Publicado: diciembre 9, 2025, 1:02 pm
El automóvil español ya conoce el plan de choque que guiará su rumbo hasta el final de la década. El Plan Auto 2030 fue presentado la semana pasada con Pedro Sánchez como maestro de ceremonias y el ambicioso objetivo de revalorizar el valor agregado bruto del sector hasta los 120.000 millones de euros en diez años, frente a los 85.000 millones actuales, con el arduo reto de salvaguardar el empleo y recuperar el terreno perdido en la producción desde la pandemia.
El documento, profundizado este martes por Anfac -la patronal que ha elaborado el plan de la mano de Gobierno y el resto de actores del sector-, prevé una ola de inversiones públicas y privadas de 36.000 a 39.000 millones de euros movilizados en los próximos cinco años para acelerar la transformación industrial y la electrificación proyectada en el nuevo plan. De cumplirse sus estimaciones, el sector daría un salto frente a los 29.000 millones invertidos en el último lustro para situar a España en condiciones de aspirar a los 2,5 millones de vehículos electrificados en 2035.
Para ello -advierte la propia patronal- a España no le basta con modernizar las plantas existentes si quiere mantener su estatus como segundo productor europeo. «Necesitamos atraer nuevas inversiones, ya sea de actores ya establecidos en España o de nuevos players que quieren venir a Europa y tenemos que darles la posibilidad de establecerse aquí y no en otros países extranjeros» ha comentado el presidente de Anfac, Josep María Recasens, ante los medios. Para alcanzar esta ambición reflejada en el compromiso continental ‘Fit for 55’, el nuevo plan debe desarrollarse en un entorno de ayudas a OEMS para modernizar sus plantas actuales, ganar capacidad adicional atrayendo parte de la producción de eléctricos de fabricantes europeos y atraer actores disruptores, principalmente chinos.
La llamada se extiende a toda la cadena de valor y también se aplica a los fabricantes de baterías, donde la asociación estima que España podría capturar hasta 10.000 millones de euros en valor añadido bruto vinculado a minería, refino, producción de celdas, ensamblaje y reciclaje. De este importe, cabe subrayar, cerca de la mitad (4.700 millones) se plasman en proyectos ya en curso como las gigafactoría de PowerCo (Volkswagen) en Valencia, Envision en Cáceres o CATL y Stellantis en Zaragoza.
«No hacer nada no es una opción» ha esgrimido Recasens antes de escenificar cómo la industria del automóvil devaluaría su valor agregado bruto hasta los 78.000 millones, lo que supondría un 10% menos que la aportación económica del sector en la actualidad. Ese deterioro no solo responde a la caída de producción: se explica también por la propia naturaleza del coche eléctrico. «El vehículo eléctrico, al ser menos complejo que el de combustión, el que fabrique la misma cantidad de unidades va a necesitar menos gente. Si quiere preservar el empleo y no va a fabricar más coches, la única forma es abrir la cadena de valor y buscar el empleo en actividades adyacentes» ha puesto de manifiesto.
Acto seguido de los fabricantes han sido los concesionarios, representados por Faconauto, quienes han recogido el testigo para hacer balance del año y presentar sus expectativas al calor del nuevo plan. La patronal que preside Marta Blázquez ha estimado en un encuentro con los medios que las matriculaciones en 2026 pueden alcanzar 1,3 millones de vehículos con un tercio del mercado electrificado si se lleva a cabo una pronta activación del nuevo plan. «2025 nos ha demostrado que cuando la política pública se diseña con rigor y se ejecuta con coherencia, el mercado responde, y ahora debemos dar el siguiente paso: 2026 tiene que ser el año en el que España deje atrás la recuperación y abrace la consolidación, con más electrificación y un mercado interior fuerte» ha sostenido Blázquez.
