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15 sociedades científicas advierten: «No existe un nivel seguro de consumo de alcohol»

Publicado: mayo 12, 2025, 8:38 am

«No existe un nivel seguro de consumo de alcohol». Más de 15 sociedades científicas han presentado un documento de posicionamiento sobre el consumo de alcohol en el que consideran ineludible impulsar una conciencia social clara de que, cuanto menor sea el consumo de alcohol, mayores serán los beneficios para la salud. En un comunicado conjunto, que busca marcar un antes y un después en la forma en que se comunica y regula el consumo de bebidas alcohólicas en España, las sociedades hacen una llama urgente para acabar con la normalización del alcohol en la cultura española, desmontar mitos sobre sus supuestos beneficios y avanzar en políticas que limiten su consumo, especialmente entre menores. El manifiesto destaca que, en determinados grupos y contextos, menores y jóvenes, mujeres gestantes, durante la crianza y personas que conduzcan, el consumo cero debe ser una prioridad de salud pública. La sociedad, concluyen, necesita información veraz, sin interferencias comerciales, y una legislación valiente que anteponga la salud colectiva a los intereses económicos. El consumo de alcohol es la segunda causa prevenible de mortalidad en España, con cerca de 15.000 fallecimientos al año . Además, representa una carga de morbilidad enorme, contribuyendo a más de 200 enfermedades y problemas de salud . Entre ellas, destacan la hepatopatía crónica (primera causa de trasplante hepático), enfermedades cardiovasculares como la hipertensión o la fibrilación auricular, y al menos siete tipos de cáncer (oral, laringe, faringe, esófago, hígado, mama y colon). A esto se suman los problemas de adicción, las lesiones, los accidentes de tráfico, en el 28% de los casos con víctimas el conductor había consumido alcohol, y múltiples consecuencias sociales, familiares y laborales. El alcohol también afecta gravemente a los menores: interfiere en su desarrollo cerebral y predice un mayor riesgo de trastornos de conducta y bajo rendimiento académico. A pesar de ello, más de la mitad de los adolescentes de 14 a 18 años ha consumido alcohol en el último mes, y uno de cada cinco ha sufrido una intoxicación etílica, según la encuesta ESTUDES . Entre los adultos, los datos de la encuesta EDADES revelan que el 63,5% ha bebido en el último mes y que el 16% ha realizado consumo intensivo ocasional ( binge drinking ). El 6% de la población muestra un consumo de riesgo claro. Ante este escenario, Rodrigo Córdoba García, portavoz de la Sociedad Española de Medicina de Familia y Comunitaria (semFYC), ha sido contundente: «No hay ningún nivel de consumo de alcohol que sea beneficioso para la salud. No existen los conceptos de consumo moderado ni responsable». Así, la Organización Mundial de la Salud (OMS), señala que «incluso pequeñas cantidades de alcohol pueden causar cáncer, sobre todo en mujeres», y añade que «cuanto más alcohol bebes, más alto es dicho riesgo». Córdoba señala que todavía persiste el discurso sobre los presuntos beneficios del alcohol, especialmente del vino, en algunos entornos médicos. «Todavía hay cardiólogos y nutricionistas que insisten en que una copa al día puede ser buena para el corazón. No es aceptable promover esa idea desde el ámbito científico». El portavoz de SemFyc comentó que durante décadas se ha difundido información sesgada o incompleta que ha favorecido la percepción del alcohol como parte de una dieta saludable. «La dieta mediterránea sí, pero sin alcohol. No podemos seguir validando el consumo de vino como si fuera parte de un estilo de vida saludable». En ese sentido, insistió que expresiones como ‘consumo responsable’ o ‘consumo moderado’ deben desaparecer. «No existe un consumo responsable de una sustancia potencialmente adictiva y dañina. A partir de la tercera copa, el control ya no está garantizado». Aunque reconoció que « una sociedad totalmente abstemia no es realista en nuestro contexto cultural », sí subrayó que el mensaje debe ser claro y sin ambigüedades: «Cuanto menos alcohol se consuma, mejor». Especialmente preocupante es el consumo entre menores de edad, cuya edad media de inicio se sitúa en los 14 años. «Cuanto antes se empieza a beber, mayor es el riesgo de desarrollar problemas de salud física, mental y social. Empezar a los 14 años cuadruplica las probabilidades de tener problemas con el alcohol en la vida adulta respecto a quien empieza a los 21 », aseguró. También denunció que desde 2002 existen iniciativas frustradas para legislar el consumo de alcohol en menores. «Se han sucedido promesas, borradores y comisiones. En 2017 hubo incluso una comisión mixta Congreso-Senado que abordó el tema, pero desde entonces no se ha movido nada. Llevamos 23 años mareando la perdiz». El manifiesto propone una hoja de ruta en la que se incluyen aspectos como reducir la demanda de alcohol aumentando los impuestos y alineándolos con la media europea, con tasas proporcionales al contenido alcohólico; regular estrictamente la publicidad y el patrocinio, incluyendo el entorno digital y las bebidas 0,0, especialmente en espacios donde haya menores; desarrollar un etiquetado obligatorio y completo en bebidas alcohólicas, con advertencias sobre salud, riesgos durante el embarazo, conducción, desarrollo en menores y contenido calórico, o vigilar el cumplimiento de la prohibición del consumo en vía pública, apelando a los ayuntamientos y sustituyendo multas por programas educativos, y el del consumo de alcohol al volante con objetivo 0,0. Asimismo proponen reducir la oferta regulando horarios, accesibilidad, visibilidad en puntos de venta y prohibiendo promociones agresivas como ‘2×1’ o ‘happy hours’ ; implantar programas de prevención educativa, validados científicamente, en el entorno escolar con participación activa de familias y sin influencia de la industria del alcohol; mejorar la asistencia sanitaria y social, con formación profesional en detección precoz, intervención breve y acompañamiento sin estigmatización , incluyendo programas de reducción de daños; promover el ocio libre de alcohol, generando alternativas saludables especialmente para jóvenes y familias, y priorizar la investigación en prevención del consumo de alcohol y en políticas públicas basadas en evidencia científica. El documento pretende promover un cambio cultural profundo que desvincule el alcohol de las celebraciones y de la vida cotidiana y reclama el compromiso de padres, educadores, medios de comunicación y líderes sociales para visibilizar alternativas y reforzar los mensajes de salud. «No pretendemos una sociedad completamente abstemia, porque eso hoy por hoy es inviable. Pero sí queremos una sociedad más consciente, más crítica y mejor informada», concluye Córdoba .

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