Cualquier cambio en el color o la densidad de nuestra orina debe ser motivo de atención, puesto que indica la posibilidad de algún problema urológico que quizá no hayamos detectado de otra manera. Así pues, la orina puede dar señales de los que está sucediendo en nuestro interior, y es importante ‘echarle un vistazo’ para poder actuar cuanto antes si fuera necesario.
La doctora Perrin Downing, uroginecóloga de Axia Women’s Health en Allentown, en Pensilvania (EEUU) afirma en Parade que «controlar el color de la orina es una forma eficaz de saber cuál es el estado de hidratación de nuestro organismo. ¿Lo ideal? Que la orina sea de un color amarillo claro, como la limonada», afirma.
¿Es malo que la orina no sea siempre igual?
La orina es el desecho líquido filtrado del cuerpo y puede revelar mucho sobre nuestra salud: los niveles de hidratación corporal, si puede haber una infección y muchos otros problemas de salud. Por eso, la uroginecóloga Perrin Downing asegura que «es importante echar un vistazo al inodoro antes de tirar de la cadena para comprobar el color de la orina».
A pesar de que el color ‘normal’ es amarillo claro, la experta asegura que en función de la dieta y la cantidad de agua que bebamos el color podría variar ligeramente, sin que ello sea un problema. «Si la orina es demasiado clara, como el agua, es posible que estemos sobrehidratados; si es más oscura, como el jugo de manzana, podría ser consecuencia de cierto grado de deshidratación«.
Por lo general, los cambios leves de color no deben ser motivo de preocupación. Pero si notamos modificaciones drásticas en la orina y los cambios persisten, ha llegado el momento de consultar con nuestro médico.
¿Por qué a lo largo del día cambia el color y la intensidad de la orina?
La doctora Katie Murray, jefa de urología en NYC Health Hospitals Bellevue afirma que «no existe un único color ‘normal’ para la orina, puesto que va desde transparente a amarillento, o incluso color té. Es muy común que la orina varíe entre colores más claros y más oscuros tanto a lo largo del día como de un día a otro».
Los factores que pueden influir en el color pueden ser, por ejemplo, comer remolacha, que lo va a tornar rojo. Un exceso de vitamina B12 puede hacer que el color sea de amarillo brillante a verde. Otra causa del cambio de color son «ciertos medicamentos como el piridio y la rifampicina, que pueden hacer que la orina parezca de color rojo a naranja brillante; el azul de hiosciamina hace que la orina sea azul; y la fluoresceína la vuelve verde brillante». Si esto sucede, una vez que se hayan metabolizado, la orina debería volver a ser amarilla.
Este es el color de la orina que debería preocuparnos
Si observamos que nuestra orina es roja, rosada o marrón, deberemos permanecer alerta, siempre y cuando no podamos achacarlo al consumo de algún alimento que la tiña. Estos tres colores ‘preocupantes’ pueden significar que hay presencia de sangre (hematuria) causada bien por infección del tracto urinario, cálculos renales u otro problema en la vejiga o los riñones.
En otros casos más graves, «la sangre en la orina es un signo de cáncer en los riñones o en la vejiga, algo que, por supuesto, no podemos pasar por alto”.
La mayoría de las veces, la sangre tiñe la orina de un color rosa claro, lo que normalmente no es una emergencia, sino algo que debe revisarse. «Sin embargo, cuanto más oscura sea la sangre en la orina, más debe preocupar, sobre todo cuando la orina se vuelve del color del vino tinto o del kétchup», explica la Dra. Murray.
El sangrado activo del tracto urinario, aunque es poco frecuente, «puede provocar grandes coágulos de sangre que pueden dificultar la micción, y el objetivo es detener el sangrado antes de que llegue a ese punto. Si la orina permanece oscura, como la de una cola, podría indicar deshidratación. Sin embargo, si el color no se aclara después de rehidratarse, es posible que tenga un problema de salud, como una enfermedad renal o hepática«.
Otros cambios a tener en cuenta
La orina de color azul o verde puede ser alarmante, pero es probable que sea el resultado de comer alimentos coloreados o tomar ciertos medicamentos. Las bacterias de una infección urinaria o la enfermedad poco común de hipercalcemia también pueden hacer que la orina se vuelva azul o verde.
Cuando el tono es anaranjado, puede significar que no estemos bebiendo suficiente agua. Si lo detectamos, deberemos beber más agua para comprobar si ese color desaparece o no.
En cuanto al aspecto de la orina, si es turbia, suele ser un signo inequívoco de que existe infección del tracto urinario, especialmente si va a acompañada de una mayor frecuencia en la micción, ardor o dolor. Que el líquido no sea claro también podría estar ocasionado por la presencia de cálculos renales, cáncer de vejiga o enfermedades de transmisión sexual.