Publicado: diciembre 25, 2024, 8:03 am
No es la manera en la que quería despedirse de la Casa Blanca, pero la realidad es la que es: Joe Biden no volverá a celebrar la Navidad en la residencia de la Avenida de Pensilvania de Washington. El 46º presidente de Estados Unidos ha vivido su última Nochebuena allí y, además de seguir al NORAD y el viaje de Papá Noel, ha mostrado las interioridades de uno de los edificios más famosos del mundo en unas fechas tan señaladas. El propio Biden ha compartido un vídeo en el que un dron se cuela en las estancias de una Casa Blanca más luminosa y colorida que nunca. La decoración navideña vista así ha dejado una escena digna de auténtico cine. Pero más allá de este viral detalle pensado para las redes sociales y desear que la nación estadounidense «sea bendecida con la paz y la luz de estas fechas», para Biden fue una Nochebuena de mucho trabajo. Cuando apenas falta un mes para que tenga que dejar la Casa Blanca y, por tanto, sus labores actuales, Biden sigue empeñado en negarse a ser un ‘pato cojo’ . Así es como se conoce el periodo de interinidad al final de un mandato en el que un presidente debe dejar paso a su sucesor. Después de realizar una inedita conmutación de 37 penas de muerte o un polémico indulto para su hijo Hunter , dedicó esta Nochebuena a firmar hasta 50 proyectos de ley que ya tenía avanzados. Y los hay de todo tipo. Desde leyes algo más estrambóticas, como confirmar al águila calva como el ave oficial del país , pasando por una norma contra las novatadas para atajar la violencia entre los jóvenes -especialmente los universitarios- Biden quiere dejar atado hasta donde pueda un legado que teme que Donald Trump destruya o, al menos, diluya. Por este motivo también ha introducido normas de carácter económico. Una de ellas ha sido leída como un mensaje directo a su sucesor (y predecesor) en la oficina presidencial o, al menos, a sus asesores directos: los miembros del Congreso no podrán cobrar sus pensiones si son condenados por delitos penales. Incluso ha firmado un proyecto de ley que impulsó Paris Hilton , la popular heredera del imperio hotelero y emperatriz de los ‘reality shows’, en el que se pide un mayor control y responsabilidades a los centros de tratamiento y atención de jóvenes en situación de exclusión social. La fiebre legislativa de Biden tiene un motivo más tangible que el mero hecho de dejar un legado duradero: pretende gastarse el máximo posible del presupuesto aprobado por el Congreso en proyectos de infraestructuras en Estados Unidos pero también para ayudas -armamentísticas y humanitarias- para Ucrania.
