Publicado: abril 18, 2025, 10:06 am
En entregas anteriores (28 de marzo; 4 y 11 de abril) narré el contenido del prefacio de János Kis (JK) a How is Critical Economic Theory Possible? (HCETP, Brill, Leiden, 2022), libro que escribió en coautoría con György Márkus (GM) y György Bence (GB)entre 1970 y 1972 en húngaro y cuya publicación fue prohibida por el gobierno comunista de Hungría, donde 20 años después fue finalmente publicado, en 1992, tras el colapso del comunismo. Por razones de ‘táctica política’, que no se han aclarado suficientemente, la publicación al inglés se hizo 30 años después, cuando el único coautor sobreviviente era JK, quien por tanto supervisó la traducción (y al parecer participó en ella) y, como dije, escribió el prefacio. John Grumley, ex alumno muy devoto de Márkus y que figura como coeditor con JK de la edición en inglés, dice en su muy escueto prólogo al libro que su “tardía traducción habla de algunas de las preocupaciones permanentes de Márkus”. En el mismo prólogo señala, por un lado, que este libro es “el más importante de sus trabajos húngaros preexilio” (tome el lector en cuenta que Marxismo y antropología fue publicado en Hungría en 1971 y, según una fuente, los derechos de autor son de 1966, y que obviamente sus coautores de HCETP, y Grumley, conocían desde antes; y, por otro, dice: “Una disputa interna sobre táctica política causó una escisión entre generaciones de la Escuela de Budapest y esto frenó la traducción del libro por más de un decenio”. Grumley también señala que “GM pasó 10 años de su vida escribiendo una crítica a la Crítica de la economía política de Marx como se elaboró en los volúmenes inconclusos de El capital”. Lo dicho hasta aquí me lleva a pensar que Márkus fue el autor principal del libro y el que postergó su traducción al inglés. Con esto en mente, acometo la narración del contenido de HCETP que haré en esta y las próximas entregas. El capítulo 1 aborda la división del marxismo entre occidente y oriente de Europa antes y después del auge de los movimientos que tuvieron sus respectivos auges en 1968: anticapitalista en el ámbito occidental y de reforma del socialismo (SCL) realmente existente en el oriental. Aunque las “fuerzas que se expresaron en ambos movimientos lo hicieron en términos del SCL, le atribuían significados diametralmente opuestos a su realización. Un lado insistía que el SCL no puede realizarse sin adherencia al principio de tolerancia y la operación ininterrumpida de las instituciones de la democracia representativa, el otro lado buscaba desenmascarar la tolerancia como forma de represión manipuladora” que “oculta los mecanismos antidemocráticos”. Un lado “enfatizaba la necesidad de escalas de pago diferenciales, la otra demandaba la desaparición de las categorías salariales. Uno argumentaba a favor de los intereses empresariales y la ganancia como motivo, la otra declaraba la eliminación del motivo ganancia como meta final de los movimientos SCL. Cada uno reconocía al otro como representativo de lo que se había comprometido a luchar en contra. La Nueva Izquierda Occidental (NIO) acusaba a los Reformistas de Europa Oriental (REO) de intentar restaurar el capitalismo (CPL), estos llamaban a la NIO a que repudiaran el neodogmatismo”.