Después de 471 días de cautiverio en la Franja de Gaza, Emily Damari, Doron Steinbrecher y Romi Gonen ya están en casa. Las tres han sido las primeras rehenes liberadas por Hamás como parte del primer canje de prisioneros del acuerdo de alto el fuego entre Israel y Hamás que ha entrado en vigor este domingo con horas de retraso y tras 15 meses de guerra y casi 47.000 muertos.
«Todos sabemos que han pasado un infierno. Van de la oscuridad hacia la luz. Realmente están saliendo de la esclavitud hacia la libertad», ha manifestado primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, tras conocer su liberación. Dos de ellas, Emily y Doron, de 28 y 31 años, respectivamente, fueron secuestradas por Hamás en el kibutz Kfar Aza en la masacre del 7 de octubre de 2023. A Romi, de 24 años, se la llevaron durante el ataque al festival de música Nova.
Las imágenes difundidas por el Ejército de Israel han mostrado a las tres mujeres en aparente buen estado, saliendo de los vehículos por su propio pie. Una de ellas, Emily Damari, de nacionalidad británica-israelí presentaba una mano vendada, pero eso no le impidió mostrar una sonrisa tras salir de Gaza.
Su entrega a un equipo del Comité Internacional de la Cruz Roja fue de lo más caótica, con cientos de personas arremolinándose en torno a los vehículos de las Brigadas Al Qasam, brazo armado de Hamás, que llegaban con las rehenes en su interior a una céntrica plaza de la Ciudad de Gaza. Allí las esperaba la Cruz Roja, que las llevó hasta un punto de la Franja donde militares de la fuerza de élite del Ejército las escoltaron para salir con la mayor seguridad posible del enclave.
Las madres de las tres rehenes fueron quienes recibieron a sus hijas en el punto instalado para ello en Reim, a pocos kilómetros de la frontera con Gaza y muy cerca del lugar donde tuvo lugar el festival Nova. Tras una evaluación médica inicial, las tres fueron trasladadas en helicóptero hasta el hospital Sheba, en las afueras de Tel Aviv, para encontrarse con el resto de familiares y recibir tratamiento médico.
La emoción también invadió a centenares de personas que siguieron, entre aplausos y lágrimas, la liberación de las tres mujeres desde la bautizada como plaza de los rehenes en Tel Aviv. Pese a la alegría, las familias de las liberadas también han querido recordar a los 91 que aún quedan en la Franja de Gaza, de los cuales 34 de ellos estarían muertos, según estimaciones del Ejército israelí. «Si bien la pesadilla de Emily en Gaza ha terminado, para muchas otras familias la espera imposible continúa», afirmó Mandyu Damari, madre de Emily, en un comunicado. El primer ministro Netanyahu prometía, por su parte: «El Gobierno de Israel traerá a todos los rehenes y desaparecidos».
A pesar del alivio por la liberación de las tres primeras rehenes, la puesta en marcha del alto el fuego también ha provocado una crisis interna en el Gobierno de coalición de Netanyahu, formada por partidos de ultraderecha que se oponen a esta tregua. Este domingo se ha oficializado la salida del ministro israelí de Seguridad Nacional, Itamar Ben Gvir, y de los seis diputados de su formación, Poder Judío. Con su abandono, la coalición gubernamental cuenta aún con la mayoría parlamentaria, pero el ultraconservador ministro de Finanzas de Israel, Bezalel Smotrich —cuyo partido, Sionismo Religioso, es clave para la estabilidad del Gobierno—, ha amenazado ya con tumbar la coalición si Israel no ocupa la Franja de Gaza e instaura un gobierno militar.
Por el momento, la ilusión ante la llegada de las primeras secuestradas ha eclipsado estas amenazas, y hasta el propio ministro Smotrich, que votó en contra del acuerdo de alto el fuego, celebró su liberación. «Me opongo al acuerdo con cada fibra de mi ser y creo que pone en peligro al Estado de Israel. Al mismo tiempo, estoy lleno de alegría por cada hermano y hermana que regresa a casa del cautiverio de Hamás», subrayó en un comunicado.
A cambio de las tres rehenes, Israel ha soltado a 90 prisioneros palestinos —entre ellos 9 menores y 69 mujeres—, que han salido de la cárcel de Ofer —en Cisjordania, al norte de Jerusalén—, donde se les ha hecho reconocimientos médicos y pruebas de identidad.
Los habitantes de la Franja de Gaza también han cogido aire con la entrada en vigor de la tregua, que ha permitido que al menos 330 camiones de ayuda humanitaria entrasen desde Egipto hasta el enclave palestino. La mayor parte de los camiones iban cargados con alimentos no perecederos como arroz, legumbres, pasta y aceite, además de bidones con agua, enseres como mantas y edredones, material sanitario y combustible.
Esta primera fase del alto el fuego se extenderá durante 42 días, en los que serán liberados de forma escalonada 33 de los rehenes que siguen en manos de Hamás —mujeres, niños y ancianos—, seguidos por hombres en una segunda etapa, y más tarde, el intercambio de cuerpos de israelíes ya muertos por los combatientes de Hamás. A cambio, serán excarcelados más de 1.900 presos y detenidos palestinos, algunos sentenciados por homicidio y muchos otros en detención administrativa.
El presidente saliente de EE UU, Joe Biden, esbozaba en un mensaje en la red social X el calendario para las próximas seis semanas al explicar que «cuatro mujeres más» serán liberadas el próximo fin de semana, «y después tres rehenes cada siete días, incluidos dos estadounidenses».
Durante esas seis semanas tendrán lugar además las negociaciones para una segunda fase de la tregua, en la que se completaría la liberación de todos los secuestrados israelíes en Gaza y se sentarían las bases del fin de la guerra. Sin embargo, ese futuro parece aún lejano después de que tanto Netanyahu como el ministro de Exteriores de Israel, Gideon Saar, hayan reiterado que lo que acaba de comenzar «es un alto el fuego temporal».