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​No habrá pico del petróleo… pero habrá pico del precio: 60–70 dólares

Publicado: noviembre 15, 2025, 5:45 am

El mercado del petróleo lleva meses enviando señales, muchas veces contradictorias. Entre anuncios de transición energética, tensiones en Oriente Medio y previsiones de demanda que suben y bajan como una montaña rusa, el barril trata de buscar un nuevo nivel de equilibrio que desconcierta a los analistas.

El petróleo ya no vuela por encima de 100 dólares entre sobresaltos geopolíticos. Tampoco se hunde al borde del colapso como en 2020. Se ha instalado en una franja que parecía imposible hace solo unos años. Una especie de meseta silenciosa que gira en torno a los 60 o 70 dólares y que amenaza con quedarse mucho más tiempo del que nadie imaginaba.

Mientras tanto, la Agencia Internacional de la Energía (AIE) ha revisado sus escenarios, y la lectura introduce un matiz relevante. Con las políticas actuales, no aparece un pico de la demanda. Las proyecciones apuntan a un consumo que continúa creciendo hasta mediados de siglo y que podría superar los 110 millones de barriles diarios en 2050. Aun así, las cotizaciones se mantienen en un rango estrecho, y la demanda no ejerce la presión que habría ejercido en otros ciclos. Esta rigidez empieza a reflejarse en los informes de bancos globales y consultoras energéticas.

Ni OPEP, ni geopolítica

La oferta avanza con una rapidez que sorprende incluso a los analistas más optimistas. Estados Unidos mantiene niveles de producción históricamente altos y lo hace con una eficiencia operativa que reduce los costes de forma sostenida. Brasil continúa aumentando su bombeo en el offshore del Atlántico Sur y Guyana se ha convertido en uno de los casos más analizados por las grandes firmas, debido al crecimiento acelerado de su producción. Este movimiento conjunto de nuevos y viejos actores introduce más crudo del que el mercado esperaba hace solo unos años.

Los informes de los bancos de inversión coinciden en esta tendencia. Goldman Sachs ha señalado en varios análisis que la elasticidad de la oferta fuera de la OPEP limita la capacidad del Brent para consolidar precios por encima de los 70 dólares. JP Morgan coincide en la idea de que los repuntes son cada vez más breves, aunque sitúa márgenes ligeramente superiores en escenarios de tensión. Citi propone una lectura más conservadora, aunque su horquilla final converge con las estimaciones de sus competidores. El punto común es que el techo de precio se mantiene, independientemente de las diferencias metodológicas.

El último estudio publicado por Julius Baer refuerza ese planteamiento. El banco suizo calcula que la entrada de nuevas capacidades mantendrá un superávit moderado durante varios años. Los proyectos en marcha cubren buena parte de la demanda prevista, y esa cobertura reduce las opciones de que el crudo supere de forma sostenida el rango actual más allá de los 60 dólares. El informe también destaca que muchos países productores ajenos al cártel están aumentando su presencia en el mercado sin necesidad de precios altos para mantener rentabilidad.

En los países dependientes del petróleo, esta situación genera inquietud. Muchos elaboraron sus presupuestos con la idea de un barril por encima de los 80 dólares. Pero con un precio más bajo las cuentas públicas se ajustan y las decisiones fiscales se vuelven más sensibles. La OPEP ha intentado influir mediante recortes de producción y pausas en los incrementos de bombeo. Sin embargo, cada ajuste encuentra una respuesta casi inmediata en Estados Unidos, Brasil, Canadá o algunos productores africanos.

La tecnología amplía aún más esta dinámica. La automatización, la perforación de alta precisión y las mejoras en análisis sísmico han reducido los costes en prácticamente todas las fases de extracción. Muchos yacimientos que antes se consideraban marginales ahora producen a niveles competitivos. El sector añade barriles con menos recursos y menor riesgo operativo, un cambio que sostiene la oferta incluso cuando las cotizaciones se mantienen contenidas.

Por último, la transición energética añade complejidad al escenario. El consumo global crece con un ritmo más moderado y los avances en electrificación reducen ligeramente la intensidad energética en el transporte. El crecimiento existe, aunque sin la fuerza de décadas anteriores. Esta evolución coincide con un mercado que incorpora más oferta de la esperada y mantiene inventarios lo suficientemente holgados para absorber choques temporales. En este contexto la franja de 60-70 dólares se consolida como referencia de un mercado que continúa ajustándose a un equilibrio más estable de lo que nadie habría previsto.

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