Publicado: diciembre 17, 2024, 10:27 am
Belén Esteban se ha convertido, por méritos propios, en una de las personas más conocidas del país. Con una dilatada trayectoria personal y profesional, ambas ligadas a la televisión, La autonproclamada ‘Patrona’ se abre en calan para repasar sus mejores y peores momentos en el pódcast de Nude Project.
«Yo tuve una adicción y me hice daño a mí misma«, reconoce la de Paracuellos, revelando que se miraba al espejo y «pesaba 36 kilos». «Lo bueno de todo esto es que de eso hace ya 13 o 14 años. Ya estoy recuperada«, deja claro.
«Sé que va a sonar mal, pero también tuve momento en los que me lo pasaba bien. Pero me lo pasaba bien con algo que me hacía daño a mí. Pero lo tuve muy claro cuando quise salir. Mucha gente no confiaba de que saliera a la primera, pero yo me siento muy orgullosa«.
Aunque es feliz con lo que hace, asegura que «habría estudiado». «La tele es un poco complicada», indica, antes de hablar sobre la venta de exclusivas, algo que ha hecho todos estos años: «He vendido mi vida y creo que tenía que haber hablado mucho más«.
«Cuando empecé, me llamaban de todos lados. Vendía mi vida porque necesitaba dinero, y no tenía nada. Pero no me arrepiento. Hay quien dice que lo hace para que la gente se entere, pero la realidad es que cuentas tu vida porque te pagan», indica tajante.
«Muchas entrevistas no las he cobrado, pero he vendido mi vida y a cambio de eso me han dado dinero», asegura, revelando que «hubo una época» en la que vendió su vida «cara», pero que, «en las últimas en Telecinco» les daban «poco presupuesto, muy baratas».
Además, la de San Blas desvela el dineral que le ofrecieron a su hija, Andrea Janeiro, por concursar en Supervivientes, algo que siempre ha rechazado: «Para una niña jovencita que te llamen de Supervivientes y te ofrezcan 30.000 o 40.000 euros a la semana es muy tentador». «La tengo que respetar. Mi hija lo ha vivido desde pequeña y pasa de este mundo, quiere ir por ahí y que no la conozca la gente», explica sobre las razones de la joven para no participar en ese negocio.
Cifra muy parecida a la que le ofrecieron a su marido, Miguel, por hablar de sus intimidades: «Y a mi marido, que es auxiliar técnico sanitario con una ambulancia, que le den lo mismo o que pueda vender su vida… lo podía haber hecho. Pero yo lo tenía claro, sé cómo son ellos».
