Publicado: febrero 22, 2025, 10:17 am
En apenas un mes de su segundo mandato, Donald Trump ha dado la vuelta al tablero internacional y ahora se muestra más cercano a Rusia que cualquiera de sus antecesores en los últimos 80 años.
Ahora, un exespía soviético ha revelado una historia que explicaría, en parte, el porqué de este acercamiento: Trump es, o al menos fue, un espía a sueldo de la KGB.
La bomba fue lanzada por Alnur Mussayev, exjefe de inteligencia kazajo, en una publicación de Facebook. Este hombre de 71 años, que anteriormente dirigía el Comité de Seguridad Nacional de Kazajstán, dijo que había trabajado en la Sexta Dirección del KGB en Moscú, que era responsable del apoyo de contrainteligencia en el ámbito económico.
Según Mussayev, uno de los principales objetivos de la dirección era «reclutar a empresarios de países capitalistas». Trump, que entonces tenía 40 años y trabajaba como promotor inmobiliario en Nueva York, fue uno de esos reclutas. «En 1987, nuestra dirección reclutó a Donald Trump bajo el seudónimo de Krasnov«, escribió Mussayev.
El mensaje de Mussayev no incluye pruebas que respalden su afirmación, pero en un comentario posterior hizo otra acusación: «Hoy, el archivo personal del residente ‘Krasnov’ ha sido eliminado del FSB (los servicios secretos rusos). Está siendo administrado de forma privada por uno de los colaboradores cercanos de Putin», dice.
Estas acusaciones se producen en medio de años de especulaciones sobre los vínculos de Donald Trump con Rusia, que se remontan a su primera visita a Moscú en 1987, aún con la URSS en pie.
En ese momento, Trump, que por entonces era una estrella en ascenso en el mercado inmobiliario de Nueva York, viajó a la Unión Soviética para explorar la posibilidad de construir un hotel en la capital. En su día se publicó que funcionarios soviéticos facilitaron el viaje, lo que generó dudas entre los analistas de inteligencia sobre si se trataba de una oportunidad de negocios rutinaria o algo más secreto.
Altos cargos estadounidenses han expresado reiteradamente su preocupación por su estrecha relación de Trump con Vladimir Putin, en particular durante su primer mandato.
Anthony Scaramucci, quien se desempeñó brevemente como director de comunicaciones de la Casa Blanca de Trump en 2017, se sumó a la intriga durante un episodio reciente del podcast The Rest Is Politics: US.
Scaramucci sugirió que la deferencia de Trump hacia Putin ha desconcertado a muchos de sus ex funcionarios de alto rango. «Creo que hay un misterioso ‘control’ sobre el presidente», dijo.
Scaramucci no dio más detalles sobre cuál podría ser ese control, pero sugirió que varios ex funcionarios de la administración Trump, incluidos HR McMaster, James Mattis y John Kelly, también habían tenido dificultades para comprender la afinidad de Trump por Putin. «No sé por qué es así», dijo. «McMaster no podía entenderlo, Mattis no podía entenderlo, Kelly no podía entenderlo», concluyó.