Publicado: octubre 28, 2025, 10:27 am
En septiembre del año que viene El Hormiguero cumplirá dos décadas en emisión, con un único cambio de cadena —de Cuatro a Antena 3 tras el verano de 2011—, algo verdaderamente notable si se tiene en cuenta que en este tiempo le han salido multitud de competidores y que la televisión tradicional ha ido perdiendo fuerza con el auge de las plataformas. Pero el programa de Pablo Motos siempre ha intentado reinventarse según lo que buscase su público, aunque en ocasiones dichos cambios no fueran decididos por él y, por tanto, tampoco de su agrado. Por ejemplo, el caso de Pablo Ibáñez.
Este, quizá, sea un nombre que no a todo el mundo le suene. Básicamente, porque para los espectadores tenía otro apelativo mucho más misterioso: El hombre de negro. Fue una figura crucial en el programa durante su primera década, apareciendo siempre con un rostro rígido e imperturbable, una voz firme y severa, un look prácticamente sin cambios, formado por sus gafas de sol, y ropa negra con complementos de cuero oscuro. Su semblante serio, sin embargo, se ganó el cariño del público, ejerciendo con una suerte de jefe de seguridad que, en un momento dado, llegó incluso a tener sección propia.
Ibáñez, aunque empezó como secundario —en la mayoría de ocasiones, supervisando los experimentos científicos de Flipy para que nadie corriese peligro—, se volvió un fenómeno. Tanto, que en 2017 dijo basta. Y, además, sin previo aviso, dando por terminado su contrato con la cadena y la productora. «Doce años increíbles unido a El Hormiguero por los que estoy lleno de agradecimiento. ¡Vivimos juntos momentos inolvidables, arriesgados y emocionantes! Gracias a todas las estrellas que han jugado conmigo, los directores que han apostado por mis locuras y a todo el equipo porque son increíbles», escribió en sus redes sociales.
No hubo, al menos de cara a la galería, nada dramático, pero años más tarde, en una entrevista con El Mundo, Ibáñez decidió explicar aquel adiós. «Ya eran muchos años y sentía que había hecho todas las cosas grandes que se podían hacer. Fui yo el que decidió dejarlo», comentó, así como también reveló que a su entonces jefe no le hizo especial gracia. «No le gustó, no», afirmó sobre Pablo Motos, «pero yo llevaba un tiempo pensándolo y fue una decisión firme».
No pareció, además, que acabasen especialmente mal, habida cuenta de que otros excolaboradores —Jandro, el propio Flipy, Raquel Martos o Dani Rovira— sí que han apoyado abiertamente a su competencia, La revuelta. Quizá porque su hermano, Juan Ibáñez, sigue no solo trabajando sino siendo una figura indiscutible del espacio, ya que interpreta a Trancas. Sea como fuere, desde entonces ha tenido que ir reinventándose en estos nueve años, empezando porque empezó en TVE inmediatamente después de El hormiguero.
Lo hizo primero participando en Bailando con las estrellas, así como fue uno de los fichajes para colaborar con Javier Cárdenas en Hora Punta, precisamente el espacio con el que pretendían hacer frente a Motos. Claro está que no solo no resultó, sino que Ibáñez hubo de reinventarse, participando en 2019 en el programa Vaya crack —junto a su hermano Juan—, así como en la versión celebrity de Atrápame si puedes en Telemadrid. Pero entonces llegó la pandemia y su vida dio un giro.
«Uno no cierra la puerta del todo, pero yo estoy ahora en los negocios y es una vida más cómoda», reveló. Y es que junto a su hermano abrió una tienda de la franquicia Friking, que vende camisetas y productos frikis en pleno centro de Madrid, así como también tiene Caganers Madrid, el primer comercio dedicado a estas famosas figuras de tradición catalana en la calle Mayor de la capital.
Sin embargo, si hay algo que le ha llenado todo este tiempo es Escapando Palante, su propio pódcast de entrevistas íntimas y reflexivas por el que, todavía con su semblante serio aunque más alejado del de sus comienzos, han pasado grandes nombres conocidos en la industria como Carlos Sobera, el actor Antonio Pagudo el coronel Pedro Baños, Maggie Civantos, El Langui, o Irene Villa. De hecho, fue en el mismo en el que habló abiertamente sobre la manera en la que sufrió bullying en su infancia derivado de algo tan simple como que no le gustaba jugar al fútbol.
Sus problemas con Hacienda
No hay que olvidar, aun así, que El hombre de negro fue investigado por Hacienda y señalado por el organismo público por haber tratado de eludir el IRPF del sueldo que ganó durante varios años en el programa de Pablo Motos, así como también indagaron en las deducciones que había hecho de varios gastos personales como ropa de lujo y otras compras de carácter personal (comidas, hoteles e incluso material de bricolaje y decoración). Y es que, durante 2011 y 2014 llegó a facturar, como explicaron desde El Confidencial, unos 700.000 euros, para cuya administración creó Burlesque Noir, una sociedad de la que era administrador único y socio.
Sin embargo, según la sentencia del Tribunal Superior de Justicia de Madrid (TSJM), su gestión fue inadecuada, habiendo intentado eludir los altos tipos impositivos del IRPF y concluyendo dicho tribunal que había tributado de forma irregular los 696.750 euros que ganó en ese tiempo, razón por la que los magistrados le reclamaron 256.409 euros por dicho periodo. Y es que la investigación dejaba claro que la inclusión de sus gastos era injustificada y que, por tanto, no eran deducibles, «dado que no se prueba por el reclamante la correlación de los gastos con los ingresos», tal y como se leía en la sentencia que dio a conocer el citado medio.
