Publicado: enero 18, 2025, 5:36 pm
Este lunes, todo el mundo estará pendiente de Washington DC, donde Donald Trump tomará posesión, por segunda vez, como presidente de los Estados Unidos. Pero a la sombra estará la ya casi olvidada derrotada en las elecciones de noviembre: Kamala Harris.
La candidata demócrata, que durante la campaña se mostró risueña y energética, no ha vuelto a levantar cabeza desde su revés electoral, y los analistas políticos hacen hincapié en su tristeza.
Otro detalle que no ha pasado desapercibido es que a diferencia de vicepresidentes anteriores, Harris no invitó al vicepresidente electo JD Vance y a su esposa Usha a una reunión formal en la residencia oficial del vicepresidente —el Observatorio Naval de Estados Unidos en DC— , rompiendo con una cortesía de larga tradición.
El vicepresidente Dick Cheney recibió a Joe Biden como vicepresidente de Barack Obama en la residencia en 2008 y Joe Biden, a su vez, recibió al vicepresidente de Trump, Mike Pence, en 2016.
Ya ha habido comunicación entre el equipo de Vance y los asesores de la Marina que supervisan la residencia del vicepresidente, pero parece que ha sido tardía y a regañadientes.
Esto está incidiendo en la popularidad de Harris. Una encuesta del Daily Mail a votantes registrados publicada esta semana muestra que está perdiendo apoyo, y su índice de popularidad ha caído 16 puntos porcentuales desde fines de diciembre entre los demócratas. Su posición entre los independientes y los republicanos ronda mínimos históricos.
El cambio repentino en el estado de ánimo de Harris —de un júbilo desenfrenado, si no ligeramente desquiciado, durante su campaña presidencial de 2024 a un estado de tristeza melancólica— fue más evidente en el funeral del presidente Jimmy Carter el 9 de enero.
Casi se podía cortar la tensión cuando Harris y su marido, Douglas Emhoff, entraron en la Catedral Nacional para ocupar sus lugares en la primera fila.
Ninguno de los dos hizo contacto visual con los ex presidentes y las primeras damas que ya estaban sentados, incluidos Bill y Hillary Clinton y Barack Obama, que fue sin Michelle.
La decidida falta de alegría de Harris también se hizo evidente en la mirada gélida que lanzó a Obama, que estaba charlando alegremente con su archienemigo Donald Trump. Más tarde, su equipo de redes sociales recortó a Trump de una fotografía de la ocasión que publicó en su cuenta de la red social X.
Además de no reconocer a ningún demócrata en el funeral de Carter, sus interacciones con la primera dama Jill Biden se han vuelto cada vez más incómodas. No es ningún secreto que las dos mujeres se odian mutuamente. La aún primera dama nunca ha perdonado a Harris por acusar a Joe Biden, durante un debate de las primarias demócratas en 2019, de oponerse a las políticas federales de desegregación.
Por su parte, el presidente Biden sigue agradeciendo diligentemente a Harris por su vicepresidencia «histórica» en eventos públicos, pero sus reuniones han estado notablemente desprovistas de cualquier intercambio personal cálido. Pero entre bastidores, se dice que la situación es aún peor.
«La relación posterior a las elecciones entre los Biden y Harris y su esposo, Doug Emhoff, en entornos privados ha sido a veces fría«, dijeron fuentes al Wall Street Journal el 3 de enero.
En los últimos días, Harris se ha quejado ante aliados cercanos de que está decepcionada porque Biden ha afirmado en entrevistas que podría haber ganado las elecciones de 2024 si no hubiera abandonado la carrera.
Fuentes cercanas dicen que Harris expresó una «profunda tristeza» por su derrota y sus allegados creen que la dudosa afirmación de Biden de que habría ganado muestra la «lealtad unilateral» de su relación.
