Con la “pausa” de los aranceles, la presidenta Sheinbaum obtuvo un nada despreciable triunfo diplomático, pero hay que tomarlo con calma, porque ello no quiere decir que todo se solucionó. Cierto es: da un respiro de 30 días, pero sólo en uno de los tantos frentes abiertos por el salvaje Donald Trump (“deportación masiva” de paisanos, “ narcogobierno”, “cárteles terroristas”, “militarización de la frontera” y tantas otras sandeces del verborreico magnate).