Publicado: octubre 2, 2025, 3:06 am
La H-1B es una clasificación de visa de no inmigrante en Estados Unidos que permite a las empresas contratar a trabajadores extranjeros para ocupaciones especializadas. Es la vía habitual que cualquier empleador estadounidense utiliza para contratar a trabajadores cualificados. Donald Trump está en guerra con la H-1B.
La idea de ese visado fue de la administración de George Bush, en 1990. En un momento de escasez de mano de obra especializada, se quiso «animar la inmigración de personas de gran talento, como científicos, ingenieros y educadores», como decía el texto de aquella ley. Pero ahora, 35 años después, Trump quiere que esos empleos sean para estadounidenses no para extranjeros, por muy capacitados que estén.
El presidente estadounidense anunció hace unos días un castigo para estas visas de trabajo, una tarifa anual de 100.000 dólares. Según la Casa Blanca, el H-1B «se ha utilizado sistemáticamente para reemplazar, en lugar de complementar, a los trabajadores estadounidenses con mano de obra extranjera, menos cualificada y con salarios más bajos».
Trump ha tenido la mira en estos visados desde hace años (ya en su primer mandato). Su Administración acusa a las empresas, especialmente a las de tecnologías de la información, de usar el H-1B para «externalizar» su fuerza laboral, con la meta de lograr «un ahorro considerable» en masa salarial.
Informáticos y de la India
La regulación e implementación de los programas de visas está a cargo del Servicio de Ciudadanía e Inmigración de EEUU (USCIS), una agencia del Departamento de Seguridad Nacional (DHS). Los extranjeros pueden tener estatus H-1B mientras se encuentren residiendo en el país.
Cada año, el programa H-1B ofrece 65.000 visas para trabajadores extranjeros temporales en campos especializados y otras 20.000 para quienes tienen títulos avanzados. Se aprueban por un período de tres a seis años.
Según datos oficiales, en 2024, India fue el principal beneficiario de este tipo de visado, con el 71% de los aprobados. Detrás, pero lejos, aparece China, con el 11,7%.
Hasta ahora, los solicitantes han pagado una pequeña tarifa para entrar en una lotería. Si son seleccionados, deben hacer otro pago que puede ser ya de varios miles de dólares. De hecho, lo habitual es que esta cantidad la abone la empresa que contrata.
De los empleos bajo el programa H-1B, unos dos tercios están relacionados con informática. En la primera mitad de 2025, Amazon aprobó más de 10.000 de estas visas, Microsoft, más de 5.000 y una cifra similar, Meta Platforms.
Palo para las tecnológicas tras dar millones a Trump
Las grandes tecnológicas están preocupadas. La medida puede perjudicar su cuenta de resultados y eso ya se ha percibido en su valor bursátil. Y están que trinan porque la industria tecnológica contribuyó con millones de dólares a la campaña presidencial de Trump.
De hecho, no hace tanto (fue el pasado 4 de septiembre) de la cena que el presidente de EEUU celebró en la Casa Blanca con los magnates tecnológicos. Estuvieron allí desde Bill Gates (Microsoft) a Tim Cook (Apple), pasando por Mark Zuckerberg (Meta) o Sergey Brin (Google). Y todos gastaron elogiosas palabras para Trump.
Fue llamativa la ausencia de Elon Musk. Precisamente el CEO de Tesla y Space X defiende que las H-1B traen trabajadores altamente cualificados y esenciales para cubrir vacíos de talento y mantener la competitividad. Sabe de lo que habla, porque Musk llegó desde Sudáfrica con uno de estos visados.
Un tiro en el pie de la innovación
El castigo a la H-1B no sólo preocupa a las grandes tecnológicas. Los analistas dudan de que EEUU tenga todos esos trabajadores muy cualificados que se necesitan. De entrada, algunos como Aaron Reichlin-Melnick, director de políticas del American Immigration Council, cuestionan la legalidad de la nueva tasa de 100.000 dólares. «El Congreso solo ha autorizado al gobierno a fijar tarifas para cubrir el costo de procesar una solicitud», ha asegurado en Bluesky.
Los profesores universitarios Hemant Bhargava y D. Daniel Sokol firman una columna en Los Angeles Times donde aseguran que «los inmigrantes desempeñan un papel importante en las iniciativas empresariales en Estados Unidos, en particular en la innovación de startups«. Segun ellos, son responsables del 23% de la producción de innovación en aquel país. Por eso Bhargava y Sokol afirman que aumentar el costo de las H-1B «frenaría su uso y reduciría la prosperidad y la innovación en EEUU justo en un momento de gran necesidad».
Deedy Das, socio de Menlo Ventures, considera que agregar nuevas tarifas «crea un desincentivo para atraer al talento más inteligente del mundo a EEUU». En su opinión, si el país deja de atraer al mejor talento, «reduce drásticamente su capacidad de innovar y crecer económicamente».