Publicado: noviembre 24, 2025, 9:55 am
Tres de cada diez personas en el mundo —un 34% de la población mundial— padecen el síndrome del ojo seco o sequedad de la superficie ocular, un problema oftalmológico muy frecuente que puede ser favorecido o provocado por diversos factores (auto inmunológicos, ambientales, hormonales, tóxicos, etc.). La afección aparece cuando los ojos no producen suficientes lágrimas o cuando las lágrimas se evaporan demasiado rápido, dejando los ojos irritados y, a veces, doloridos. Los afectados, en su mayoría mujeres de más de 50 años, dependen de gotas oftálmicas o colirios que suplen la falta de hidratación natural del ojo, pero estas soluciones solo ofrecen un alivio temporal y deben aplicarse varias veces al día, lo que puede resultar poco práctico. En los casos graves, como el de las personas afectadas por la enfermedad de Sjögren , trastorno del sistema inmunitario que se identifica por sus dos síntomas más frecuentes (ojos y boca secos), el impacto de la enfermedad puede reducir notablemente la calidad de vida de los que la padecen y, al necesitar tratamiento de forma continua y no cubrirlo íntegramente la Seguridad Social, conlleva para ellos también una carga económica importante —el coste puede alcanzar varios cientos de euros al mes—. Una investigación liderada por el Instituto de Ciencia de Materiales de Barcelona (ICMAB-CSIC) en colaboración con el Centro de Oftalmología Barraquer de Barcelona ofrece una solución innovadora a este problema que permitiría dejar de lado a los colirios : un dispositivo de envase monodosis que los propios pacientes se acomodarán en la parte inferior del párpado, con un método de colocación similar al de las lentes de contacto, y que proporcionaría lágrimas artificiales continuas durante un largo período de tiempo (de hasta 8 horas). El proyecto ha sido seleccionado entre los 31 beneficiarios de la convocatoria 2025 del programa CaixaImpulse de la Fundación La Caixa, que promueve la transferencia al mercado de innovaciones biomédicas desarrolladas en centros de investigación, hospitales y universidades de España y Portugal y que tiene como objetivo general «acercar la ciencia básica a los ciudadanos». Anna Roig, investigadora del ICMAB-CSIC explica en una entrevista concedida a ABC las ventajas del nuevo dispositivo médico, que administra lágrimas artificiales durante todo el día proporcionando un alivio sostenido a los afectados por la enfermedad, con respecto a los tratamientos actuales. «El nuevo dispositivo ayudará en especial en los casos más severos como el de las personas afectadas por el síndrome de Sjögren, entre un 0,1% y un 0,5% de la población, que tienen constantemente que lubricar el ojo con colirio, algunos con plasma autólogo, y deben tener siempre a mano estos medicamentos. El problema es por la noche que no pueden hidratarse y se levantan con el ojo pegado», señala la especialista. El proyecto arrancó hace cinco años. En una primera fase, se ha evaluado en pacientes sanos la tolerabilidad del dispositivo y si es seguro. En la segunda fase, que se impulsará gracias al apoyo de la Fundación La Caixa —les ha concedido 150.000 euros dentro del programa CaixaImpulse—, se medirá la eficacia del dispositivo en pacientes afectados por la enfermedad y se estudiará su estrategia de comercialización. «No solo será el estudio clínico, veremos también el embalaje idóneo, haremos un estudio de mercado, ver a qué países podemos dirigirlo, etc…», dice Roig. La especialista expresa su satisfacción por los buenos resultados de la primera fase del proyecto. «Ha sido probado en personas voluntarias sanas y se ha demostrado que es seguro, cómodo y fácil de usar. Cuenta, además, con protección en Europa y está previsto que se valide en más ensayos con pacientes con ojo seco», apunta Anna Roig. «Aunque los resultados iniciales son alentadores, este proyecto se centrará ahora en actividades relacionadas con el rendimiento, la producción, la regulatoria y la comercialización. Esperamos que este tratamiento innovador para el ojo seco se convierta en una opción más eficaz y conveniente que los métodos actuales», añade Thomas Meslier, investigador del ICMAB y miembro del proyecto. Hubo un producto similar pero se dejó de comercializarse debido a su elevado coste. En el caso del dispositivo del ICMAB-CSIC, Roig avanza que «se intentará que lo cubra, al menos los cuadros más severos, la Seguridad Social». Respecto a la fecha en que el nuevo dispositivo podría estar en el mercado, la especialista asegura que «si todo va según lo previsto y no hay obstáculos podría estar comercializado antes de cinco años». La Fundación La Caixa ha resuelto la convocatoria 2025 del programa CaixaImpulse, mediante la cual apoya 31 proyectos biomédicos procedentes de centros de investigación, hospitales y universidades de España y Portugal. En total, la entidad destinará 3,8 millones de euros a esta iniciativa, que tiene como objetivo acelerar la llegada al mercado de estas innovaciones para acercarlas a los pacientes que puedan necesitarlas.
