Publicado: febrero 16, 2025, 6:45 am
En la década de los ’80 la televisión privada estaba de estreno en el país y todo se tiñó de música exótica y colores vivos, una especie de continuación orgánica a la época del destape, y fenómenos como las Mama Chicho llevaron la locura a las pantallas.
En este panorama llegaba, en 1985, Regina Do Santos, una cantante y bailarina brasileña que llegó a España con un contrato para el teatro El Molino de Barcelona, y pronto se hizo un hueco importante en la parrila televisiva.
La casa por la ventana, Paradise tropical o Por la mañana dieron cabida a una Do Santos que, habiendo cumplido ya la treintena, se hizo con el público gracias a sus versiones de famosas canciones, como La chica de Ipanema o la Lambada.
Pero para finales de los ’90 la televisión fue cambiando y las expectativas del público también, y de todas las reinas de televisión de los ochenta, poco a poco, no fue quedando casi ni el rastro.
Llegado el nuevo milenio, y como le pasó a tantas otras estrellas, aparentemente, caídas en el olvido, Do Santos frecuentó como invitada varios platós de televisión y tertulias, como ¡Qué tiempo tan feliz! o Sálvame, e incluso llegó a ser invitada de Christian Gálvez en Pasapalabra, aunque su regreso como protagonista sería en 2011 al participar en el reality de Telecinco Acorralados, donde un grupo de personalidades famosas tenían que convivir en una granja. Aunque en un principio fue la primera eliminada, más tarde volvería a entrar gracias a la repesca y, finalmente, sería la cuarta finalista.
A principios de 2024, la cantante contaba que había tenido un accidente: una caída aparatosa que terminó con varias heridas y rasguños en la cara, ya que se había «caído de cara con las gafas puestas».
«Me hice una brecha encima de la ceja y un corte en la nariz y el labio superior —dijo—. Empecé a sangrar como una loca, se pararon cuatro chicas, llamaron a una ambulancia y cuando llegó me dijeron que tenía que ir a urgencias a que me dieran puntos de sutura y a que me revisaran».
El pasado otoño, concedía una entrevista a Socialité, en la que se podía interpretar que la cantante pedía volver a trabajar porque se sentía «olvidada». Sin embargo en una entrevista posterior para la revista Pronto explicaba que su situación económica actual, al contrario de lo que llegó a decirse, es buena, ya que no tiene deudas, tiene una pensión de jubilación y aún tiene ahorros de su época de esplendor.
No soy una muerta de hambre ni ando pidiendo. No entiendo que se cuenten cosas que no son ciertas. No estoy en la miseria.
Aseguraba en la misma entrevista que prefiere vivir jubilada que yendo «de un lado para otro y mal pagada».
