Publicado: diciembre 10, 2025, 7:38 pm
En Honduras , el oficialismo de izquierda, que se enfrenta a una derrota amplia, busca ahora anular las elecciones que ha perdido con claridad. La presidenta Xiomara Castro sostiene que el proceso estuvo marcado por amenazas, manipulación del sistema de recuento y una supuesta adulteración de la voluntad popular, y acusa a Estados Unidos de intervenir a favor de Nasry Asfura , del partido de derecha Nacional. Mientras tanto, colectivos del oficialista partido Libre han salido a las calles con bloqueos de carreteras y quema de llantas tras el llamamiento de Manuel Zelaya , esposo de la presidenta y depuesto en un golpe de Estado en 2009, a desconocer los resultados preliminares. Este clima de tensión coincide con la paralización del recuento y con el inminente inicio del escrutinio especial que definirá la Presidencia. Con el 99,4% del escrutinio procesado, la contienda en Honduras muestra un escenario definido: el Partido Nacional mantiene el primer lugar con 1.298.835 votos para Asfura (40,53%), seguido muy de cerca por el Partido Liberal , cuyo candidato Salvador Nasralla suma 1.256.428 votos (39,21%). En contraste, el oficialista Libre queda relegado a un distante tercer puesto, con 618.448 votos para Rixi Moncada (19,30%). La diferencia entre los dos primeros es de 42.407 sufragios, mientras el oficialismo se enfrenta a una derrota que ya no puede revertir . A esto, Castro, que está limitada a un mandato, dijo el martes: «Condeno la injerencia del presidente de Estados Unidos, Donald Trump, cuando amenazó al pueblo hondureño que, si le daban el voto a una valiente y patriota candidata del partido Libre, Rixi Moncada, iban a tener consecuencias». Afirmó también que Honduras vivió «un proceso marcado por amenazas, coacción, manipulación del TREP y adulteración de la voluntad popular». Los resultados, argumentó, «están viciados de nulidad» desde la propia campaña. El recuento especial es la fase en la que el Consejo Nacional Electoral (CNE) revisa una por una las actas que presentan inconsistencias, errores de transmisión o datos que no cuadran con los registros de mesa. Se activa cuando el sistema preliminar deja pendientes actas que no pueden incorporarse al cómputo sin verificación manual. En este caso son 2.773 actas, alrededor del 17% del total. El CNE reúne a técnicos, representantes de los partidos y observadores internacionales para comparar cada acta física con la información digital enviada el día de la elección. Solo después de esa revisión se validan o corrigen los resultados. Dado que la diferencia entre los dos primeros candidatos es estrecha y que el sistema de recuento sufrió fallos prolongados, es en este recuento especial donde se confirmará quién será el presidente. Este diario observó fallos en el sistema de registro biométrico, y fue expulsado por militantes del partido Libre cuando intentaba observar un recuento de votos en urnas en la Universidad Autónoma Nacional. Es cierto que un integrante del CNE, Marlon Ochoa , dijo la semana pasada que Honduras salió de «la elección más manipulada de nuestra historia» y denunció que el sistema de recuento es «una verdadera trampa». Sostuvo que nunca en la región se había visto «una manipulación» como la de estos comicios y presentó siete puntos para argumentar un «golpe electoral». Entre ellos destaca la eliminación del control biométrico, errores en el 86,6% de las actas transmitidas, fallos estructurales desde el simulacro, un informe de auditoría ignorado, adulteración automática de votos, transferencia de sufragios entre partidos y la retención injustificada de 1.615 actas durante 40 horas. Pero Ochoa, del Partido Libre, es uno de los tres integrantes del CNE, siendo los otros dos de los otros partidos en contienda. Además, Ochoa estuvo implicado en la organización de las primarias y en los preparativos para estas elecciones. El Ejército fue el encargado de la logística de la votación, como marca la ley hondureña. Castro ejerce de presidenta y a la vez de ministra de Defensa en funciones. El Gobierno ha concentrado sus críticas en tres frentes: el CNE, el Partido Nacional y la supuesta injerencia de Estados Unidos a través de Trump. Además el Partido Liberal, en la oposición, de centroderecha, acusa al Partido Nacional de beneficiarse de esos fallos porque la caída del sistema coincidió con el momento en que su candidato, Nasralla, había tomado la delantera provisional . También señala que más de 2.000 actas con inconsistencias se concentran en zonas donde históricamente el Partido Nacional ha tenido estructuras fuertes de movilización y control. Sobre Trump, el argumento es que su respaldo explícito a Asfura, sus advertencias en contra de Moncada y su señalamiento a Nasralla por «dividir el voto» constituyeron una presión externa inédita.
