Registro  /  Login

Otro sitio más de Gerente.com


Concepción Cochrane Blaquier. “Sé que muchos piensan que estoy en cualquiera, pero la verdad es que…”

Publicado: enero 23, 2025, 5:00 am

Algo cambió en la vida de Concepción Cochrane Blaquier (40) en el último año. “Problemas de salud” de su familia la obligaron a rearmar sus planes y dejar en puntos suspensivos, al menos por un tiempo, sus proyectos de moda y sus tradicionales escapadas a Ibiza, Nueva York, Suiza… “Estuve como más guardada en las redes sociales, con los pies sobre la tierra y más conectada con los míos”, dice la diseñadora e influencer, conocida también por haber cosechado una profunda amistad con figuras del jet set europeo y royals de su generación (fue la única argentina invitada a la boda de Andrea Casiraghi y Tatiana Santo Domingo en Gstaad y a la de Alessandra de Osma y Christian de Hannover, entre otras citas sociales).

Con una trikini con cuentas de colores, piedras y flecos y muñequeras de cuero, Concepción aprovecha el verano esteño. “La Juanita y la playa de Los Pescadores son las más lindas de José Ignacio. Siempre vengo con mi daybag gigante con diferentes looks de playa”, revela. “El mundo hoy necesita algo
más que un vestido, una
fiesta, una foto y un banner.
Creo que está bueno conectar
desde un punto más real” , dice. Con su amigo y reconocido productor de moda Nicolás Freijo. Concep y Freijo suelen compartir temporadas en Punta del Este e Ibiza. Incluso se organizan para coincidir en la Semana de la Moda de París.

Hija de Dolores Blaquier y el millonario brasileño Lair Cochrane, Concepción admite que este parate le permitió bajar un cambio y repensar un nuevo presente. “Me parece que el mundo necesita algo más que un vestido, una fiesta, una foto y un banner. Entiendo que todos laburamos de esto, de hecho, las redes sociales son mi ventana de trabajo, pero creo que está bueno conectar un poco desde un punto más real y entender cuáles son las cosas que verdaderamente importan. Sé que a veces puedo parecer muy banal, pero soy una mujer sólida y cuando las papas queman, estoy al pie del cañón”, dice desde un rincón de La Juanita, su playa favorita en José Ignacio.

–Punta del Este ¿es trabajo o descanso?

–Todos los veranos, desde que nací, vengo a Uruguay. Y si bien siempre lo viví como un destino de disfrute, ya desde hace un tiempo se convirtió en un lugar que me demanda mucho trabajo, sobre todo en esta época.

“Concep” posa frente al mar
con un kimono a rayas al que le
sumó un colgante de piedra de
cuarzo.

–¿Por qué?

–Muchos de los extranjeros que llegan en el verano, no importa si es el amigo del amigo o el primo de quién, todos me escriben para que les dé una mano con las salidas. Es como que entré en una agenda de contactos de la que no puedo escapar. [Se ríe]. Soy la embajadora de Punta.

–Se ve que sos buena anfitriona…

–Claro que sí, soy “la” anfitriona. Creo que a esta altura ya deberían darme un cargo. [Se ríe]. Sé que hago un buen laburo porque me rompo toda para hacerlo. Obvio que es un ida y vuelta porque después cuando viajo me atienden brutal. Yo, encantada, los llevo y los traigo de acá para allá. Laburo fuerte y gratis. En noviembre empiezan a venir los turistas y enero ya es un non stop, ves mi teléfono y está explotado de números que ni conozco. Probablemente después de acá me vaya al campo y me quede quince días. Familia, campo y nada más; eso también es parte de mí. Ahí soy yo, sin las plumas.

–¿Te cuesta salir del personaje?

–No, la verdad que no. Pero a veces te sentís exigido en ese personaje. Un amigo una vez me preguntó por qué no me ponía las plumas mientras estábamos en casa y le dije: “Pero si yo no me visto así todo el día”. El indio se pone la corona cuando hay fiesta, después descansa.

–¿Y cómo sos puertas adentro? Sin anteojos de sol, ni sombreros, ni las plumas.

