Publicado: octubre 5, 2025, 3:30 am
Ya nos habíamos acostumbrado a separar la obra del artista, como se hace con las yemas y las claras. Ahora toca algo mucho más difícil: separar al artista del sátrapa. Los dictadores se pegan a ellos con el mismo cemento con el que sellan las fosas de sus disidentes. Habría que taladrar tanto para rescatar un gramo de la admiración que inspiraron antes de convertirse en bufones de los tiranos que no merece la pena.