Publicado: junio 23, 2025, 8:50 am
Las instalaciones nucleares de Isfahan, Natanz y Fordow, lugares clave en el programa nuclear iraní, fueron atacadas en la madrugada del domingo por Estados Unidos en una operación relámpago, ‘Martillo de Medianoche’, preparada durante meses y calificada de «éxito aplastante» por la Administración Trump. El objetivo: destruir las capacidades desarrolladas por el programa nuclear iraní y sus instalaciones más importantes.
El grueso de la operación se llevó a cabo con bombardeos B-2 —la mayor operación en la historia de EEUU con estas aeronaves— y con bombas GBU-57, diseñadas para penetrar en la tierra hasta 60 metros, y por tanto capaces de dañar gravemente instalaciones como las de Fordow, protegidas a unos 80-90 metros de profundidad bajo tierra.
Mientras el Pentágono continúa estudiando los daños de su operación contra las instalaciones nucleares iraníes —con la que Trump aseguró «haber destruido» su programa nuclear—, las imagenes satelitales dan idea de la devastación causada por los bombardeos de precisión: en ellas, publicadas en redes sociales, se aprecian los impactos de los misiles, que dejaron grandes agujeros en la superficie terrestre, lo que corrobora su impacto y que los artefactos no detonaron en la superficie, sino que lo hicieron tras hundirse varios metros de profundidad.
De hecho, una de las señales inequívocas de que estas explosiones se produjeron es el color grisáceo que cubrió la tierra alrededor de los impactos en las instalaciones de Fordow, previsiblemente a causa de la expulsión de una gran nube de polvo de hormigón emanado a la superficie por la explosión. Una señal que sugiere que las bombas pudieron alcanzar las estructuras subterráneas.
Tras producirse la ofensiva norteamericana, Trump compareció en una declaración en la Casa Blanca junto a su vicepresidente, JD Vance; el secretario de Defensa, Pete Hegseth, y el secretario de Estado, Marco Rubio. En ella, el magnate advirtió a «Irán, el matón de Oriente Medio, ahora debe hacer la paz. Si no lo hacen, los futuros ataques serán mucho más grandes y más fáciles». Trump aclaró posteriormente que el objetivo del ataque estadounidense era «la destrucción de la capacidad nuclear de Irán«, país al que ha descrito como «el número uno de los estados promotores del terror en el mundo», así como la interrupción de su «amenaza nuclear».