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Álex Sempere, nutricionista: «Vivimos la época en la que más sabemos de alimentación, y en la que peor nos alimentamos»

Publicado: diciembre 11, 2025, 10:27 pm

En la actualidad, se da la tremenda paradoja de que vivimos en una sociedad sobreinformada, también en cuestiones de alimentación, y sin embargo los expertos se quejan de que nos estamos alimentando peor que nunca. A pesar del riguroso etiquetado, de las normativas que hacen que se nos informe convenientemente de los detalles de los alimentos, de los consejos nutricionales de cientos de expertos en redes sociales, etc… la dieta sigue siendo el caballo de batalla contra el que luchar.

En este contexto, el nutricionista Álex Sempere Jover, de Knoweats, tiene muy claro que la culpa de este desequilibrio entre lo que sabemos que debemos hacer, y lo que realmente hacemos, «es de la prisa. Hemos perdido la dedicación a la cocina que tenían nuestros padres y abuelos, cuando preparar las comidas era una parte importante del día. Hoy predominan los productos listos para consumir, la bollería y otros alimentos ultraprocesados que nos facilitan la vida… pero no la salud».

«Tenemos la información delante, pero no sabemos interpretarla»

Sempere suma al problema de las prisas como estilo de vida permanente, el hecho de que «cada vez comemos más fuera de casa, y el marketing unido a la alta palatabilidad de los alimentos menos saludables nos hace caer muy fácilmente en opciones rápidas y sabrosas, pero poco recomendables. Vivimos la época en la que más sabemos de alimentación, pero ne la que peor nos alimentamos».

Pero aún hay más: «Por encima de todo, existe una falta de educación nutricional flagrante. Tenemos la información delante, sí, pero no sabemos interpretarla: dudamos sobre si debemos comer más o menos hidratos, si ahora los malos son ellos, si tomamos suficiente proteína… Esa confusión nos lleva a tomar decisiones poco acertadas en una gran mayoría de los casos».

Lo que peor hacemos, con diferencia según el nutricionista, es «vivir siempre a contrarreloj y recurrir a opciones fáciles, pero poco saludables. Además, la falta de organización nos impide mantener un plan de alimentación equilibrado. Sin estructura, la improvisación suele llevarnos a lo rápido… y lo rápido casi nunca es lo mejor. Urge regresar a lo de siempre, y poner el foco en comer bien, pensándolo y estructurando cada comida: Organizarse, planificar y recuperar la importancia que tiene la alimentación en nuestro día a día».

«Si queremos, hoy podemos saber exactamente lo que comemos»

El plan nutricional para un adulto sano debería ser variado y equilibrado. Pero, ¿qué significa esto exactamente? ¿Como se concreta en la cesta de la compra? «La clave está en volver a una alimentación de base mediterránea: cereales de calidad, legumbres, huevos, lácteos, carnes y pescados en un consumo responsable. Por ejemplo, consumir legumbres 1–2 veces a la semana, carnes 1–2 veces y pescados con la misma frecuencia. Todo ello dentro de un patrón global donde predominen los alimentos frescos y mínimamente procesados».

Con respecto a si sabemos realmente lo que comemos, Jover considera que sí, pero que tenemos que querer ver lo que la información nutricional nos dice. «Si queremos, hoy podemos saber exactamente qué comemos. El problema vuelve a ser la falta de educación nutricional. Aunque leamos que un alimento tiene ‘x’ hidratos, ‘x’ proteínas y ‘x’ grasas, no siempre sabemos qué significa eso, para qué sirven esos nutrientes o cómo deben encajar en nuestra dieta diaria. Por eso una gran parte de la población no sabe si debe o no debe comer un alimento, ni en qué cantidad».

Pero no todo lo estamos haciendo mal, lo bueno es que nos preocupamos. «Cada vez más personas quieren aprender a comer, entender qué aporta cada alimento y qué necesita realmente su cuerpo. Eso genera población más crítica con lo que la industria alimentaria vende. Cuantos más conocimientos reales tengamos, más difícil será que nos engañen. El problema es que tenemos mucha información, pero no siempre la formación necesaria para interpretarla».

«Habría que borrar del mapa los refrescos azucarados»

En cuanto a las excepciones que siempre existen en cualquier regla, para el nutricionista tienen cabida sin problema siempre que sean eso, excepciones. «Un alimento ‘malo’ puede consumirse puntualmente sin ningún problema. El problema real es la recurrencia. Comer un dónut o unas galletas no es un drama. Pero si la merienda habitual de un niño son galletas, dónuts, palmeras y un zumo, ahí está el riesgo. Estos alimentos deben ser siempre de consumo ocasional, no cotidiano».

Sempere hace una salvedad: «Yo borraría del mapa los refrescos azucarados, que son una fuente constante de azúcar para muchas personas. Aportan gran cantidad de calorías sin saciar, y eso favorece el consumo excesivo sin que la persona lo perciba como tal». Aunque también es verdad que la dieta va mucho por modas. «Tuvimos la época de los productos ‘light’ (sin grasa), luego la de los ‘zero’ (sin azúcar) y ahora las gamas ‘+ proteína’. Es fácil dejarse arrastrar por las tendencias que interesan a la industria«.

«Las redes sociales son una fuente importante de desinformación»

Hay que entender que nuestra sociedad ha cambiado muchísimo en apenas 50 años: trabajos más sedentarios, disponibilidad constante de alimentos muy calóricos... a lo que se une una menor demanda energética con un mayor consumo. Y ahí empiezan los problemas. «Tenemos que ser muy críticos con las fuentes de las que recibimos información. Las redes sociales son una herramienta increíble, pero también un espacio enorme de desinformación».

Hay profesionales con muchísimo conocimiento, «pero muchas veces nos atrae más quien promete un método revolucionario, rápido y sin esfuerzo. La realidad es que cualquier discurso basado en métodos radicales o resultados milagrosos debe evitarse. Más información no significa mejor información. Y si no sabemos filtrar, podemos acabar más confundidos que antes».

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