Publicado: noviembre 3, 2025, 8:14 pm
Alguien no avisado que se pasase este lunes por el Tribunal Supremo se encontraría con la insólita imagen de un juicio sin aparente acusado. Entre los solemnes muros de la Sala Segunda que acoge una de las vistas más sonadas de los últimos años, no había ni rastro de un banquillo físico. El encausado, vestido de toga igual que magistrados, fiscales y abogados, ocupaba una esquina del estrado, junto a su defensa. Y en esa misma fila, se alineaba el Ministerio Público, representado en primer lugar por la teniente fiscal del Supremo, Ángeles Sánchez Conde, en la trinchera contraria a la que se le presupone. Así que sonó casi lógico el desliz del presidente del tribunal, Andrés Martínez Arrieta, rápidamente corregido con una sonrisa:
