Publicado: diciembre 5, 2025, 7:35 am
Muchos personas adultas que utilizan de forma habitual la red social Instagram sobreestiman el carácter «adictivo» de su comportamiento. Esta percepción errónea, según los autores de un estudio publicado en la revista ‘ Scientific Reports ‘, puede dificultar el autocontrol y aumentar el sentimiento de culpa asociado al uso de la aplicación. La investigación, realizada con 1.204 participantes, sostiene que en la mayoría de los casos el uso excesivo de la red social responde a un hábito más que a una adicción. La investigación alerta que el uso excesivo de redes sociales se describe comúnmente como una «adicción comportamental», pero existen razones para pensar que muchas personas usuarias sobrevaloran este componente adictivo. Según el artículo, el uso frecuente tiende a construir hábitos automáticos —como abrir la aplicación, hacer scroll, publicar o reaccionar— más que una dependencia real. En el primer subestudio, una muestra nacional de 380 usuarios de Instagram sobreestimó su nivel de adicción y aquellos que se percibían más adictos, aunque no más habituados, sentían menor capacidad de controlar su uso. Los autores atribuyen esta percepción al impacto del discurso mediático, que suele etiquetar las redes sociales como «adictivas» en lugar de «formadoras de hábitos». En un segundo subestudio, realizado en 824 personas, los investigadores demostraron experimentalmente que presentar el uso frecuente de Instagram como una adicción tiene efectos negativos sobre la autoeficacia : reduce la percepción de control sobre el uso de la aplicación y aumenta la autoinculpación por emplearla en exceso. Además, advierten que interpretar el uso excesivo como una adicción puede desviar a los usuarios de las estrategias realmente útiles para reducir hábitos no deseados. Para Esther Rincón, investigadora principal del grupo Psycho-Technology de la Universidad San Pablo CEU, señala que diferenciar entre hábito y adicción es fundamental. « No podemos confundir a la sociedad con lo que es un hábito y una adicción, porque son totalmente distintos », afirma a SMC. La experta explica que los hábitos son conductas repetidas, mientras que la adicción implica necesidad, tolerancia, abstinencia y consecuencias negativas. Recuerda además que las «adicciones digitales» no figuran en manuales diagnósticos como el DSM-5 o la CIE-11, lo que dificulta trazar límites clínicos claros. Rincón advierte que ciertos elementos de las redes sociales, como el scroll infinito, pueden favorecer un uso compulsivo, aunque no necesariamente adictivo. Asimismo, destaca que en la práctica clínica están aumentando casos de uso problemático, especialmente en menores, con repercusiones como fracaso escolar, irritabilidad o conflictos familiares. «Cuando un comportamiento que hago por el mero hecho de divertirme se convierte en una necesidad, es un problema que hay que ver», sostiene. Por su parte, Natalia Martín-María, profesora de P sicología en la Universidad Autónoma de Madrid , remarca que la brecha entre percepción y realidad es significativa: el 18 % de los encuestados cree tener una adicción a Instagram, pero solo el 2 % cumple criterios diagnósticos. Subraya que la principal implicación del estudio es evitar el uso indiscriminado del término «adicción» para describir comportamientos digitales que, en la mayoría de los casos, son hábitos o usos problemáticos. Martín-María recuerda que los tratamientos contra la adicción a redes sociales pueden no resultar eficaces si no existe una dependencia real y recomienda estrategias para reducir el tiempo de uso , como desactivar notificaciones, dejar el móvil fuera de la vista o utilizar la escala de grises para disminuir el atractivo visual de las aplicaciones. Considera además necesario replicar el estudio en adolescentes, el grupo más vulnerable al uso excesivo de plataformas como Instagram. Ambas expertas coinciden en que la sociedad necesita herramientas y educación para identificar señales de uso problemático y establecer límites saludables sin recurrir a etiquetas que, en muchos casos, generan más culpa que soluciones.
