Publicado: mayo 19, 2025, 11:27 am
Con la llegada del buen tiempo, pasamos más horas al aire libre: parques, excursiones, tardes en la piscina o escapadas al campo. Y con ello aumentan las picaduras de insectos, sobre todo de mosquitos. En la mayoría de los casos no son graves, pero sí muy molestas, especialmente en los niños, que tienden a rascarse y rascarse sin parar. Saber cómo prevenirlas y qué hacer si ya se han producido es clave para que no arruinen el verano.
¿Por qué les pican más a unos niños que a otros?
Seguro que has oído alguna vez eso de que “tiene la sangre dulce” y la verdad es que eso no influye para nada, sino, imagínate a los diabéticos… serían el blanco perfecto para estos molestos amiguitos.
El caso es que los insectos se guían por varios factores detectar a una posible víctima: el olor corporal (incluidos perfumes y colonias), el CO₂ que exhalamos, la temperatura de la piel y, en menor medida, la ropa de colores vivos. Por eso, en un grupo de niños jugando al aire libre, unos pueden recibir muchas picaduras y otros ninguna.
Así que si tu hijo es de los que siempre acaba lleno de ronchas, no es que tenga una sangre especial; probablemente es más caluroso, lleva colonia o está más inquieto, genera más CO₂ o, simplemente, ese día le vestiste con esa camiseta amarillo fosforito que tanto te gusta, pero que mejor dejarla para otra época del año.
¿Cómo prevenir las picaduras?
La mejor estrategia es combinar varias medidas de protección, especialmente al amanecer y al atardecer, que es cuando más activos están los mosquitos.
Una de las más eficaces es el uso de repelentes de insectos. Ya que no todos están autorizados a todas las edades, es conveniente elegir uno que sepamos que nuestro hijo puede usar. Te dejamos en esta lista los más utilizados y seguros en niños:
- IR3535: se puede usar a partir de 1 año. Tiene una duración de entre 4 y 6 horas, por lo que es importante reaplicarlo si el niño suda, se baña o pasa mucho tiempo desde la última aplicación.
- Icaridina (picaridina): eficaz y bien tolerada. Puede usarse desde los 2 años y su efecto puede durar hasta 8 horas, dependiendo de la concentración.
- DEET: el más eficaz, pero también el más controvertido. En niños, se recomienda usar concentraciones bajas (máximo 10%) y solo a partir de los 2 años. Su duración puede ser de 6 a 8 horas.
- Citronela: es un repelente de origen vegetal que puede utilizarse en niños mayores de 3 meses. Su gran ventaja es que se tolera muy bien, pero su eficacia es limitada y su duración muy corta (alrededor de 1 a 2 horas). Por tanto, si se utiliza, hay que reaplicarlo con frecuencia.
Es importante recordar que todos los repelentes pierden eficacia con el sudor, el agua o el paso del tiempo. Si el niño suda mucho, se baña o han pasado varias horas, habrá que volver a aplicarlos. También conviene evitar que entren en contacto con ojos, boca o manos (por si luego las chupan).
Respecto a su modo de empleo, deben aplicarse en la piel y no encima de la ropa, ya que es la forma en la que estos productos camuflan nuestro olor y despistan a los insectos.
Además del uso de repelentes, hay otras medidas que ayudan a reducir el riesgo de una picadura y que es muy importante tenerlas en cuenta para ponerlas en marcha junto con los repelentes:
- Evitar el uso de colonias o cremas con fragancia intensa.
- Vestir al niño con ropa de manga larga y colores claros.
- Utilizar mosquiteras en ventanas o sobre la cuna o carrito.
- Evitar zonas con agua estancada, donde suelen proliferar los mosquitos.
¿Y si ya le ha picado?
La mayoría de las picaduras en niños producen un pequeño habón rojo, con picor junto a una leve inflamación. No suelen requerir tratamiento, más allá de calmar el picor y evitar que se rasquen.
Lo primero que debemos hacer es lavar bien la zona con agua y jabón para evitar infecciones. Aplicar frío local, como una toalla con hielo envuelto, ayuda a reducir la inflamación y alivia el picor.
Además, se pueden aplicar cremas con calamina o amoniaco tópico justo después de la picadura, aunque la mayoría de estos productos no están recomendados en menores de dos años.
Si a pesar de todo ello el picor persiste o es muy intenso, los antihistamínicos orales suelen funcionar bastante bien. Además, si la inflamación es muy llamativa, puede usarse una crema con corticoide suave durante unos días, pero siempre indicada por el pediatra.
En cualquier caso, lo más importante es evitar el rascado, ya que puede provocar una excoriación en la piel, lo que podría favorecer que la picadura se infectase.
Las picaduras de abeja o avispa requieren un poco más de atención. Si ha quedado el aguijón en la piel, debe retirarse con cuidado, raspando suavemente con el borde de una tarjeta (nunca con pinzas, ya que podríamos inyectar más veneno). Tras ello debemos lavar bien la zona y aplicar frío. Si el niño tiene antecedentes de alergia a este tipo de picaduras, incluso en ausencia de síntomas, conviene acudir a Urgencias, ya que las reacciones pueden ser graves.
¿Cuándo consultar al pediatra?
Lamentablemente evitar las picaduras al 100% es una tarea imposible, pero por fortuna, en la mayoría de los casos con un poco de paciencia y aplicando las medidas básicas del párrafo anterior va a ser más que suficiente.
Sin embargo, en el caso de que detectes alguno de estos síntomas, es muy recomendable que acudas al pediatra:
- El picor o inflamación son intensos y no mejoran.
- Aparecen signos de infección en la zona: calor, pus o enrojecimiento creciente.
- Se acompaña de fiebre o mal estado general.
- El niño tiene antecedentes de reacciones alérgicas graves a picadura.
Aunque son poco frecuentes, las reacciones alérgicas graves (anafilaxia) pueden ocurrir tras picaduras de abejas o avispas. En estos casos, los síntomas aparecen de forma brusca y requieren atención médica urgente.
En resumen…
Las picaduras forman parte del buen tiempo, al igual que los helados y los juegos al aire libre. Saber cómo prevenirlas y cómo actuar cuando ocurren puede evitarnos más de un susto y muchas incomodidades. Los repelentes, la ropa adecuada y el sentido común son nuestros mejores aliados. Y si a pesar de todo un insecto se adelanta, lo más importante es mantener la calma, vigilar los síntomas y saber cuándo consultar.