La toxina botulínica y el ácido hialurónico son los tratamientos de medicina estética más solicitados en España a la hora de rejuvenecer el rostro o aportar volumen a zonas como los labios. Sin embargo, en los últimos meses se habla mucho del ácido poliláctico , tanto para tratar el rostro, como el cuerpo. La doctora Marta Garay , doctora en medicina y cirugía estética del Grupo Pedro Jaén, lo define como «el inyectable de moda en medicina estética cuyo principal objetivo es el de combatir la flacidez y remodelar el contorno tanto facial como corporal ». El doctor Ernesto Pérez Hernández , médico estético de Clínica FEMM, nos explica que «el ácido poliláctico es un polímero reabsorbible con efecto estimulador de colágeno , aprobado como bioestimulador desde hace más de 20 años para su uso en medicina estética. Se trata de un material reabsorbible de larga duración, y su modo de acción es multifactorial; es un inductor de la formación de colágeno nuevo y disminuye la destrucción del colágeno ya presente en la piel. Pero, además, los estudios clínicos han demostrado que incide en la vascularización de los tejidos, en la formación de la elastina, tiene un papel antioxidante y modula la diferenciación de las células madre derivadas del tejido adiposo». La doctora Marta Garay asegura que «el ácido poliláctico es un producto de permanencia prolongada, que ha demostrado en múltiples estudios una alta eficacia y un perfil de seguridad bastante elevado . Aporta beneficios en el tratamiento de las cicatrices de acné , la lipodistrofia y en el rejuvenecimiento cutáneo en general. Está considerado no solo como un relleno, si no como un bioimplante. Tiene indicación de uso facial y corporal y ha ganado terreno al ácido hialurónico siendo su duración en el tiempo mucho mayor. Sirve para recuperar el volumen de las áreas deprimidas como pliegues, arrugas o cicatrices». En el cuerpo, además de para aumentar el volumen de zonas como los glúteos, también se usa para tratar la celulitis . La doctora Beatriz Beltrán , especialista en medicina estética, explica que «el ácido poliláctico es el estimulador de colágeno más potente que tenemos en medicina y le respaldan muchos estudios científicos que avalan su eficacia y seguridad. La clave en el tratamiento de la celulitis es que lo que hace es generar colágeno en las zonas donde se han perdido las fibras de colágeno, que son los hoyuelos y las depresiones de la piel que se notan. Sin ser un relleno, el ácido poliláctico consigue alisar e igualar el efecto acolchado de la piel además de contornear la zona del glúteo». El ácido poliláctico se infiltra, igual que el ácido hialurónico o el bótox. La doctora Marta Garay comenta que «se trata de un tratamiento prácticamente indoloro ya que suele utilizarse mínimas cantidades de anestesia infiltrada en la zona a tratar para así evitar las típicas molestias que puede padecer el paciente durante el proceso. El producto debe de reconstituirse con suero , siendo menor el número de incidencias cuanto mayor es el volumen en el que se reconstituye. Una vez infiltrado se recomienda masajear la zona para dispersar el producto». El doctor Ernesto Pérez Hernández, de Clínica FEMM, señala que «al ser un potente inductor del colágeno, es importante que sea aplicado por un inyector entrenado específicamente en este producto ». Ponerse en manos de un profesional con experiencia en su aplicación es la principal recomendación de los expertos consultados por ABC para evitar complicaciones y efectos secundarios. El ácido hialurónico y el ácido poliláctico son productos diferentes, con algunos puntos comunes y otros diferentes. Los doctores aseguran que no se trata de elegir uno u otro, sino de saber combinarlos y optar por cada uno según las necesidades del paciente. La doctora Garay, del Grupo Pedro Jaén, señala que «la principal diferencia reside en la capacidad del ácido poliláctico de estimular la neocolagenesis (síntesis de colágeno) de manera prolongada en el tiempo. Ambos productos aportan hidratación al tejido y sirven como productos voluminizadores, pero solo el ácido poliláctico consigue combatir la tan temida flacidez ». Por su parte, el doctor Ernesto Pérez Hernández añade que «el poliláctico tiene mayor duración (algunos pueden llegar a 25 meses, pero depende del tipo) y deja menor huella estética, por lo que es buena opción para los pacientes ‘filler-fóbicos’. En su contra, no tiene el efecto voluminizador inmediato que tiene el hialurónico , es más difícil predecir la extensión y velocidad de la voluminización (que en parte dependerá de la respuesta de los tejidos del paciente), es menos útil en la corrección de asimetrías y no tiene un ‘antídoto’ tan accesible como la hialuronidasa en el caso del ácido hialurónico».