Publicado: febrero 17, 2025, 2:29 am
Las artes marciales no son juego. Con esa premisa vivió toda su trayectoria uno de los grandes entrenadores de la historia. Una persona ruda, algunos dicen que entrañable de cierto modo, forjada en las ariscas montañas de Daguestán. Abdulmanap Nurmagomedov nació en 1962 en la aldea de Sildi, y pronto comenzó en su carrera deportiva en la lucha libre, como tantos niños daguestaníes que buscan vivir de las batallas dentro del tatami. Aunque él siempre tuvo clara la dureza de estas disciplinas, y se graduó en Contabilidad y Economía. Siempre hay que tener un plan B , pensaba. Pero vayamos a sus inicios deportivos. Cuando estaba en pleno ejercicio en el ejército soviético, se introdujo en el judo y en el sambo. Aunque fue un practicante de alto nivel, él ya era consciente de que sus habilidades didácticas le depararían más alegrías que sus propias competiciones. Su primer triunfo como entrenador quedaría en familia. A la postre serían muchos más. Su hermano, Nurmagomed, se impuso en el campeonato mundial de sambo con el equipo nacional en Ucrania, allá por 1992. Sería el punto de partida, pues llegó a forjar a 18 campeones mundiales en diferentes disciplinas durante su carrera como entrenador. Siempre, eso sí, con mano de hierro. Recuerden eso de que las artes marciales no son un juego. «Tal vez mis métodos no se adaptan a algunas personas . Soy una especie de dictador. En este sentido, no entiendo cuando los jóvenes de 15 a 16 años hacen objeciones al distinguido entrenador de 55 años : ‘Quizás otra manera sea mejor’, ¿te imaginas? Yo le digo a mis muchachos: ‘muéstrenle dónde está la salida’. La gente viene aquí para pedir consejo y aprender. Si te di mi consejo, te señalé tus errores y te dije cómo corregirlos. Tienes que hacerlo. Cuando crezcas, después de 15 años podremos sentarnos y pensar en tu sugerencia, lo discutiremos si todavía estamos vivos, por supuesto, pero cuando un joven viene a mi gimnasio, incluso si está en el equipo nacional, no tiene derecho a oponerse a mí. Si le he dado una tarea, entonces tiene que completarla y luego, cuando llegue el momento de actuar, veremos quién tenía razón: él o yo», señaló en una entrevista Abdulmanap, en referencia a sus métodos de entrenamiento. Allí, en Daguestán, el respeto por la autoridad, por los mayores, se lleva a rajatabla. Y así formó el ‘dictador’ del tatami a tantos y tantos atletas de artes marciales mixtas y lucha libre olímpica con mucho éxito. Sin duda, su mayor orgullo debía ser el ver a su hijo, Khabib Nurmagomedov, dominar durante varios años como campeón del peso ligero de la UFC. Pero nunca hizo distinciones. Todos sus alumnos merecían el mismo respeto. Y la misma exigencia. Aunque bien conocido es aquel vídeo viral en el que se ve a un niño, el joven Khabib, entrenando lucha con un osezno. Cuentan los que lo trataron que Abdulmanap era un talento, un currante de la lucha y un hombre con un aura diferente. No le hacía falta levantar al voz para dar órdenes implacables. ‘Fathers plan’ (el plan de papá) era la manera que tenía Javier Méndez, entrenador de Khabib e Islam Makhachev (actual campeón de ligero, con el que, probablemente, se enfrentará Ilia Topuria ), de llamar a la estrategia ganadora. Aunque la muerte le vino a visitar demasiado pronto, pues tenía solo 57 años cuando falleció al inicio de la pandemia, su legado será eterno. Fue a finales de abril de 2020, cuando el Covid-19 le provocó una neumonía de la que no lograría recuperarse. Tras su fallecimiento, su hijo y campeón, el citado Khabib Nurmagomedov, anunció que se retiraba de las artes marciales mixtas tras vencer a Justin Gaethje. Ya nada tenía sentido sin él, quien fue el pilar fundamente de toda su carrera . Y cumplió su palabra. Khabib llegó a rechazar una oferta de varias decenas de millones para regresar al octágono. La palabra es algo que el dinero no puede comprar. Es sagrada. Abdulmanap Nurmagomedov dejó un legado irrepetible, habiendo forjado campeones mundiales como el propio Khabib o Islam Makhachev. Pero también a Usman Nurmagomedov, Sultan Aliev, Ikram Aliskerov, Magomedrasul Khasbulaev, Shamil Zavurov, Rustam Khabiliv, Tagir Ulanbekov o Umar Nurmagomedov, entre otros muchos. El rudo entrenador vivirá en la memoria de innumerables luchadores rusos y aficionados a las artes marciales mixtas por siempre.