Publicado: abril 19, 2025, 3:34 pm
Holger Vitus Nødskov Rune (Dinamarca, 2003) forma parte de ese grupo de jóvenes de la raqueta llamados a pelear por cosas grandes en el futuro y que se crió con el Big Three como gran ejemplo, ese que conformaron durante casi dos décadas Novak Djokovic, Rafa Nadal y Roger Federer. No obstante, al de Gentofte, tan solo seis días mayor que Carlos Alcaraz, su rival en la gran final del Trofeo Conde de Godó , le queda aún confirmar las expectativas que se depositaron sobre él, todo lo contrario que el murciano, que las ha superado con creces. Empezó a jugar al tenis porque su hermana Alma, cuatro años mayor, fue su fuente de inspiración. Abandonó el fútbol y a los seis cogió la raqueta en un país donde la tradición por el tenis no es que sea muy grande, pese a que cuenta con un doble finalista de Wimbledon como Kurt Nielsen en la década de los 50, y a Caroline Wozniacki como exnúmero uno destacada. A sus 21 años ha vuelto a la posición de privilegio que se le supone por un talento inmenso, tras derrotar en la semifinal del torneo catalán al ruso Karen Khachanov, y regresar de nuevo al top-10 del ranking mundial de la ATP , algo que no hacía desde hace justo un año. Reciente finalista en Indian Wells, disputará su undécima final ATP, con un balance negativo de 4-6, y no gana un título desde la tierra batida de Múnich en 2023. El atractivo nórdico, que prefiere que le recuerden su parecido con el actor Leonardo DiCaprio al del futbolista Erling Haaland, conoce al tenista de El Palmar desde que eran unos críos, con trayectorias paralelas en sus etapas como infantiles y juniors, repartiéndose los torneos que disputaban y llegando a jugar juntos en dobles con apenas 12 años , en el prestigioso torneo sub-14 Les Petit As. «Éramos de lo mejorcito, nos llevábamos muy bien», destacó Alcaraz sobre la amistad que fraguó desde bien temprano con el danés, un tipo con mucho temperamento y que tiene una anécdota destacada en el Roland Garros de 2022 , el año que supuso un antes y un después en su carrera, después de ser el primer jugador desde 1973 en vencer a cinco integrantes del Top 10 en un mismo torneo fuera de las Nitto ATP Finals. En aquel París, en medio de un tenso duelo ante el noruego Casper Ruud, último campeón en Barcelona, instó a su madre -Aneke- a abandonar la pista. «Márchate, vete, por favor», gritó a la grada, con un comportamiento que acaparó titulares, junto a otras salidas de tono del iracundo danés. «Creo que va a ser muy excitante ver qué nos depara el futuro, pero si me pregunta quién soy yo o qué represento, le diría que alguien muy apasionado. No hablaría de chicos traviesos ni nada de eso; a mí lo que me gusta es jugar al tenis y me preocupo exclusivamente de eso», decía hace unos años en una entrevista. Más allá de la pista, sigue a Cristiano Ronaldo por su ética de trabajo, admira a James Bond, sobre todo las películas de Daniel Craig, y hasta la fecha se le conoce también por ser un compañero de viaje complicado para los entrenadores: lleva tres en algo más de un año. En abril de 2023 el joven danés rompió con el controvertido Patrick Mouratoglou , mano derecha de Serena Williams; en octubre unió su camino al de Boris Becker , que años atrás guió a Novak Djokovic, y meses después sumo a su equipo al suizo Severin Luthi , otro gurú de la raqueta y exentrenador de Roger Federer. Ninguno de los tres duró ni seis meses en el puesto. Actualmente está preparado por sus compatriotas Lars Christensen y Kenneth Carlsen , el primero de ellos su entrenador de toda la vida, con quien se dio hace meses la enésima oportunidad.