NUEVA YORK.– Se viene una navidad hot. Y no tiene nada que ver con el calentamiento global que amenaza con otro año más de fiestas sin nieve, y que ya desplegó un período de compras previo en el que éstas se pueden hacer en suéter alegórico (con pinos, motivos escandinavos, los renos), pero sin necesidad de campera.
No, estamos hablando de pura provocación sexual. Al menos, en los programas que uno menos espera: las “películas Hallmark”. La “película Hallmark”, es un género de comedia romántica que ahora es tan omnipresente que el término se extiende a cualquiera de tono y estética similar. La trama suele ser que una mujer profesional urbanita que considera a las fiestas de fin de año una pérdida de tiempo regresa al pueblo natal para, por ejemplo, vender la granja familiar. Todo cambia cuando una serie de acontecimientos la llevan a dejarse seducir por una existencia más sencilla y a reavivar su amor por un personaje como quien fuera su novio de la secundaria, que ahora es el espléndido panadero, pastor, veterinario local o personaje similar. El asunto se sella con un beso casto mientras caen los primeros copos.
En un giro que tiene a todos hablando, las películas más emblemáticas de esta temporada Hot Frosty, Los Festivos Caballeros (ambas pueden verse en Netflix Argentina) y A Carpenter Christmas Romance, entre otras, tienen protagonistas masculinos que se la pasan escasos de ropa. Esto a pesar de que todo transcurre, obviamente, en los inviernos casi polares que todavía existen en la ficción. Y los muchachos despliegan pectorales aún más inverosímiles que el argumento
Hasta ahora. En un giro que tiene a todos hablando, las películas más emblemáticas de esta temporada Hot Frosty, Los Festivos Caballeros (ambas pueden verse en Netflix Argentina) y A Carpenter Christmas Romance, entre otras, tienen protagonistas masculinos que se la pasan escasos de ropa. Esto a pesar de que todo transcurre, obviamente, en los inviernos casi polares que todavía existen en la ficción. Y los muchachos despliegan pectorales aún más inverosímiles que el argumento.
Puramente por la seriedad de su compromiso profesional, esta cronista vio buena parte de los nuevos films en un vuelo de Nueva York a Buenos Aires. El mejor para olvidar las turbulencias que se atravesaban y hasta cualquier problema personal y/o el estado del mundo fue Hot Frosty. Trata sobre una viuda que le pone una bufanda a un muñeco de nieve que, por arte de la magia navideña, se convierte en una especie de supermodelo masculino. Aunque luce y actúa humano, para que no lo derrita el calor parece que no puede cubrirse ese maravilloso torso, y a la viuda le hace volver a creer en el amor.
Ante el éxito en la pantalla de lo que The New York Times llamó “una nueva dirección de la Navidad, que es sin camisa”, las publicidades se sumaron a la tendencia. La más comentada fue la del grupo de supermercados Target, donde Papá Noel está, por decirlo de manera sutil, muy lejano a la típica imagen del ser bonachón, abrigado y rellenito.
“Usó Ozempic”, fue uno de los comentarios más repetidos, al menos en Nueva York, donde todo el mundo parece terminar el año con la droga para adelgazar. Claramente, además, el Santa de Target fue –y mucho– al gimnasio.
La tendencia fue muy discutida en los países de habla inglesa. Aunque en Australia el Sydney Morning Herald publicó un artículo titulado “Los mercaderes del sexo se apoderaron de la Navidad”, aquí nadie pareció preocuparse demasiado. Según el matutino de la Gran Manzana, se trata “de generar algo de entusiasmo entre una generación de adultos que crecieron viendo a los personajes y podrían disfrutar de un poco de placer visual mientras celebran las fiestas”.
Pero también hay un elemento comercial, ya que las mujeres son las que típicamente más consumen las películas navideñas y propagandas de supermercados. Los críticos culturales subrayan que hay foros específicos de fan fiction en los cuales es común fantasear con personajes hasta como un muñeco de nieve, y esto sería una extensión en la pantalla.
El tabloide The New York Post recordó, sin embargo, que “snowmanning”, o “hacerse el muñeco de nieve” es el término de moda en estas fiestas, y describe el desaparecer de una relación (como un muñeco que se derrite). Pensar en Hot Frosty será menos realista, pero trae más sonrisas para arrancar el 2025.