Publicado: noviembre 20, 2025, 1:48 pm
Volver a la Luna es la meta soñada del sector espacial. Y, sin embargo, han pasado más de 50 años desde que el último ser humano piso la superficie de nuestro satélite natural. El programa Artemis de la NASA quiere hacer que esto cambie.
Si la agencia espacial estadounidense no vuelve a retrasar sus planes, algo que en gran parte depende de —cómo no— Elon Musk y su megacohete Starship, la primera misión lunar tripulada (Artemis II) podría tener lugar a principios del próximo año. Aunque los cuatro astronautas que viajarán a bordo de la cápsula Orion Integrety solo se quedarán a las puertas de la Luna: rodearán el satélite a casi 10.000 kilómetros de distancia, lo que será nuestro mayor acercamiento desde la misión Apolo 17, que alunizó en diciembre de 1972. Después, regresarán a la Tierra. En total, permanecerán diez días en el espacio.
El objetivo de este viaje será probar y validar los sistemas y el hardware de la nave para Artemis III, la misión que por fin nos llevará a pisar nuevo la Luna y que está prevista para no antes de 2027.
Se trata de un ambicioso programa, no sin reveses, en el que Estados Unidos no está solo: la Agencia Espacial Europea (ESA) trabaja en Argonaut, el primer módulo de aterrizaje lunar totalmente europeo que aspira a situar al continente en la primera línea de la exploración espacial.
Los responsables de hacer realidad Argonaut
En una rueda de prensa organizada por la ESA, este jueves se ha presentado el consorcio de empresas europeas que se encargará de desarrollar cada una de las partes del módulo de aterrizaje lunar.
Thales Alenia Space Italia lidera dicho consorcio como contratista principal y será la responsable de integrar el módulo de descenso. Le acompañan Thales Alenia Space Francia, encargada del sistema de gestión de datos y el software de vuelo; Thales Alenia Space en Reino Unido, a cargo de la propulsión; OHB System AG en Alemania, que desarrollará los sistemas de guiado, energía y telecomunicaciones, y Nammo Space, también en Reino Unido, que construirá el motor principal que permitirá a Argonaut frenar en el último tramo antes del aterrizaje.
Qué es Argonaut y cómo trabajará en la Luna
Argonaut es el módulo de aterrizaje lunar con el que Europa quiere dejar de ser un espectador y convertirse en un actor imprescindible en la exploración del satélite. Su función es tan simple de explicar como compleja de ejecutar: llevar carga útil hasta la superficie de la Luna de forma autónoma, precisa y fiable y mantenerse operando durante meses o incluso años —su vida útil prevista es de un lustro— en ese hostil entorno.
La ESA lo describe como un vehículo logístico, pero en realidad es mucho más: es la pieza que permitirá que haya misiones científicas constantes, que se desplieguen instrumentos para estudiar la geología y los recursos del satélite, que se prueben nuevas tecnologías y, sobre todo, que se establezcan las primeras infraestructuras esenciales para que astronautas de futuras misiones puedan vivir y trabajar allí.
El módulo está dividido en tres partes:
- Lunar Descent Element (LDE): el módulo de descenso propiamente dicho, responsable de posar con suavidad sobre la Luna los 1.500 kilos de carga que puede llevar.
- Cargo Platform Element (CPE): la plataforma donde se integra toda la carga útil.
- La carga útil en sí: que puede ir desde alimentos y agua hasta rovers, antenas, sensores, experimentos o sistemas de generación de energía.
La clave es su autonomía. Durante la fase de aterrizaje, el módulo tomará decisiones en tiempo real para esquivar rocas, ajustar trayectoria y reducir velocidad, buscando el punto más seguro dentro del área designada. En su primera misión esa precisión será de unos 250 metros, pero la ESA asegura que en la tercera bajará hasta los 50 metros, un requisito indispensable si en el futuro tiene que aterrizar cerca de bases lunares, reactores energéticos o zonas científicas delimitadas.
Una vez en la superficie, Argonaut seguirá funcionando. Sus sistemas están diseñados para sobrevivir la noche lunar, un periodo de 14 días sin luz solar y con temperaturas que caen hasta los –150 °C. Si lo consigue —y está construido específicamente para ello— Europa contará por primera vez con un vehículo capaz de mantenerse operativo entre misiones, vigilando equipos, enviando datos y alimentando dispositivos esenciales.
En otras palabras: Argonaut será la herramienta que permitirá a Europa no solo llegar a la Luna, sino permanecer en ella.
Qué puede llevar Argonaut a bordo
La razón de ser de Argonaut es su capacidad para transportar prácticamente todo lo necesario para comenzar a trabajar y vivir en la Luna. En cada misión, el módulo podrá depositar hasta 1.500 kilos de carga útil, una cifra que lo sitúa en la misma liga que los landers lunares más avanzados del mundo.
¿Y qué puede llevar exactamente?
- Suministros vitales: alimentos, agua y aire para futuras tripulaciones humanas, reduciendo la dependencia de envíos desde la Tierra.
- Rovers e instrumentos científicos: desde pequeños vehículos de exploración hasta sismómetros, espectrómetros, antenas o experimentos de geología, minería y análisis del hielo lunar.
- Infraestructuras clave: paneles solares, sistemas de comunicaciones, baterías de alta capacidad o componentes de futuras bases lunares.
- Tecnología para la generación de energía: equipos que permitirán probar cómo producir electricidad de forma estable en un entorno tan hostil.
Hasta ahora, la mayoría de misiones lunares entregaban cargas pequeñas, muchas veces experimentales o de corta duración. Argonaut cambia ese paradigma.
Así será su primer viaje en 2030
La primera misión de Argonaut está prevista para 2030. El viaje comenzará a bordo de un Ariane 6, el nuevo lanzador europeo de gran capacidad, y despegará desde la Guayana Francesa. Una vez en órbita, el módulo lunar se separará del cohete y realizará una serie de maniobras para iniciar su travesía hacia el satélite.
El viaje durará varios días. Durante ese tiempo, Argonaut comprobará sus sistemas, ajustará trayectoria y calibrará los instrumentos de navegación que deberá utilizar en el descenso final. A diferencia de las misiones Apolo, que contaban con tripulación humana supervisando la maniobra, Argonaut aterrizará en modo completamente autónomo, analizando en tiempo real la superficie para detectar rocas, cráteres o pendientes peligrosas.
Cuando llegue el momento, el módulo encenderá su motor principal —diseñado por Nammo— para iniciar un descenso controlado. En su primer vuelo, la ESA espera una precisión de unos 250 metros, aunque el objetivo es reducirla más en futuras misiones.
Una vez posado, el módulo se encargará de desplegar la carga útil, activar los sistemas científicos y sobrevivir a su primera noche lunar, el examen definitivo para cualquier tecnología que aspire a quedarse en la superficie durante años.
