Han pasado tres días desde que Ernesto de Hannover, acompañado por su novia Claudia Stilonopolus, protagonizaran un desagradable desencuentro con los responsables del restaurante Le Bistroman Atelier. Desde el laureado establecimiento aseguran, tal y como publicó en exclusiva 20minutos, que el aristócrata perdió los papeles y puso en jaque al personal de sala.
Las versiones no son tan opuestas. Al menos es lo que se deduce de la conversación que este periódico ha mantenido con Claudia, quien asegura que Ernesto tiene un problema de diabetes que no está totalmente controlado y que, en ocasiones, le empuja a tener un comportamiento ciertamente beligerante: «es difícil y siempre lleva su azúcar en el bolsillo».
Sin embargo, la empresaria asegura que en ningún momento agredió a ningún miembro del staff del restaurante durante la discusión, motivada por el precio de una botella de vino: «Cuando él llegó se pidió su champagne, como siempre, y luego se pidió una botella que tenía un precio fuera de mercado. Se enfadó, tuvo un comportamiento desacertado y dijo cosas en un tono que no fue el adecuado, sí, pero no hubo ninguna agresión. Tanto fue así que finalmente se le sirvió esa botella. Bebió la mitad. A la otra mitad le pusieron un corcho y me la llevé yo en el bolso, por lo que queda claro que no fue un problema de que hubiera bebido demasiado», dice.
El relato de Claudia es estremecedor. La hija de Pitita Ridruejo afirma que tras esta agitación, Ernesto se desplomó: «Me dijo que le estaba dando lo del azúcar y se cayó al suelo, inconsciente. Busqué y busqué hasta que encontré en su bolsillo el azúcar y, después de haberse estabilizado, se atragantó». Nerviosa, pero consciente de lo que estaba ocurriendo, Claudia reconoce que en ese instante el restaurante pidió una ambulancia y que, con la ayuda de una médico que ocupaba una mesa cercana, consiguió hacerle maniobras para que expulsara el bolo alimenticio que le había provocado la asfixia: «Se me puso azul, me puse por detrás y practiqué las maniobras para salvarle la vida», dice.
Fue entonces cuando llegó la ambulancia. A pesar de que los sanitarios cuentan que lo vivido fue muy desagradable, Claudia replica afirmando que no hubo ni agresión ni forcejeo: «Él tiene una persona de asistencia que le acompaña y después de esto, nos fuimos. No quiso subirse a la ambulancia y los sanitarios me dejaron claro que no iban a forzar nada».
En relación a los anteriores episodios controvertidos en el mismo restaurante, confirma que sí ocurrieron: «El primero fue porque rompió una copa, sí, pero es algo normal. Y el segundo, como es diabético, se puso muy nervioso porque nos habían servido a todos la comida menos a él y estaba a punto de desmayarse», explica a 20minutos.