La presidenta del Banco Central Europeo (BCE), Christine Lagarde, dice tener la receta para que Donald Trump no lance una guerra comercial con la Unión Europea una vez que vuelva a la Casa Blanca en enero. Ese es uno de los grandes miedos de Bruselas, pero la francesa asegura que la solución pasa por comprar más productos y servicios a Washington. «Podríamos ofrecer comprar ciertas cosas a los Estados Unidos y dar a entender que estamos dispuestos a sentarnos a la mesa y ver cómo podemos trabajar juntos», ha defendido en una entrevista en el Financial Times.
Esta estrategia debería basarse, asegura Lagarde, en la compra de gas natural licuado o de bienes de defensa, algo que puede ser contraproducente en un momento en el que la UE trabaja precisamente por ser cada vez más autónoma en ambas áreas. «Creo que este es un mejor escenario que una estrategia puramente de represalia, que puede conducir a un proceso de ojo por ojo en el que nadie sale realmente ganando», sostuvo la presidenta del BCE. Una guerra comercial, sentenció, «no es buena para nadie».
«Esto puede no ser del interés de nadie, ni de los Estados Unidos ni de Europa, ni de nadie en realidad. Esto induciría una reducción global del PIB», expuso en la entrevista, consciente también de que el único ganador de ese potencial choque sería China. Asimismo, considera que la economía europea «es más vulnerable» que la del gigante asiático y la de Estados Unidos por ser «más abierta».
Ante el regreso de Trump la UE ya lleva meses trabajando. Fuentes comunitarias consultadas por 20minutos apelan a «las lecciones aprendidas» respecto a 2016 y la Comisión ya ha adelantado trabajo con un grupo de expertos para preparar al bloque para la vuelta de Trump que ahora es una realidad. Eso sí, la Unión sigue inmersa en una profunda crisis económica, mientras resuelve sus lagunas en la industria y sus carencias en Defensa, al tiempo que ve un importante auge de la derecha radical y cuenta con el Parlamento Europeo más dividido en décadas.
Además, el eje Berlín-París pasa por su peor momento: Macron está desgastado en Francia y el Gobierno de Scholz pendiente de las elecciones anticipadas a febrero. Eso sí, las fuentes piden «huir del caos y del dramatismo y ponerse a trabajar».