El Comité de Inversiones Extranjeras de los Estados Unidos (CFIUS), una agencia federal presidida por el Departamento del Tesoro, comunicó este lunes a la Casa Blanca que es incapaz de llegar a un acuerdo sobre la compra de la siderúrgica US Steel por parte de la japonesa Nippon Steel.
El comité comunicó a Washington que no ha llegado a un consenso sobre el riesgo que supondría la operación -valorada en 14.900 millones de dólares- en la seguridad nacional pasando así la decisión final al presidente Joe Biden, que se ha opuesto con anterioridad a la transacción.
“El CFIUS nos ha notificado que el comité no ha podido llegar a un consenso sobre la transacción y la ha remitido al presidente para que tome una decisión”, informó hoy la empresa estadounidense en un comunicado divulgado en sus redes sociales.
La compañía indicó que la operación es “la mejor manera” de garantizar que US Steel, sus empleados, comunidades y clientes, “prosperen en el futuro”.
Y agregó que “mejora la seguridad nacional y económica de EEUU a través de la inversión en la fabricación y la innovación y forja una alianza siderúrgica para combatir la amenaza competitiva de China”.
“Esperamos que el Presidente Biden haga lo correcto y se adhiera a la ley”, incidió.
Se espera que Biden, que ha alegado con anterioridad que “las compañías siderúrgicas estadounidenses deberían ser propiedad de estadounidenses”, bloquee la operación antes de dejar la Casa Blanca.
El pasado diciembre, Nippon Steel llegó a un acuerdo para la adquisición de la empresa estadounidense fundada hace 122 años, aunque desde entonces la operación fue puesta en cuarentena por las autoridades estadounidenses.
La japonesa ofreció, además, invertir otros 2.700 millones en modernizar sus plantas (que se reparten por todo el país), garantizar empleos y la presencia mayoritaria de estadounidenses en su equipo directivo y su Consejo de Administración.
A la operación -que crearía la tercera mayor siderúrgica del mundo- también se ha opuesto el presidente electo, Donald Trump, que se manifestó “totalmente en contra de que la otrora grande y poderosa US Steel sea comprada por una empresa extranjera”.
Del mismo modo, también está en contra de la transacción el presidente del sindicato United Steelworkers (USW), David McCall, que ha pedido a Nippon Steel que garantice la “protección de puestos de trabajo”, pues cree que la japonesa “abandonará” la compañía.
Por su parte, el consejero delegado de la compañía, David Burritt, declaró en septiembre al periódico The Wall Street Journal que si la venta no era autorizada, U.S. Steel tendría que cerrar plantas y eliminar miles de puestos de trabajo en el país.
La adquisición, pensada para competir contra rivales chinos, crearía la tercera mayor siderúrgica del mundo.
Tras conocerse la noticia, las acciones de US Steel en la bolsa de Wall Street bajaban un 3 % en las operaciones posteriores al cierre.