–Soy una mina bastante normal, pero eso a veces también me es un problema, en especial con mis relaciones.

“Yo siempre digo que no
me gusta mostrarle mis
ojos a cualquiera, porque
para mí son un reflejo del
alma, por eso uso anteojos
de sol en las redes y en las
fotos, como una forma de
preservar mi identidad, mi
alma”, dice mientras posa
con un divertido gorro tejido
con caracoles y una camisa
estampada.

–¿Por qué?

–Porque los hombres al principio están fascinados conmigo, pero después eso que los atrae se hace difícil de mantener. A mí, que me gustan los más jóvenes, se me complica conocer a un chico que respete y se banque al personaje y a toda esta hembra alfa que soy. Yo tengo esta dualidad y eso es lo que a veces a los hombres les cuesta entender. No me pidan que me vista de beige porque eso no va a suceder nunca. El gran desafío es encontrar a alguien que me quiera como soy, con las plumas de colores, con todo. Si te aman por la persona que sos, no importa si tenés un plumero en la cabeza, ¿no?

–Entonces estás esperando que llegue esa persona especial…

–Incluso estoy dispuesta a ceder en algunas cuestiones que antes ni loca lo hubiese hecho. Estoy para engancharme y formar una familia porque de lo otro ya tuve suficiente. Sé que muchos piensan que vivo en cualquiera, pero la verdad es que soy bastante Susanita: me quiero casar, tener hijos… Pero no es fácil. Para estar conmigo, te tiene que importar nada lo que piensen los demás.

Un día de playa,
en enero de 2011, con su amiga
Beatrice Borromeo (casada con
Pierre Casiraghi, hijo de la princesa
Carolina de Mónaco).

–¿Serías madre sola?

–Por las dudas congelé óvulos, pero la verdad es que a mí me gustaría tener un hijo con alguien, formar una familia. Si bien hoy hay muchos modelos de maternidad y hay un montón de mujeres fuertes que se animan a ser madres solas, yo quiero vivir un proyecto de a dos. Quiero armar un cuento con alguien, tener un compañero de ruta.

–¿Cómo imaginás tu 2025?

–Necesito un poco más de realidad, basta de tanto delirio. Este año me gustaría reactivar mi parte creativa. Volver con los diseños, con la tele que me divirtió un montón. En fin, estoy lista para escuchar propuestas. [Se ríe].

–Tus diseños no siempre van de la mano de tu propio estilo…

–Claro. No es lo mismo lo que yo diseño para otros que lo que yo me pongo. Tampoco voy a pretender que te vistas de Concep con las plumas. Cuando diseño busco que la persona se atreva a ser libre y auténtica, elegante. Y con estilo, que no es lo mismo que estar a la moda, porque la moda pasa, en cambio, el estilo permanece.

En la boda de tres días del
príncipe Christian de Hannover y
Alessandra de Osma, en 2018.

–Después de haber compartido veranos con los hijos de Carolina de Mónaco y haber asistido a bodas royal, sos parte del jet set internacional…

–Eso es algo que heredé de mi abuela Malena Nelson de Blaquier, que fue una gran embajadora del polo argentino en el mundo. También una se junta con su mismo par, con personas que sabés que compartís los mismos códigos y un mismo idioma. Cuando me fui a vivir en Europa a los 18 años, llegué con la agenda de contactos de mi madre y desde entonces sigo estando en ese círculo. Aún mantengo esas amistades porque viajo muchísimo. Somos amigos y tenemos una relación normal de amistad.

–Entre tanto viaje y vida social, ¿cómo te arreglás con el trabajo?

–Es cuestión de organizarse. Quizá parece que estoy siempre de vacaciones y pasándola bomba –que también es cierto y agradezco a la vida y al universo porque así suceda–, pero también hago mil cosas. Creo que también tiene que ver con cómo una encara la vida. ¿Quién dijo que no podés resolver o atajar penales desde la playa? Yo me organizo así porque también me quiero mimar. Y lo hago sin culpas. Disfruto del presente, el futuro sólo a Dios pertenece.

Agradecemos a Nicolás Freijo (fotos y producción)

La tapa de revista ¡Hola! de esta semana

Related Articles



Advertisement