La presidenta de México, Claudia Sheinbaum, envió una propuesta al Congreso local de reforma a la Constitución para prohibir la siembra de maíz transgénico. Bajo el lema “Sin maíz, no hay país”, la mandataria aseguró que se trata de una medida necesaria para proteger la diversidad genética de esta planta.
“El maíz, sus 59 razas que hasta ahora se han encontrado, que son elemento fundamental de nuestro país, de nuestra historia, de nuestro pueblo, fue creado aquí, en Mesoamérica. (…) Este maíz que tiene una diversidad enorme, diversidad genética en sus genes, que es parte de nuestra cultura y la diversidad biológica, lo estamos protegiendo”, expresó en Puerto Escondido, Oaxaca, unos días atrás.
Iniciativa de reforma constitucional enviada al Congreso de la Unión. El maíz es un elemento de identidad nacional, cuyo cultivo debe ser libre de transgénicos, priorizando su manejo agroecológico. pic.twitter.com/MxpuJEDfFR
— Claudia Sheinbaum Pardo (@Claudiashein) January 26, 2025
La decisión de México generó un debate sobre el rol de la ciencia frente a la ideología en la producción agrícola. Federico Zerboni, presidente de Maizar y director de Maizall, la Alianza Internacional de Maíz, señaló que la medida puede tener consecuencias económicas para los productores mexicanos, aunque no afecta significativamente el mercado internacional.
“El mercado mundial comercializa maíz transgénico. El maíz no transgénico se vende casi como una especialidad, porque el costo de segregación y evitar la contaminación con maíz transgénico complica el comercio y el transporte. Nosotros sembramos maíz transgénico porque nos ofrece ventajas productivas y de rendimiento. En la Argentina, Brasil y Estados Unidos, más del 90% del maíz sembrado es transgénico, y llevamos casi 30 años utilizándolo y exportándolo”, explicó Zerboni.
En este sentido, destacó que México es un gran importador de maíz de estos tres países: “México produce solo el 50% del maíz que consume. El maíz para consumo humano lo producen localmente, pero todo el consumo animal es maíz importado. La prohibición de siembra afecta solo a los productores mexicanos, porque todo el maíz que importan es transgénico. Si quieren maíz no transgénico, tienen que pagar más, y eso complica su acceso”.
Hay que recordar que, en diciembre de 2024, un panel de resolución de controversias falló a favor de Estados Unidos en una disputa que mantenía con México por las restricciones que el gobierno mexicano había impuesto al uso de este producto durante la presidencia de Andrés Manuel López Obrador. Desde la oficina del Representante Comercial de Estados Unidos expresaron que las medidas de México no se basaban en la ciencia y socavaban el acceso al mercado que México acordó brindar en el T-MEC.
“México quiso prohibir la importación de maíz transgénico para consumo humano, pero eso iba en contra del T-MEC”, informó Zerboni. “El panel de discusión falló en su contra porque no pudieron demostrar ningún problema para la salud humana o animal. Hace 30 años que consumen maíz transgénico, principalmente en la alimentación animal, y nunca hubo evidencia científica de efectos negativos”.
Cabe destacar que Estados Unidos exportó 4800 millones de dólares en maíz a México de enero a octubre del año pasado, según la oficina del Representante Comercial estadounidense, y México es el principal mercado de exportación de maíz de Estados Unidos.
Sin embargo, el presidente de Maizar fue claro al sostener que cada país es libre de decidir qué tecnología utilizar en su producción agrícola, aunque no estén de acuerdo: “No tenemos que emitir ningún tipo de opinión de qué pasa. Sí vemos cómo pierden eficiencia en el uso. Pero vuelvo a repetir, son decisiones de cada país que toman y los riesgos o los efectos que tienen son particulares de esos países. Lo que no estamos de acuerdo es que otros países opinen sobre qué tecnología usamos nosotros en la Argentina, en Brasil y en Estados Unidos”.
“Nosotros siempre defendemos la ciencia. Esta medida no afecta el mercado internacional porque se trata de una producción local artesanal y de muy bajo rendimiento en México”, agregó. ”Sin embargo, interponer la ideología sobre la ciencia compromete la producción de un cultivo, haciéndolo no rentable y perdiendo beneficios clave que ofrece la biotecnología. En Argentina, Brasil y Estados Unidos producimos maíz transgénico porque nos da sustentabilidad y rentabilidad”.
“No nos metemos en lo que otros países deciden sembrar, pero tampoco aceptamos que opinen sobre la tecnología que usamos nosotros. El mercado internacional está liderado por maíz transgénico, y no vamos a cambiar nuestra forma de producir porque tenemos claras ventajas con este modelo”, finalizó.