La ampliación de la Unión Europea es una cuestión tan amplia que asusta, pero se van dando pasos -más o menos lentos- hacia ella. Hay una especie de conjura para tomarse este tema en serio y eso se ha visto este miércoles en la cumbre UE-Balcanes que se ha celebrado en Bruselas y que ha servido para que el bloque comunitario se ‘conjure’ con la región para afrontar esa ampliación casi como una cuestión existencial. «Es una prioridad total», ha asegurado por ejemplo el presidente del Consejo Europeo, Antonio Costa. Se trata de hecho de una cuestión de valores, de influencia y de geopolítica, porque para la Unión la ampliación es también un antídoto frente a la Rusia de Putin. Eso sí, nadie habla de fechas.
«Estamos preparados y comprometidos», asumió Costa al recibir a los líderes de Albania, Macedonia del Norte, Serbia, Montenegro, Bosnia y Herzegovina y Kosovo, aunque este último es un país que todavía no reconocen cinco Estados miembros de la UE, entre ellos España. El caso de Montenegro, en términos de adhesión a la Unión, es el más avanzado, pues solo le quedan por cerrar dos capítulos de negociación. Las previsiones más optimistas ya hablan de que podría entrar en el bloque en el año 2028. «Compartimos continente, pero sobre todo compartimos valores», sentenció el presidente del Consejo Europeo, en una línea implícita frente a la influencia de Moscú en la región.
La Alta Representante, Kaja Kallas, siguió en la misma línea y ve clave «avanzar» en las relaciones entre las partes para ahondar en la integración de los Balcanes como paso previo a que formen parte del todo de la Unión. De hecho, esta cumbre también ha servido para firmar acuerdo bilaterales con Albania o con Macedonia del Norte. «Tenemos que progresar en la ampliación durante estos cinco años», apuntó la jefa de la diplomacia europea, que sí hizo más hincapié en la necesidad de que los Balcanes se comprometan también a apoyar a Ucrania frente a Rusia.
Por ejemplo, Serbia no ha apoyado las sanciones contra Moscú desde el inicio de la invasión y el Gobierno de Aleksandr Vucic se ha alineado en muchos momentos con el Kremlin. Sí están del lado de Kiev de manera mucho más abierta otros países de la zona como Montenegro, Albania o el propio Kosovo. «Los Balcanes Occidentales pertenecen a la familia europea. Cultivar esta relación es una prioridad personal», terminó diciendo la ex primera ministra estonia; mientras, insiste precisamente en la perspectiva geopolítica: la guerra en Ucrania afecta a todos los vínculos globales.
Ahora, el lado balcánico es más cauto. Jakov Milatovic, el presidente de Montenegro, asume que hay «nuevos vientos» en cuanto a la ampliación, sobre todo desde el inicio de la invasión rusa de Ucrania y considera que la cumbre «es una buena señal» para acelerar en los contactos. Pero mantiene la paciencia y no tiene claro que su país vaya a ser miembro a tres años vista. Quien sí habló directamente de «decepción» fue la presidenta de Kosovo (que es candidato potencial, es decir, está en un segundo escalón), Vjosa Osmani-Sadriu, para quien «no es una buena noticia» la parálisis en su proceso «pese a las reformas» que su país ha abordado en los últimos tiempos.
Osmani fue incluso más allá y afeó a la UE que pueda plantear avances con Serbia pese a su connivencia con Rusia, mientras al mismo tiempo «sanciona» a Kosovo que, dice, sí cumple con lo que pide Bruselas. «El mensaje que recibimos en nuestra región es que cuanto más te alineas con Rusia, más te alineas con Irán, más te alineas con China, más progresas, más capítulos abres y más capítulos cierras», esgrimió la presidenta kosovar ante los periodistas.
En las últimas conclusiones sobre ampliación, aprobadas esta misma semana, la UE reitera que es «una inversión geoestratégica en paz, seguridad, estabilidad y prosperidad» y también «un motor para mejorar las condiciones económicas y sociales de los ciudadanos europeos, reducir las disparidades entre países y debe fomentar los valores en los que se fundamenta la Unión». Pero es importante el matiz de que la Unión «tiene que estar preparada» para ese proceso, igual que los países candidatos. «Es algo beneficioso para todos», recalcan en el documento que se ha hecho público.
Con todo, los 27 les dejan claro a los aspirantes que «deben intensificar sus esfuerzos de reforma, especialmente en el ámbito del Estado de Derecho, en consonancia con la naturaleza basada en el mérito del proceso de adhesión y con la ayuda de la UE». Ese también es otro punto relevante: la entrada en la Unión no se puede acortar y se basa exclusivamente en los logros que se hagan. Y hay deberes para todos. «La UE debe sentar las bases y llevar a cabo las reformas internas necesarias, tal como se afirma en la Declaración de Granada. Esto hará más fuerte a la UE y reforzará la soberanía europea», concluyen.
Las elecciones en los Balcanes Occidentales se ganan o se pierden con la cuestión de la UE
Quien dio otra de las claves sobre ampliación, además en un punto que casi todo el mundo obvia, fue la presidenta del Parlamento Europeo, Roberta Metsola. «En la última década, más miembros abandonaron la Unión Europea de los que se unieron. Es hora de revertir esa tendencia», sostuvo, en referencia a que en 2019 el Reino Unido completó su salida cuando la última incorporación se dio en 2013, con la entrada de Croacia. Esa vía croata -que completó su camino europeo en solo 10 años- es la que se quiere aplicar ahora, con salvedades, a otros países como Montenegro, Albania o Macedonia del Norte. Es decir, un procedimiento en que no haya apenas vetos y pueda coger velocidad.
«El nuevo proceso de adhesión por etapas ya está dando resultados. Pero hay que ir más allá. Las elecciones en los Balcanes Occidentales se ganan o se pierden con la cuestión de la UE. Los ciudadanos de los Balcanes Occidentales deben sentir los beneficios de la integración, incluso antes de la adhesión, aumentando la credibilidad y la confianza», concluyó la dirigente maltesa.
A lo largo de su historia la Unión Europea ha abordado un total de siete ampliaciones. La más importante se dio en 2004, con la entrada de diez países a la vez y unos 75 millones de ciudadanos; este escenario podría repetirse si accedieran los nueve que ahora están en la lista de espera. Pero la Unión quiere ir con buena letra: el vínculo con los Balcanes Occidentales, han querido dejar claro este miércoles en Bruselas, tiene que ver con su entrada en el bloque, pero también con una cuestión ‘medicinal’: se trata de una ‘coalición’ estratégica para pararle los pies a Rusia.