Publicado: noviembre 18, 2025, 11:37 am
En un contexto en el que la economía crece con fuerza –lo hizo al 0,6% trimestral entre julio y septiembre-, de resiliencia del mercado de trabajo y en el que la recaudación de impuestos está comportándose mejor de lo previsto, el Gobierno ha aprobado un techo de gasto o límite de gasto no financiero récord de 212.026 millones, un 8,5% superior al anunciado inicialmente para este ejercicio, sin tener en cuenta los fondos europeos. Esta es la cifra que sirve de eje para la elaboración de las nuevas cuentas públicas, de las que la vicepresidenta primera, María Jesús Montero, ha asegurado que son unos presupuestos «expansivos y responsables».
Son 16.673 millones de euros más, aunque si se incluye el impacto de los fondos Next Generation, el techo de gasto se sitúa en los 216.177 millones de euros, también un 8,5% más. Montero ha precisado que este techo de gasto permite extender derechos y consolidar las partidas presupuestarias del Estado del bienestar. «No son presupuestos para el Gobierno, son para los ciudadanos», ha incidido en rueda de prensa en Moncloa.
La ‘número dos’ del Ejecutivo ha avanzado además que Hacienda maneja una cifra de ingresos por impuestos por encima de los 325.000 millones de euros, un 10% superior a la del pasado ejercicio, en el que lo recabado vía tributos fue también un volumen récord en plena expansión de la economía -el PIB creció un 3,5%, según la última actualización del Instituto Nacional de Estadística y de cara a este año el Gobierno ha mejorado dos décimas su estimación hasta el 2,9%-. De cara al año que viene, prevé que los ingresos crezcan otro 8,5% sin necesidad de medidas adicionales.
El Consejo de Ministros da así un paso clave de cara al trámite de los Presupuestos Generales del Estado de 2026, después de que los de 2023 hayan sido prorrogados por dos ejercicios consecutivos ante la imposibilidad de lograr los acuerdos parlamentarios necesarios para poder sacar adelante unas nuevas cuentas públicas.
Objetivo: aprobar los presupuestos entre abril y mayo
En esta ocasión, el Ejecutivo tampoco lo va a tener fácil. La senda de estabilidad (límites de déficit, deuda y regla de gasto) para el periodo de 2026 a 2028 incorpora el mismo objetivo de déficit autonómico del 0,1% para cada uno de los ejercicios que fue tumbado en julio del año pasado en el Congreso de los Diputados con los votos en contra de Junts.
La vicepresidenta ha confirmado que el objetivo del Gobierno es enviar la senda de estabilidad la semana que viene a la Cámara Baja, con el objetivo de presentar los Presupuestos «en la fecha más avanzada» posible, en principio, a mediados del primer trimestre y poder completar el trámite y tener las nuevas cuentas aprobadas «a lo largo del mes de abril o mayo», ha puntualizado.
La nueva senda de estabilidad mantiene los objetivos globales de reducción del déficit público del plan Fiscal y Estructural remitido a Bruselas. El agujero de las cuentas públicas se situaría en el 2,1% del PIB el año que viene, en el 1,8% el próximo y en 1,6% de cara a 2028. En el caso de la deuda, el pasivo del conjunto de Administraciones Públicas se reduciría al 100,9% el próximo ejercicio, al 100% en 2027 y cerraría en el 99,1% de cara al último ejercicio de las proyecciones. Como ya avanzó el lunes en su encuentro con los consejeros autonómicos, la regla de gasto (el incremento máximo permitido del gasto computable) será del 3,5%, del 3,4% y el 3,2%, respectivamente.
Un crecimiento del 0,7% en el cuarto trimestre e indicadores de pobreza en el nuevo cuadro económico
El ministro de Economía, Carlos Cuerpo, prevé que la economía crezca entre el 0,6 y el 0,7% en el cuarto trimestre, consistente con ese avance del 2,9% que estima ahora para el conjunto del ejercicio. En su nuevo cuadro económico, el Ejecutivo sitúa el avance del PIB el año que viene en el 2,2%. Cuerpo ha puesto en valor cómo esas buenas perspectivas para el trimestre en vigor suponen «un efecto arrastre muy significativo para el año 2026».
Por primera vez, el Gobierno ha incluido en el cuadro de proyecciones que sirve de eje para las cuentas públicas la evolución de tres indicadores de pobreza y desigualdad, que se sumarán a los cálculos de PIB, empleo, tipos de interés o precio del barril de crudo y permitirán visualizar si la mejora de las cifras macro tiene reflejo en la economía real. Se trata de la tasa de riesgo de pobreza, la brecha entre el 20% más rico y el 20% más pobre, y el índice Gini, que mide el nivel de desigualdad.
Cuerpo ha hecho hincapié en que la tasa de riesgo de pobreza ha caído ocho puntos desde 2018 y está en su nivel más bajo desde 2007, el año en que estalló la crisis financiera. Así, se ha cerrado un tercio de la brecha que existía con la media de la Eurozona. El Ejecutivo confía en que esa brecha siga menguando hasta «prácticamente la mitad» a cierre de 2028. «Es un primer intento de conectar lo macro con lo micro», ha explicado el ministro, que no descarta incorporar otras variables al análisis.
