Publicado: mayo 17, 2025, 11:27 am
Una de las claves para una buena salud es, entre otras, dormir y descansar bien. Pero existen límites: el exceso de sueño tampoco es bueno. Es lo que sostiene un estudio realizado en Estados Unidos.
Los investigadores han descubierto que dormir una media de nueve horas por noche puede impulsar el envejecimiento cerebral que conduce a problemas de memoria en la edad adulta.
El estudio, realizado por científicos del Centro de Ciencias de la Salud de la Universidad de Texas en San Antonio, ha descubierto que esta cantidad de sueño añade una media de seis años y medio a la edad del cerebro de los participantes.
Los autores del estudio concluyen que «la larga duración del sueño» podría ser un factor de riesgo «temprano y potencialmente reversible» para la enfermedad que destruye la memoria.
El estudio hizo un seguimiento a 1.853 adultos sanos de entre 27 y 85 años y estudió cómo la duración del sueño afectaba a las capacidades cognitivas. La función cognitiva de los participantes se evaluó cada cuatro años utilizando mediciones estándar de oro de memoria, razonamiento verbal, conciencia visual-espacial y tiempos de reacción.
Los participantes también completaron una encuesta cada cuatro años, detallando el número de horas que normalmente dormían cada noche. Los resultados mostraron que, de media, aquellos que durmieron nueve o más horas por noche durante el transcurso de las dos décadas del estudio tuvieron un desempeño significativamente peor en las cuatro pruebas cognitivas.
Los científicos descubrieron que los peores resultados se observaron en personas que mostraban síntomas depresivos y dormían nueve horas o más por noche, de media.
Se sabe que el trastorno del estado de ánimo desencadena patrones de sueño excesivo, y los expertos plantean que la depresión, más que el sueño en sí, puede estar impulsando el deterioro cognitivo en estos pacientes.
Sin embargo, no son sólo aquellos que sufren de bajo estado de ánimo los que están en riesgo por descansar demasiado. Los participantes que no mostraron signos de depresión, pero dormían más de nueve horas por noche, experimentaron una disminución de la función cognitiva y tuvieron dificultades con la cognición global y la reproducción visual.
«Las alteraciones en la duración y los patrones del sueño contribuyen a un mayor riesgo de déficits cognitivos y enfermedad de Alzheimer«, explicó la profesora Vanessa Young, autora del estudio.