Publicado: diciembre 19, 2025, 1:05 am
La Unión Europea se ha hecho experta esta madrugada en el encaje de bolillos. Los líderes de los 27, reunidos en Bruselas durante más de 15 horas, han acordado tras otra cumbre eterna una solución intermedia a la prevista: un préstamo «sin intereses» mediante deuda común, para el corto plazo, que permita reforzar el apoyo a Ucrania mientras se busca el encaje definitivo del uso de activos rusos congelados, que es la ‘madre’ de todos los debates. Esta ‘tercera’ vía supone una mezcla entre las dos que había propuesto Bruselas y aplaca los recelos de Bélgica (que alberga el 62% de esos activos, que ascienden a 210.000 millones) de un lado y de los países que tienen dudas en cuanto a las garantías que se puedan dar al recurrir a los fondos de Moscú confiscados en territorio europeo.
Fuentes comunitarias confirmaron que entre los jefes de Estado y de Gobierno hubo un largo debate sobre cómo cumplir el compromiso de cubrir las necesidades financieras de Ucrania para los próximos dos años, con una cantidad de alrededor de 90.000 millones de euros. El llamado préstamo de reparaciones, añadieron las fuentes, necesita más trabajo para que los gobiernos puedan examinar los detalles (aunque el debate sobre el tema lleva en marcha ya varias semanas); por eso se ha optado por una opción, en parte impulsada por Hungría, Eslovaquia y República Checa, que ha contentado a todos. Se trata, en realidad, de una financiación ‘puente’ para Kiev hasta que se pueda concretar un instrumento histórico como el planteado a través de los activos rusos.
La solución mixta, es decir, préstamo ahora y quizá activos rusos más adelante, fue el resultado de tiras y aflojas durante horas a la vista de los bloqueos de Bélgica por una parte, que exigía un respaldo en forma de cheque en blanco del resto de socios para compartir los riesgos y los recelos de los demás a la hora de cuadrar esa posibilidad, cuyas preguntas pulularon por el cónclave durante toda la jornada.
Así, la UE ha encontrado una opción momentánea, algo más sencilla, mientras, dicen, se intentará progresar en la más compleja de la mano de la Comisión Europea. Eso sí, esa emisión de deuda guarda una cláusula para recurrir al artículo 20 de la llamada cooperación reforzada que permitiría que precisamente Hungría, Eslovaquia y República Checa pudieran quedarse fuera de esa fórmula.
De hecho, en el trasfondo sigue estando el uso de los activos rusos congelados, así que la UE trata de ganar tiempo. Fuentes diplomáticas recalcaron que esa opción no está descartada para el futuro, pero la cumbre se elevó como un triunfo del Gobierno belga, que lleva queriendo descartar esa posibilidad «histórica» para el bloque desde los primeros momentos: es más, algunas voces tienen claro que no ha salido adelante porque la Comisión no ha dado suficiente claridad jurídica sobre la propuesta.
En la rueda de prensa tras verse con los líderes, Volodimir Zelenski -presente en el encuentro- aseguró que hubo «una conversación muy constrictiva» con el primer ministro belga, y que entendía su postura, igual que su homólogo belga, Bart de Wever, asumió la del lado ucraniano. «Es importante que Ucrania siga teniendo capacidad de seguir luchando», explicó ante los periodistas, y aseguró que los fondos rusos congelados darían más confianza Kiev en la mesa de negociaciones. «Nosotros corremos un riesgo más grande», dijo respecto a los recelos de algunos países. «Si recibimos el dinero: en caso de paz, irá para la reconstrucción, si la guerra sigue, irá a reforzar las capacidades militares, por ejemplo con drones, misiles de largo alcance, etc», añadió. «Sé que Rusia está amenazando a varios países por esta decisión. Pero no debemos temer estas amenazas; debemos temer que Europa se debilite», escribió de hecho en Telegram a su salida de la reunión en la capital comunitaria.
También tuvo tiempo el presidente ucraniano de referirse a la futura entrada del país en la UE, que es otro de los puntos de las conversaciones de paz. «No entendería que la adhesión de Ucrania a la UE se bloquease políticamente», añadió; «Es una garantía para nosotros: no hablo de fechas, pero es importante que esto no lo decida Rusia, sino los líderes europeos». Reconoció al mismo tiempo Zelenski que el control del Donbás sigue siendo el elemento de más fricción, y pide «centrarse en las cosas tangibles que puede parar de verdad» a Rusia.
Distintos mensajes desde el inicio de la jornada
En general, la presión sobre la UE fue máxima: «Putin quiere que fracasemos, no podemos darle eso», avisó la Alta Representante de la UE, Kaja Kallas. «El asunto fundamental es que Rusia está causando daño en Ucrania y debe ser responsable de la reparación, esa es la idea del préstamo de reparación», recalcó. Más rotundo fue incluso el primer ministro polaco, Donald Tusk. «Tenemos una elección simple: o dinero hoy o sangre mañana. Y no estoy hablando solo de Ucrania. Estoy hablando de Europa», alertó.
A favor del préstamo de reparación estuvo en todo momento Alemania, que vio esta vía como la «mejor opción» para hacer frente a Putin. «Espero que podamos despejarlas juntos, y que también podamos emprender juntos un camino para que la UE dé una señal de fortaleza y determinación frente a Rusia«, expuso el canciller Friedrich Merz, en el mismo tono que los Bálticos. «La mejor opción, sin duda, es utilizar los activos congelados. Claro que también hay otras opciones, pero creo que es muy importante para Europa demostrar determinación y que pueda decidir qué es lo que quiere hacer respecto a Ucrania», reconoció por su parte la primera ministra de Letonia, Evika Silina. Para el lituano Gitanas Nauseda, esa posibilidad es realista, pero a la vez muy compleja.
España, como Grecia, se centró en validar «esta o cualquier vía» que sirva para mantener la ayuda a Ucrania. Pedro Sánchez reclamó «actuar desde la unidad» bien sea para aprobar el uso de los activos rusos congelados para ayudar a Ucrania o bien para dar luz verde a la alternativa, que pasa por generar más deuda común a nivel UE. «Tenemos que tomar una decisión», esgrimió el presidente del Gobierno, que pidió también «actuar con coherencia», asegurando que las políticas de apoyo tienen que ser iguales para Ucrania y para Gaza, donde según él el alto el fuego acordado hace meses no se está aplicando en su totalidad.
El tono discordante lo marcó el primer ministro húngaro, Viktor Orbán, quien censuró de lleno la idea de prolongar el respaldo económico a Ucrania y dijo al inicio que la iniciativa de emplear los activos rusos estaba «muerta», dada la división entre los 27. «No me gustaría ver una Unión Europea que esté en guerra. Dar dinero significa guerra», sostuvo. Llegó a la cumbre creyendo que este era «un callejón sin salida», pero la salida apareció, aunque fuera una intermedia. El debate, con todo, sigue abierto porque Ucrania sigue necesitando apoyo.
