal.pone.0311487 el 7 de enero de 2025