El consumo de marisco en España se multiplica durante las fiestas navideñas, siendo una excelente fuente de vitamina B12, necesaria para la formación de los glóbulos rojos y el buen mantenimiento del sistema nervioso y las defensas. El marisco, además, aporta muy pocas calorías y hay mil formas interesantes de prepararlo. Sin embargo, en la otra cara de la moneda están los excesos, y la potencial intoxicación si no los compramos y cocinamos correctamente.
Así pues, los expertos recomiendan su ingesta al tratarse de un alimento más que interesante para la salud, aunque nos proponen llevar a cabo una serie de precauciones para evitar sustos: una de ellas es consumirlo durante el día, por si existiera algún riesgo de intoxicación, que nos ‘pille’ despiertos. Hablamos con la nutricionista Carmen Fanjul, experta de Las Caldas Villa Termal by Blau Hotels sobre este asunto.
Propiedades saludables del marisco, en su justa medida
«El marisco, consumido en su justa medida, es un producto alimenticio que nos aporta valiosas cantidades de minerales necesarios para el correcto funcionamiento del organismo. Al mismo tiempo, también nos ofrece vitaminas y muchas proteínas, además de no ser un producto graso», comienza explicando la nutricionista.
Sin embargo, es muy común en estas fechas navideñas cometer excesos alimenticios, sin limitar las cantidades y sin buscar la variedad nutricional. Uno de los alimentos más presentes en casi todas las mesas, sin ninguna duda, es el marisco, aunque es importante que sepamos que su consumo abusivo puede tener consecuencias indeseables para la salud.
Como nos cuenta Fanjul, «no debemos excedernos en el consumo de marisco porque muchos tipos presentan altísimo contenido en colesterol, además de purinas y proteínas de carácter alergénico».
Posibles efectos adversos de abusar del marisco
La nutricionista nos pone sobre aviso para que sepamos exactamente las consecuencias que el abuso del marisco puede traernos. «El marisco contiene una serie de sustancias como la histamina, la tiamina o la fenilotilamina, que provocan en nuestro organismo una reacción tóxica en muchos casos, que suele traducirse en fuertes dolores de cabeza».
Otro de los riesgos que corremos con la ingesta abundante de marisco son las reacciones alérgicas, «debido a su gran cantidad de proteínas, así como el temido parásito anisakis. Ambas circunstancias pueden ser la causa de reacciones adversas por parte del organismo».
Por otra parte, el contenido en purinas del marisco «lo contraindica especialmente en aquellas personas con los niveles elevados de ácido úrico. En estos pacientes, la ingesta abusiva de marisco puede desencadenar lo que se conoce como ‘gota’, que se caracteriza por dolores agudos en las articulaciones», como si se tuvieran pequeños cristales que pinchan de manera constante.
Para finalizar con los posibles problemas del consumo excesivo de marisco en Navidad, y aunque este alimento no es graso, sí contiene colesterol. Esto sucede especialmente en los mariscos sin concha como pueden ser los calamares. Las grasas instauradas que aportan, por otra parte, podrían compensar ligeramente al mejorar la asimilación por parte del organismo de ese colesterol.
Así podemos prevenir una intoxicación por marisco
Entre las medidas de higiene y cocinado más apropiadas para evitar intoxicarnos (de empacharnos ya hemos hablado anteriormente), están el lavado escrupuloso de manos antes y después de manipular los mariscos. también es importante evitar la contaminación cruzada, separando los que están crudos de los cocidos.
En cuanto a la compra, ésta debe realizarse siempre en lugares autorizados que nos ofrezcan todas las garantías, y nosotros en casa deberemos mantener la cadena de frío bajo los 4-5 grados de temperatura. Que las gambas y langostinos nunca presenten manchas negras es otra precaución imprescindible, así como desecharlas si desprenden mal olor, o si a cabeza se separa del tronco con el simple roce.
El consumo de los mariscos debe ser siempre bien cocidos, previo paso por unos días de congelación, o bien a la plancha, sometidos a altas temperaturas que eliminen los posibles gérmenes que podrían provocarnos vómitos, diarrea, dolores de estómago e, incluso, fiebre.