Publicado: mayo 23, 2025, 11:27 pm
La mayoría de los médicos recomiendan dormir cada día al menos ocho horas, pero hay personas que pueden ser completamente funcionales con un sueño mucho menor, incluso de tres horas al día.
Ahora, un nuevo estudio ha analizado a esas personas y han hallado una posible explicación ante tan peculiar cualidad, y el origen podría estar en la genética.
Lo valioso de este hallazgo es que podría ayudar a la ciencia a desarrollar tratamientos para trastornos como el insomnio y la apnea del sueño.
«Nuestros cuerpos continúan trabajando cuando nos vamos a la cama, desintoxicándose y reparando los daños«, dice a la revista Nature la coautora del estudio Ying-Hui Fu, neurocientífica de la Universidad de California en San Francisco.
«Estas personas, todas estas funciones que nuestros cuerpos realizan mientras dormimos, simplemente pueden realizarlas a un nivel superior al nuestro», agrega en sus declaraciones Fu.
Desde hace más de 20 años, la profesora Fu y su equipo han estado analizando los genes de quienes duermen poco: personas que pueden sobrevivir con seis horas o menos por noche.
Hasta el momento han identificado cinco mutaciones en cuatro genes que pueden contribuir al rasgo. Esto incluye un gen que ayuda a regular el ritmo circadiano, el reloj interno responsable de regular nuestro ciclo sueño-vigilia.
Como parte del último estudio , los investigadores buscaron nuevas mutaciones en el ADN de una persona que dormía poco por naturaleza y que dormía una media de 6,3 horas por noche.
Descubrieron uno en SIK3, un gen que produce un tipo particular de proteína que envía señales químicas a otras proteínas para cambiar su función.
Los ratones modificados con la misma mutación genética también dormían menos, descubrieron los investigadores, aunque no por mucho. Estos animales suelen dormir unas 12 horas al día y aquellos con la mutación genética duermen unos 31 minutos menos.
Los investigadores descubrieron que la mutación genética podría acortar el sueño al favorecer la capacidad del cerebro de regularse a sí mismo y mantener un entorno estable.
Dado que los ratones solo perdieron una fracción de su sueño, esto indica que la mutación SIK3 no es una causa importante de la reducción de las necesidades de sueño, dice Clifford Saper, neurólogo de la Facultad de Medicina de Harvard en Boston, Massachusetts.
Sin embargo, está claro que tiene cierto impacto. «Este trabajo encaja muy bien con lo que se sabe sobre SIK3, y puede ayudarnos a entender la base de la somnolencia«, agrega Saper.
Los investigadores esperan que encontrar suficientes mutaciones en personas que duermen poco por naturaleza pueda dar una idea mejor de cómo se regula el sueño en las personas, lo que podría conducir al tratamiento de los trastornos del sueño.